Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.
Marinette:
Plagg estaba siendo muy grosero, ofendiendo a personas que ni conocía, y eso me molestaba. Seguí mirándolo, y él a mí. No se podía definir quien estaba más enojado de los dos.—El respeto se gana, no se impone, y con esta actitud de niña malcriada e inmadura, perdiste todo el respeto que yo te tenía—Me dijo, furioso.
—Plagg, cálmate, es la guardiana con quien estás hablando—le dijo Tikki, intentando tranquilizarlo.
—¡Está siendo muy injusta!—protestó Plagg, igual de molesto.
—No tienes ni el más mínimo derecho de decir eso—dije, conteniendo mi emojo.
—¡Sí que lo tengo porque es la maldita verdad!—Gritó el gato.
—No lo es, Plagg, Adrien nos abandonó—Insistí, tratando de no gritarle de vuelta y... no sé... quizás ¿transmitirle mi falsa calma?
Te entiendo, amigo, para mí también es difícil acostumbrarme a estar sin él... pero no fuimos nosotros quienes decidimos, sino él... Pensé, y mis ojos ardían. Quería tirarme a la cama a llorar como la patética idiota que era al estar enamorada de un chico al cual yo no le importaba en lo más mínimo, pero debía confortar a Plagg primero, era mi deber como su guardiana.
—¡Lo hizo para protegerte, tonta!—Gritó Plagg, sacándome de mis pensamientos, y captando toda mi atención—Pero estás tan ciega por tu orgullo de mujer herida, que no lo ves.
—Jamás lo había visto tan enojado—comentó Tikki, con un poco de temor en su voz.
—Estás siendo injusta, Marinette, muy injusta con el pobre de Adrien—repitió Plagg.
¿Él hablaba de injusticia? ¿Qué tal su actitud hacia mí cuando todo lo que había hecho era cuidarlo desde que Adrien nos abandonó? ¿Qué tal el hecho de que ese chico me haya dejado, como si fuese basura, después de que le di todo de mí? Pensé, y cerré mi puño, con ira y dolor. No solo me refería a que le entregué mi cuerpo, y mi virginidad, hablaba de todas las noches que no dormí por investigar una forma de traerlo de vuelta cuando su padre lo había hecho desaparecer, de todos esos días que me salté las clases para darle la terapia que su padre jamás le dejaría tomar, todas las veces que tuve que desvelarme para ponerme al día con el instituto, porque haber perdido las clases, por él. Todo lo que había hecho había sido amarlo, y lo que había recibido a cambio fue su desprecio. ¿Injusto que él me desechara, dejándome rota, y que yo intentara reconstruirme, y reemplazarlo? No me lo parecía. Estaba a punto de explotar, y lo hice:
—Hago mi mayor esfuerzo para levantarme cada maldito día, para fingir estar bien, y salvar a la ciudad de los malditos akumas, y lo único que consigo a cambio son malditas críticas—dije, después de haber perdido ya los estribos—De la gente, porque terminé con mi novio hace una semana, y ya me vieron en el centro con otro chico, y de ti, porque necesito un nuevo portador de tu miraculous para luchar a mi lado. ¡DÉJENME RESPIRAR! ¿Acaso saben lo que se siente tener el corazón roto? ¿Ser traicionado por la persona que amas? No, ¿verdad? Porque los kwamis no se enamoran, pero por desgracia, los humanos sí, y es lindo cuando lo tienes, pero cuando lo pierdes... ¡DUELEE!
Después del último grito, caí de rodillas en el suelo, sin poder evitar explotar a llorar, y soltar unos cuantos gritos ahogados. Realmente me sentía mal, por momentos, deseaba morir, pero pensaba en mis padres, en Alya, y en todos mis amigos, ellos me daban fuerza para seguir adelante.
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[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]
Fanfiction[La historia contiene LEMON) Marinette Dupaing es una adolescente y también la heroína de París, quien día a día enfrenta sus mayores miedos con tal de salvaguardar la vida de la población parisina, pero todo cambiará cuando se entere que su más gra...