Capítulo 37

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Adrien:
Ella se está comportando de una forma un poco extraña. Sus zafiros están clavados en mí, con más intensidad que nunca, y su sonrisa brilla más esta noche.

—Yo también te necesito cerca de mí—Dijeron sus labios, y tomó mi mano.

Y no cabía duda de eso. Todas las noches venía a visitarme, o yo la visitaba a ella, y dormíamos abrazados, porque era literalmente el único tiempo que teníamos para pasar juntos. Ahora que terminé de ponerme al día con la escuela, no sabía cómo sería nuestra relación, solo esperaba que no dejáramos de dormir juntos todas, o casi todas las noches. Me había acostumbrado demasiado rápido a arrullarme en su abrazo, y a que su respiración fuera mi canción de cuna. Sí que amaba a esta chica, y estaba seguro de que quería pasar el resto de mi vida con ella.

De repente, llevó una de mis manos hasta el lado izquierdo de su pecho, y yo me sonrojé ante la cercanía de mi mano con sus senos.

—Siempre estás aquí, y en mis pensamientos—Añadió, robándome una sonrisa.

¿Por qué tenías que ser tan perfecta, Marinette Dupain-Cheng? Pensé, y sonreí.

—Sabes que te amo—Dije, y deposité un lento beso en sus labios.

Traté de separarme, para seguir bailando, pero sus manos atraparon mi camisa con ferocidad, y me atrajo hacia ella. Comenzó a besarme de nuevo, pero esta vez, las sensaciones que me provocaba eran más intensas, y pude notar que ella también se sentía así. Su cuerpo temblaba un poco, mientras que su lengua danzaba con la mía en una batalla interminable de besos, hasta que, finalmente, nos quedamos sin aire, y nos vimos obligados a separarnos para respirar.

—¡Eso fue increíble!—Comenté, con una sonrisa, mientras trataba de controlar mi respiración

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—¡Eso fue increíble!—Comenté, con una sonrisa, mientras trataba de controlar mi respiración.

Sentí un impulso extraño, uno al que no me pude resistir, y fue el de tomar su cintura entre mis brazos, y pegarla a mi cuerpo.

—Tus besos me saben cada día mejor, princesa—Pensé en voz alta, con temor de que a ella le pareciera inapropiado mi comentario, pero lejos de eso, ella solo se rió, y enredó sus brazos en mi cuello, para lanzarse a besarme de nuevo.

Sus labios envolvieron los míos en otro intenso beso que me dejaba sin aire, pero si era con ella, me gustaba el no poder respirar. Sentía cosas nuevas, y un calor recorriendo todo mi cuerpo, junto con la necesidad de seguirla besando, y de pegarla más a mí.

Luego de unos instantes, sentía que algo se iba despertando en mi entrepierna, lo cual, ella notó, y miró hacia abajo. ¿Acaso estaba teniendo una erección? Mis mejillas se sonrojaron, y una alarma se disparó en mi cabeza. No podía ser que mi despertar de hormonas adolescente nos arruinara el momento. Sentía calor, así que supuse que el remedio sería una ducha bien fría.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora