Capítulo 27

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
Me llevó, saltando entre los árboles, hasta un punto en el bosque, desde el cual, se divisaba la silueta de una pequeña cabaña en medio de la nada, cuyas ventanas estaban selladas con tablones de madera. A penas era visible por la neblina. Sentibug abrió las esposas con la pequeña llave que salió de su yo-yo, liberándonos a ambas.

—Aquí es—me dijo, y comenzamos a caminar hacia la cabaña.

¡Marinette, cuidado!

Le escuche decir a la voz de Adrien, pero no venía del interior de la cabaña, sino del bosque. Mi piel se erizó al escuchar su voz. Después de meses, al fin escuchaba su hermosa voz, pronunciando mi nombre, y no podía explicar todo lo que sentí en ese momento. Mi corazón quería escapar de mi pecho, y mi respiración se aceleró, entrecortándose por momentos.

M'Lady, no entres en la cabaña, yo no estoy ahí. Es peligroso ahí adentro, está sellada por una razón. Ven, y buscame en el bosque.

Me detuve en seco al escuchar las palabras de mi novio. Me parecía extraño que Sentibug ni se inmutara con las palabras de Adrien, lo cual, me llevaba a penar: ¿y si solo yo podía escucharlo? ¿Y si era todo un juego macabro que me estaba jugando mi mente? ¿Y si esa voz de Adrien que escuché solo me habló dentro de mi cabeza? ¿Y si es solo mi imaginación, basándose en mis miedos? Porque, siendo honesta, mi mayor miedo en ese momento era abrir esa maldita puerta, y que Adien no estuviera ahí adentro.

—¡Maldito cretino!—Gritó Sentibug, furiosa—¡DEJA DE JUGAR CON LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMÁS!

—¿A quién le hablas, Sentibug?—pregunté, confundida.

—Su nombre es Sentilusion, y se dedica a robar la apariencia, y sonido de tu mayor miedo, o tu mayor deseo, y lo utiliza para torturarte psicológicamente. Si eres feliz con tu vida, tratará de atormentarte con tu peor pesadilla, y si no lo eres, pues te recordara lo que más quieres, y no tienes. Tu novio escuchaba tu voz, llamando para que saliera de la cabaña, y yo escucho a Mayura dándome órdenes.

—Yo escucho a Adrien, diciéndome que no entre en la cabaña, que me vaya al bosque tras él—confesé, y me alegré de haber desconfiado, y de no haber caído en la trampa.

—Sigamos caminando—me dijo, y ambas continuamos, hasta que llegamos a un punto en el que no había neblina.
Era increíble. La neblina rodeaba los alrededores de la cabaña, pero a una distancia de, más o menos, unos veinte metros de las paredes.

—¿Por qué no hay neblina cerca de la cabaña?—pregunté, curiosa porque mientras caminaba por la ciudad, pude observar que la neblina casi entraba en las casas, y edificios abandonados.

—Porque la cabaña es mágica, protege de cualquier daño físico a quien viva en ella. Tiene una barrera mágica, la cual, solo la pueden atravesar criaturas con buenas intenciones para con la persona que reside dentro de la cabaña. ¿Por qué crees que lo dejé justo ahí, cariño? Porque sabía que iba a estar a salvo.

—Entonces, no nos dejará cruzar—dije, preocupada—Mi intención es llevarme a Adrien de ahí.

—Para llevarlo de vuelta al lugar al que pertenece, y amarlo hasta el final, ¿acaso eso no es tener buenas intenciones?

—Viéndolo así... pero... la cabaña se quedaría sin su protegido.

—La magia de la cabaña es pura, como una persona enamorada: que quiere ver a su amado, o en este caso, protegido, feliz, aunque no sea en o con ella.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora