15 - Sobre sonrisas y equilibrio

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Nevan y Merath tuvieron que arrastrar al comandante de vuelta al barco

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Nevan y Merath tuvieron que arrastrar al comandante de vuelta al barco.

Aún habían dos ingenieros al interior, quienes salieron de la cabina central al escuchar gritos pidiendo ayuda. Estuvieron muy alarmados al ver al comandante en semejante estado, pero gracias a que el hombre aún estaba consciente se dieron prisa en movilizar el barco para regresar a la fortaleza.

Merath se dio prisa en usar un botiquín para tratar las heridas del comandante, pero incluso con el dolor y la gravedad de sus lesiones, Sedeos Eid'Viaj parecía tener otras prioridades.

—Activen las bengalas de emergencia. Hay que anunciar que un prisionero escapó.

—Pero señor... —dijo Merath, inseguro—. Ese hombre bien podría estar muerto. Nadie podría sobrevivir en estas aguas

—No, sigue vivo —dijo con la voz grave, sin una sola pizca de duda—. Estoy seguro de ello.

Nevan y Merath compartieron una mirada silenciosa llena de inquietud, pero ninguno tuvo la valentía para negar las palabras del comandante así que dejaron el tema allí.

Gracias a los esfuerzos de los ingenieros lograron regresar a la fortaleza en quince minutos, y como lanzaron aquellas bengalas fueron recibidos por un grupo de más de diez elfos en el momento que el barco encalló en el muelle.

Los médicos fueron los primeros en entrar a la cabina y comenzar a hacer preguntas. Con cuidado tomaron al comandante y se lo llevaron rodeado de seis guardias, todos visiblemente inquietos, pero los pocos que quedaron atrás comenzaron a interrogar a Nevan y los otros.

Obviamente los dos ingenieros no sabían más que lo que escucharon, así que Merath tuvo que hacerse cargo de la mayoría de las respuestas, y cuando vieron que aquello era más complicado de lo que aparentaba, decidieron mover el sitio de la interrogación al interior de la fortaleza.

Nevan tuvo que apretar los dientes mientras fue guiado hasta una de las torres, y supo de inmediato que algo estaba mal en el momento que dos guardianes salidos de la nada le sujetaron de los brazos, y un tercero ató sus manos con una soga delgada y flexible pero dura como el metal.

—¡Ey!

—¡¿Qué están haciendo?! —dijo Merath tras ellos.

—Siguiendo el protocolo —respondió el guardián sin mirarle—. Hubo una fuga en Exilio y un posible intento de asesinato hacia el comandante Eid'Viaj, por eso estoy arrestando al sospechoso.

—¡¿Te volviste loco?! ¡Él también estuvo a punto de morir!

—Eso no lo sabremos hasta que tengamos todos los hechos.

—No puedes estar hablando en serio... —Merath pasó una mano por su frente—. Informaré al comandante de esto.

—Solo estoy haciendo mi trabajo, Ar'Farith.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora