Capítulo 38

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Las imágenes que uso para ilustrar la historia no son mías, sino que las encuentro en google.

Marinette:
Los rayos del Sol golpearon fuerte en mi rostro, haciendo que me costara adaptarme a la luz, sin aún abrir los ojos. Estaba abrazada a Adrien, pero noté que mi piel de encontraba en contacto directo con la suya, debajo de las mantas. Supuse que él nos cubrió a ambos a mitad de la noche, y sonreí ante su ternura, y al recordar lo que había sucedido entre los dos la noche anterior.

Habíamos tenido nuestra primera vez, y había sido mágica, hermosa, magnífica, y podría seguir intentando describir lo que había sentido con él, pero me quedaría corta de palabras. Me sentía tan feliz que mi alma no cabía dentro de mi cuerpo.

—Chicos, ya está el almuerzo—Dijo la señora Natalie, mientras llamaba a la puerta de la habitación.

—Ya vamos, Natalie—Respondió Adrien—Solo estoy esperando a que Mari salga del baño para usarlo yo.

—Tu madre y yo los esperamos abajo.

—Sí, en unos momentos bajamos—Dijo Adrien.

—Así que estoy usando el baño, ¿huh?—Dije, dándole un pequeño codazo, mientras le guiñaba el ojo, y me reía.

—¿Qué tal así: estamos desnudos, y necesitamos vestirnos? ¿Mejor?—Bromeó.

—Eres un gato tonto—Bromeé, y besé sus labios.

—Y tú, un bichito muy engreído—Bromeó de vuelta, y se separó, para levantarse de la cama.

Fue hasta su closet, y sacó uno unos sweat pants, y uno de sus pullover de pijama, para luego, entregármelos.

—Vístete—Me dijo, mientras me analizaba de pies a cabeza, lo cual, hizo que me sonrojara.

—¡Deja de comerme con la mirada!

—Deja de hacerlo tú, antes—Me dijo, arqueando una ceja, coqueto, haciéndome darme cuenta de la forma hambrienta en la que lo estaba mirando, y cerré mis ojos.

—¡Vístete!—Concluí.

—Hazlo tú, antes.

—¿Los dos a la vez?

—Vale.

Me puse la ropa que me dio, y bajamos a desayunar con su madre y Natalie, quienes ya estaban acostumbradas a que yo durmiera en su casa, o Adrien en la mía, y eran nuestras cómplices porque guardaban el secreto con los míos. Me sentía mal en engañar a mis padres, pero ellos no entendían cuán fuerte era mi conexión con Adrien.

Almorzamos con ellas, y luego, me fui a mi casa. Mis padres no podían saber lo que yo había hecho la noche anterior, y no me sentía para nada lista para enfrentarlos, pero debía hacerlo. Me despedí de Adrien, y me bajé de su auto, para luego, entrar en la panadería.

—Buenas tardes, rayito de Sol—Me dijo mi mamá, y soltó una risita—Por lo que veo, se quedaron despiertos hasta tarde.

Sí que nos dormimos tarde, pero mi rostro enrojeció al recordar lo sucedido, y me puse realmente nerviosa.

—S...sí—Tartamudeé.

—Cuéntanos, cariño, ¿cómo les fue en la cita?—Me preguntó mi papá.

—Hermosa—Dije, con una sonrisa estúpida en mi rostro. A este paso, me iban a descubrir.

—¿Y qué hicieron?—Insistió mi padre, paralizando cualquier tipo de razonamiento en mi cerebro.

Lo admito, estaba muerta de miedo.

—¿Acaso hubo una cena romántica? ¿Un baile? ¿Películas?—Añadió mamá, salvándome sin darse cuenta, ya que mi mente se había quedado totalmente en blanco ante la pregunta de mi papá.

[1] Bajo las Luces de París [Miraculous Ladybug & ChatNoir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora