28 - Un poco más serio

48 4 72
                                    

Tras acabar su relato la oficina de Sedeos permaneció en un profundo silencio por largos minutos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tras acabar su relato la oficina de Sedeos permaneció en un profundo silencio por largos minutos.

Nevan, con los brazos firmemente cruzados, miró hacia la tormenta al otro lado de la ventana y suspiró; podía decir que entendía un poco la perspectiva del comandante. Solo un poco.

Porque estaban tratando con un criminal sumamente peligroso era lo más natural tomar toda clase de medidas para controlar la situación, pero le seguía molestando que le hayan enviado fuera de ahí por una simple sospecha.

Él no era espía de nadie. ¿Qué esperaban ganar con ello? Y no solo le habían hecho perder el tiempo, sino que ahora Mjiern también corría peligro. Sentía que tenía tantas cosas por las qué enojarse que no sabía por dónde empezar.

Y a juzgar por las caras de los otros dos a su lado, el sentimiento parecía ser mutuo.

—De verdad quiero romperle la cara, comandante —dijo Verkal, su voz fría, extrañamente calma—. Si nos envió tras alguien tan peligroso pudo al menos darnos un aviso.

—Insisto en que no creí que darían con él. Esperaba que intentase irse de Andaluvan Mael, no quedarse escondido en el valle.

—¿Tiene una idea de qué puede estar planeando? —preguntó Merath.

—No. Al menos por ahora. Quizás intente retomar lo que dejó inconcluso la vez pasada, no puedo estar seguro. Lo que sí sé es que, incluso sin los demonios que trajo antes, ahora que trabaja con un sacerdote como Fiadus, es más peligroso.

Con un sacerdote como Fiadus Al'Veneh podía ganar acceso a todas las ciudades en Andaluvan Mael, eso sin contar sus templos, y como también iban acompañados de un grupo de guardaespaldas pretendiendo ser guardias de Eomiliath, podían obtener mucha información que otros no tendrían tan fácil.

Sedeos dijo algo sobre enviar un aviso a tantos lugares como pudiese, pero que demoraría porque debían enviar guardianes fuera de la fortaleza para entregar cartas en persona, dado que los mensajeros mágicos no estaban funcionando.

Y fue cuando acabó de decir eso que Nevan notó algo extraño en la ventana, justo por encima de la cabeza del comandante.

Primero fue un destello, algo difícil de creer real con la tormenta que había allí afuera. Pero el brillo no desapareció, sino que se hizo más claro y adoptó un suave color violeta.

—¿Qué es eso? —murmuró el mago.

Nevan apuntó hacia la ventana para que todos vieran cómo la fuente de esa luz resultó ser una pequeña llama colorida, la que, por una fracción de segundo, tomó la forma de un ave.

—¿Un mensajero? —dijo Nevan, apenas reaccionando cuando la llama salió disparada hasta su cara—. ¡Ah!

Aunque el primer contacto fue violento, el mensajero actuó como debía hacerlo. O al menos al principio.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora