[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]

Capítulo 65

Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
El mundo parecía haberse congelado, mientras caminaba a cámara lenta por el altar, del brazo de mi padre, hasta ser entregada al chico que siempre amé, y al que amaría por siempre. Adrien me miraba, y parecía estar hechizado, no podía quitarme los ojos de encima, mientras yo sentía que mi corazón explotaría en cualquier momento.

Finalmente, llegué hasta él, y mi padre le entregó oficialmente mi mano, la cual, se entrelazó con la suya. Ninguno de los dos podía parar de sonreír, y tampoco queríamos hacerlo. Ese era nuestro día, el que se quedaría grabado en nuestros recuerdos para siempre.

—T-t-te ves hermosa—Tartamudearon sus labios, y yo sonreí, un poco sonrojada.

—Tú también te ves muy guapo—Le devolví el cumplido.

—¿Iniciamos la ceremonia, jóvenes?—Nos preguntó el sacerdote.

—Sí, padre—Dijimos mi prometido y yo, al simultaneo.

El sacerdote recitó la ceremonia religiosa, y sus palabras sobre el amor verdadero y eterno eran hermosas. No podía parar de pensar en cuánto amaba al chico con el que estaba a punto de casarme.

—Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora, o calle para siempre—Añadió el sacerdote, y un silencio abrumó la catedral.

—¡Yo me opongo!—Dijo Chloe, con una gran indiferencia—Adrikins es mío, y el que se esté casando con la panadera es ridículo, totalmente ridículo.

—El padre preguntó por una objeción real, Chloe, no por una fantasía de niña mimada—La regañó Zhoe.

—Ya di mi razón. Adrikins es mío—Protestó Chloe—Es el chico perfecto para la chica perfecta.

—¡BASTA!—Gritó Kagami, furiosa, mientras se levantaba del asiento, e iba hasta donde Chloe—No vas a arruinar la boda de mis mejores amigos. Te irás, o haré que los de seguridad te saquen.

—¡Ja! Como si mi papi fuera a dejar que eso pasara.

—Chloe—Dijo Emilie, furiosa—Deja de portarte como una niña chiquita, y deja en paz a mi hijo. Marinette se ha ganado el lugar en donde está ahora mismo, y no voy a dejar que arruines el momento de mis chicos.

—Honestamente, no sé cómo prefieres a la panadera, antes que a mí, Emilie. ¡Si soy perfecta!

No puede estar pasando esto... no el día de mi boda. Pensé, mientras sentía taquicardia, y me refugié en los brazos de Adrien, escondiendo mi rostro en su pecho. No quería llorar en frente de Chloe, y darle el gusto, pero en verdad sentía ganas de hacerlo.

—¡Que alguien la saque de aquí!—Gritó Adrien, furioso.

—¡PAPIIIIII!—Gritó Chloe.

—Solecito, nos tenemos que ir—Le dijo el alcalde a su hija.