Capítulo 64

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Adrien:
Me sentía nervioso, aterrorizado. Me había puesto una ropa elegante, y había preparado un ramo de rosas blancas y rosas para llevárselas a mi prometida. Me gustó la sensación de hacerlos yo mismo, transmitían mejor el mensaje de amor que tenía mi corazón para ella.

—Buena suerte, amor—Me dijo mi mamá, mientras besaba mi frente—Has sido el mejor novio del mundo, y en verdad, te has ganado el corazón de tu hermosa novia.

—Gracias, mamá—Le dije, aún nervioso, antes de bajarme del auto.

—Todo saldrá bien, Adrien, lo más importante es que Marinette y tú se aman—Dijo Natalie, con una sonrisa.

—Gracias, a las dos, son las mejores—Les dije, dejando un beso en la mejilla de cada una.

Me bajé del auto, y me sorprendí al ver que la panadería estaba cerrada. Había un cartel que decía: Lo sentimos mucho, estimados clientes, pero la panadería Dupain-Cheng se encuentra cerrada el día de hoy por un asunto familiar. ¡Vaya que se habían tomado en serio la cena de compromiso de su hija! Y eso me daba un poco de miedo.

Llamé a la puerta, y me abrió Marinette, a quien saludé con un rápido beso en los labios, y me miraba con una hermosa sonrisa, de esas que eran capaces de tranquilizarme, aún en los peores momentos.

—Bienvenido, Adrien—Me dijo Sabine, contenta—Toma asiento—Señaló al sofá.

Yo obedecí, y me senté junto a mi novia, quien entrelazó su mano con la mía, y me miraba, sonriente. Sus padres se sentaron frente a nosotros y, por primera vez, no me sentí amenazado por la mirada de Tom.

—Creo que tienes algo que decirnos, muchacho—Dijo Tom, ¿sonriente?

—Papá—Lo regañó Marinette—No lo presiones.

—Está bien, princesa—Dije, y besé su frente, para luego, dar un profundo suspiro, y finalmente, hablar—Señor y señora Dupain-Cheng, hoy me encuentro aquí para hacerles la petición más importante de mi vida, y espero, también de la vida de su hija.

—¡Claro que lo es, amor!—Dijo Mari, mientras apoyaba su mentón en mi hombro, y me regalaba esa mirada de niña enamorada que me hacía sentir tan bien, mientras apretaba suavemente mis manos.

—Mari, déjalo hablar—Dijo su madre, y soltó una risita.

—Tom, Sabine—Seguí hablando—Me gustaría pedirles formalmente la mano de su hija, en matrimonio.

—Todo lo que queremos es que ella sea feliz—Dijo Sabine.

—Y tú has demostrado ser todo un hombre, dando la cara por ella, y protegiéndola de todo, en múltiples ocasiones. En ocasiones, ustedes parecen Ladybug y ChatNoir, cuando se trata de protegerse entre ustedes.

Mari y yo tuvimos un pequeño infarto al ser comparados con nuestros alteregos, ya que nuestras identidades eran un secreto, de nuevo. Los padres de Marinette no podían saber nada, porque estarían preocupados todo el tiempo al tener a su hija lejos de casa, y sabiendo que está constantemente luchando contra los akumas. Marinette había decidido protegerlos de esa angustia, y yo respetaba eso.

—Chicos, Sabine y yo lo estuvimos hablando—Añadió su padre—Desde que nuestra amada Marinette nos contó, a noche, y hemos decidido que tienen nuestra bendición, y todo nuestro apoyo.

—¿Necesitan ayuda buscando el apartamento?—Insistió su mamá.

—No, gracias, señora Sabine—Dije, un poco apenado—Mi mamá y Natalie ya se están encargando de eso.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora