Capítulo 21

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
Bajé a la panadería, ya lista para salir, con mis documentos legales, mi celular, y la grabadora, dentro de mi bolsa, y los papeles del permiso, firmados por mis padres, en mis manos. Me acerqué lentamente hacia ellos, con miedo de mirarlos, y que cambiaran de opinión.

—B-buenos d-días—Tartamudeé, tímidamente.

—Buenos días, cariño—Me dijo mi mamá, con una sonrisa—Ya veo que encontraste nuestra sorpresa en tu escritorio.

—S-sí—Dije, un poco apenada por la forma en la que les había hablado los días anteriores, aunque quizás, eso era lo que les había hecho cambiar de opinión.

—Mira, Marinette, no me gusta para nada esto que vas a hacer hoy—Comenzó mi padre, poniendo mis nervios de punta—Pero te dejaremos hacerlo porque entendemos que necesitas hablar con ese señor para cerrar ese ciclo.

—Hoy irás con tu amiga Alya, y con la señora Natalie a verlo, con una condición—me dijo mi madre, con un gesto serio.

—¿Cuál?

—Si estás lo suficientemente bien como para ir a la cárcel a visitar al criminal que destruyó tu vida, estás lo suficientemente bien como para regresar físicamente a la escuela—Concluyó mi padre.

—Sabes que nunca he dejado la escuela. Seguí estudiando, desde casa—protesté.

—Y tus calificaciones bajaron—Me dijo, y suspiró—No te habíamos reprochado eso, debido a la situación, pero todo tiene un límite.

—Queremos que regreses a la escuela, y que vuelvas a tener tus calificaciones brillantes, después de todo, el siguiente año te gradúas—Argumentó mi madre.

—¿Tenemos un trato, jovencita?—Me preguntó mi padre, firme.

—Lo tenemos—Afirmé—Y... lamentó las discusiones que hemos tenido últimamente.

—Estas creciendo, pequeña—me dijo mi mamá—y aunque nos cueste aceptarlo, ya eres casi una mujer hecha y derecha.

—Lo único que te pedimos es que empieces a portarte como la casi adulta, como la que quieres ser tratada. Tendrás más libertades, pero también, debes hacerte responsable de tu vida: tus calificaciones, tu alimentación, tu hidratación. No quiero volver a escucharte discutir con tu madre porque no quieres comer.

—Ahora, siéntate—Me dijo mi mamá, con una sonrisa—De aquí no sales sin desayunar.

—Vale—dije, intimidada por su determinación, con respecto a mejorar mi alimentación.

Me senté a desayunar, y terminándome la última tostada, escuché el claxon del coche de Natalie. Salí prácticamente corriendo de mi casa, y me subí en el auto. Nos dirigimos a recoger a Alya, quien no tardó mucho en bajar, y en subirse al vehículo, sentándose a mi lado.

—Todavía no entiendo cómo cambiaron de opinión—Insistí, pensativa.

—Natalie habló con tu mamá, y con la mía—Me dijo Alya—Luego, hablaron entre ellas, y decidieron firmar los papeles. Mi mamá me lo contó todo a noche.

—Ya—Bromeé—Y déjame adivinar, te pidieron algo a cambio.

—No, ¿a ti sí?

—Me pidieron que regresara físicamente a la escuela, y que obtuviera calificaciones perfectas. Tuve que acceder—Comenté, alzando los hombros.

—¿Y tú estás bien con eso? ¿Seguro que puedes manejarlo? ¿Te sientes lista para volver a ir a la escuela?—Me preguntó mi amiga, preocupada.

—Si he sobrevivido hasta ahora sin auto borrarme la memoria, puedo manejar lo que sea—Comenté, con un atisbo de sonrisa, y mi amiga me abrazó, y luego, me dirigí hacia Natalie—¿Qué les dijiste que fue tan convincente?

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora