35 - El precio por proteger

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Las muñecas de la nalari Lillyarrenesais habían dejado caer a Nevan y su grupo cuando se marcharon, y al verlos allí la muchacha enmascarada decidió que estaban mejor colgados, así que comenzó a levantarlos y dejarlos en el aire uno por uno

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Las muñecas de la nalari Lillyarrenesais habían dejado caer a Nevan y su grupo cuando se marcharon, y al verlos allí la muchacha enmascarada decidió que estaban mejor colgados, así que comenzó a levantarlos y dejarlos en el aire uno por uno.

El primero fue el comandante, quien aún estaba herido, pero no por escuchar sus quejidos de dolor la chica fue más gentil.

Luego movió sus hilos de luz y levantó a Balnok, pero al hacerlo notó su cola y su inusual tono de piel.

—¿Mmm? ¿Y esto? ¿Trajeron un híbrido sirviente con ellos? —dijo ella.

—¿Qué? —Muved se giró hacia ella—. ¿Sirviente? No, espera.

Muved se acercó y le hizo una seña para que también acercara más al híbrido. Al tenerlo al alcance el elfo extendió una mano hacia el cuello de Balnok, alertando al resto del grupo.

Pero no hizo más que buscar algo entre los pliegues de sus ropajes alrededor de su cuello, hasta que extrajo una larga pero delgada correa de cuero. Y colgando de esta, un extraño pendiente metálico.

—¡Un enlace! —exclamó Muved, alegre.

—¿Un qué?

—¡Eruditos del mundo! Las plumas y pinceles de Mirthaen. Compases de la melodía de la historia del mundo. ¡Qué honor! Han pasado más de diez años desde la última vez que lo vi, pero no creí que reemplazarían al viejo enlace Kael tan pronto.

—O sea... —Lyena se rascó la nuca—. Es de esos lunáticos que van por el mundo escribiendo todo lo que pasa, ¿no?

—Es una forma simplista de decirlo, pero sí.

—¿Aceptan híbridos como aprendices?

—No hay nadie más a quien le interese —respondió Muved, encogiéndose de hombros—. Convertirse en enlace implica abandonar hogar, familia, amigos, nación y toda clase de título y honor, para pasar a vivir como una sombra, tu nombre solo registrado en las piedras olvidadas de las Islas del Límite Blanco en el fin del mundo donde solo los ojos de los dioses alcanzan.

>>Pero cuando no tienes nada de eso en primer lugar, da igual ¿no? Por eso desde hace siglos los enlaces han tomado híbridos, ofreciéndoles un techo y comida a cambio de una profesión y un propósito con el que justificar sus miserables existencias.

Muved rió por lo bajo y Lyena soltó un sonoro suspiro antes de alegar que el elfo debía guardarse las lecciones de historia para otro momento. Entonces ella movió al híbrido para colgarlo junto al comandante, pero cuando le sacudió un poco algo cayó al suelo.

Ella lo atrapó de inmediato entre sus hilos y ambos nalari vieron que se trataba de un enorme y grueso libro marrón.

—¿Qué es eso?

Muved se acercó para tomarlo, ignorando los quejidos alarmados de Balnok, quien no podía gritar pues aún tenía un millar de hilos cubriendo su boca.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora