6.1 - Invitado de honor (parte II)

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Nevan retrocedió un par de pasos y habría chocado con las puertas tras de sí de no ser porque Mjiern fue más rápida y le sujetó con fuerza de un brazo, sin perder su sonrisa en ningún momento

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Nevan retrocedió un par de pasos y habría chocado con las puertas tras de sí de no ser porque Mjiern fue más rápida y le sujetó con fuerza de un brazo, sin perder su sonrisa en ningún momento.

La elfa de avanzada edad que se acercó a ellos enderezó la espalda tras su saludo, levantando el rostro de forma casi altiva.

Era delgada, más bajita que ellos, con su cabello grisáceo peinado tirante hacia atrás y cara de haber sobrevivido mil batallas. Solo tras juzgar su carácter medio segundo Nevan tuvo la sensación de que la mujer en cuestión sería capaz de romperle un brazo si lo quisiera.

—Ah, Kradah. Justo a tiempo.

—Joven maestra, él-...

—Es mi invitado.

Mjiern se puso tras Nevan para evitar que siguiera retrocediendo, y tomándole con fuerza de los hombros le obligó a avanzar algunos pasos.

La mujer llamada Kradah pudo controlar su expresión, manteniéndose imperturbable en todo momento, pero los sirvientes tras ella ni siquiera hicieron el intento de esconder su sorpresa y disgusto. ¿Un humano? ¿Un humano sucio y desaliñado en casa de un alto noble élfico?

Varios de ellos murmuraron breves palabras entre ellos, pero fueron rápidamente silenciados por Kradah cuando esta dio un leve pero perfectamente audible pisotón en el suelo.

—Mi querido amigo ha viajado por largas semanas para llegar hasta aquí —dijo Mjiern con la voz animada, sin perder su sonrisa—, y espero que le traten como el distinguido huésped que es.

—... Por supuesto, joven maestra.

Kradah levantó una mano para chasquear los dedos, y al instante dos de los cinco sirvientes tras ella hicieron breves reverencias y se retiraron a paso presuroso hacia el mismo lugar del que habían aparecido minutos antes. Un instante después una joven al costado izquierdo de Kradah se acercó a la anciana, murmuró algo a su oído, y tras recibir una respuesta afirmativa pasó a ponerse cerca a Mjiern, como si esperase por ella.

Por alguna razón Nevan tuvo un repentino mal presentimiento, así que miró a su amiga tratando de mantener a raya su creciente desesperación.

—Mjiern-...

—No pongas esa cara —le da dos palmadas en un hombro—. Ah, por cierto, olvidé hablarte del protocolo de camino hasta aquí, pero debemos saludar a mi padre primero. Es importante.

—Oh, claro.

—Así que ve a bañarte.

—¡¿Huh?!

—No esperarás saludar a un alto noble en este estado, ¿o sí?

Nevan bajó la vista para verse las botas y la ropa que llevaba puesta, y en efecto toda su indumentaria estaba cubierta de mugre y desgastada por el largo mes de viaje, eso sin contar con los cortes y desgarrones que había por algunas partes, y las manchas de sangre restantes de su combate en el bosque negro.

La Balanza de Itier | El Legado Grant IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora