4 - La seguridad del propósito

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Acampar al aire libre y valerse de sí mismo fue una experiencia nueva que Nevan Grant no esperó fuese interesante

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Acampar al aire libre y valerse de sí mismo fue una experiencia nueva que Nevan Grant no esperó fuese interesante. Claro, si descontaba los bandidos.

El muchacho suspiró de cansancio mientras pasaba por encima de dos sujetos inconscientes y aprovechaba de patear a un tercero cuando comenzaba a moverse de nuevo.

Al parecer las carreteras eran más peligrosas de lo que había escuchado, sin embargo luego de acabar con el segundo grupo de asaltantes de un plazo de cinco días Nevan se sintió extrañamente vigorizado.

Hacer ejercicio era bueno para despejar su mente, y las calles y los matones de Marvelir le habían enseñado desde el primer día a valerse por sí mismo cuando otros querían quitarte tus cosas. Casi podía decir que lo había extrañado.

Una tarde, luego de dos semanas de viaje y de golpear a un grupo de bandidos Nevan se detuvo, estiró la espalda e inhaló profundo. Los primeros días le había costado un poco conciliar el sueño por las noches, temeroso de un ataque de bestias o humanos, pero ahora casi podía decir que estaba acostumbrado.

Carecía de casi todas las comodidades que hasta entonces había dado por sentadas, pero el aire fresco, el olor de la tierra, el sol y la sensación de libertad compensaban la mayoría de sus carencias de una forma que aún no comprendía.

¿Sería por eso que su hermano siempre estaba en movimiento?

Con el mapa siempre en mano Nevan avanzó hacia el sur sin detenerse en ningún sitio por demasiado tiempo. A veces encontraba poblados pequeños, muchos campos extensos de cultivo y de tanto en tanto lograba rentar un cuarto en una ciudad si alcanzaba a llegar a una antes del anochecer.

Como no llevaba el manto del mago rojo usó el pretexto de ser un mago itinerante para hacer pequeños trabajos a cambio de unas monedas, comida o información.

En todos esos pueblos, poblados más grandes o incluso las caravanas los servicios de un mago siempre eran bienvenidos. Desde reparar barreras, reforjar o crear amuletos espanta espectros, arreglar instrumentos, cargar cristales mágicos e incluso preparar pociones básicas; siempre buscaban sus habilidades y a veces le sorprendía lo fácil que un mago podía ganarse la vida en las cosas más simples.

Y así los días de viaje se convirtieron en semanas, y en el trayecto Nevan no dejó de sorprenderse de lo hermoso que Faraís podía ser. El reino era extenso, con mucho más verde de lo que creyó debido a que el sur del reino estaba lleno de riscos y montañas, y no perdía encanto incluso tras tener que enfrentar espectros o ladrones.

Esa clase de cambio de rutina le había llevado a apreciar muchas cosas en las que anteriormente ni siquiera había pensado, y tras un tiempo en la marcha se dio cuenta de que las pesadillas habían disminuido.

Al notarlo no pudo dar con la causa exacta, pero quiso pensar que se debía a que tenía su propósito claro. Tal vez estar en movimiento mantenía las pesadillas lejos la mayor parte del tiempo. Tampoco era como si hubiesen desaparecido, pero el cambio era más que notable.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora