Capítulo 60

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
Las chicas entraron a mi cuarto, y cerraron la puerta tras ellas. Alya me observó de arriba a abajo, y mis manos temblorosas me delataron.

—¿Pasó algo, Mari?—Me preguntó Alya, sentándose junto a mí, y tomando mis manos.

—Mis padres me acaban de dar la charla—Contesté, sacudiendo mis manos—Y fue tan incómodo.

—Entonces, ¿ya saben que tú y Adrien...?—Preguntó Alix, con una sonrisa pícara.

—¡NO!—La interrumpí—Piensan que lo haremos esta noche por primera vez.

—¿Por qué pensarían eso?—Preguntó Rosita, confundida.

—Porque Adrien no pudo controlar sus nervios, al pedirles permiso para que yo pasara esta noche en su casa—Expliqué.

—Bueno, chica, entonces ya podrán hacerlo tranquilos, sin tener que esconderse—Me dijo Alya, regalándole una sonrisa que intentaba desesperadamente tranquilizarme.

—Cierto, ahora, ¡arreglémonos para el baile!—Dijo Zhoe, entusiasmada.

Nos maquillamos, nos peinamos, y nos pusimos nuestros vestidos. Yo dejé mi cabello suelto, con dos pequeñas y finas trenzas que se unían con un lazo al final de mi cabello, con los mismos tacones plateados que había usado en la fiesta de Ethan, y por supuesto, el vestido que había pasado tantas noches en vela confeccionando.

Los chicos no tardaron en llegar, aunque el mío se estaba tardando

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Los chicos no tardaron en llegar, aunque el mío se estaba tardando. Todas mis amigas fueron recogidas por sus citas, y en el caso de Rosita y Juleka, las llevaron Luka y Zhoe. Luego de esperar unos minutos, que se me hicieron eternos, apareció Adrien.
Se bajó de su carro, y me hizo una reverencia, extendiendo su mano, la cual, tomé, y me subí con él al carro.

Algo estaba mal con él, pero no me atrevía a preguntarle. ¿Cómo yo lo sabía? Su sonrisa era fingida, y no me había dicho, ni siquiera un hola, solo estaba ahí, como un acompañante fantasma. Nos bajamos del vehículo, y entramos al salón de baile. Traté de ser lo más paciente, y comprensiva que pude, traté de hablarle para animarlo, pero a penas sí me dirigía la palabra.

—¿Quieres ponche?—Pregunté, regalándole una sonrisa más.

—No, gracias—Me dijo, y sonó como un robot.

—¿Quieres bailar?

—No.

—¿Estás bien?

No respondió a mi última pregunta, solo miró al suelo, y me ignoró por completo.

—¿Adrien? Te estoy hablando—Insistí.

—Solo... disfruta de la fiesta—Me dijo, triste, y besó mi frente—Luego hablamos.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora