Advertencia: este capítulo contiene descripciones gráficas de violencia, sangre y detalles que pueden resultar desagradables para algunos.
Mjiern maldijo entre dientes.
Enderezó la espalda y sacudió su martillo, dejando una mancha de sangre oscura en el suelo, pasando por encima de los espectros muertos de un salto luego de acabar con ellos.
Con su mano libre se ajustó el pañuelo cubriendo su rostro y miró hacia el frente... O al menos lo intentó.
El miasma era más espeso a medida que se acercaba al templo en la base del árbol sagrado, y el número de espectros también crecía.
Tras salir de la casa donde dejó a la druida, Mjiern apenas pudo avanzar por diez minutos antes de encontrar el primer problema.
Con el miasma tan denso parecía que los espectros actuaban extraño. Definitivamente eran más peligrosos que aquellos que andaban por los bosques. Eran más grandes, más rápidos y con sentidos más agudos.
También notó que cada vez le costaba más respirar. La protección que le dio Nea comenzaba a agotarse más rápido de lo que creyó, y de no ser porque lanzó un hechizo protector con su propia magia, era seguro que se habría visto obligada a regresar.
Aún así, con aquellas dificultades, lo peor resultó ser la ciudadela misma, pues mientras más se adentraba en ella, más fácil fue encontrar los cadáveres de sus previos ocupantes.
—Siete tronos...
El miasma había acelerado tanto el proceso de descomposición que los cuerpos que la piel negruzca se les había pegado a los huesos, si es que quedaba algo de ellos para descomponer, pues muchos de los restos de aquella gente habían sido devorados por los espectros.
Más de una vez Mjiern vio a esas alimañas caminar entre las calles de la ciudadela, mordisqueando los cadáveres como si fuesen juguetes.
Ella gustosa habría aplastado las cabezas de cada una de esas alimañas, sin embargo el miasma reducía su movilidad más de lo que creyó, y conforme avanzaba y esta se volvía más densa, la fuerza y ferocidad de los espectros cambió.
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La Balanza de Itier | El Legado Grant II
FantasyTras diez años de encierro en la academia de magia de Marvelir, Nevan Grant regresa a su tierra natal para reconciliarse con su pasado, pero la libertad de la que goza es amarga, pesada, y las pesadillas junto con la culpa de lo que vivió en aquella...