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¿Logro escapar?

¿O murió sin dejar rastros?

Los malos pensamientos continuaron surgiendo dentro de Edher haciendo que la oscuridad continuara avanzando, moldeando su cuerpo a la vez que le dotaba de una mayor comprensión del [Reino].

Su apariencia a este punto ya se alejaba de ser humana, acercándose cada vez mas a lo que fue "aquello" que se enfrento contra [El Árbol].

Ese ser de oscuridad.

Pero ya sea inconciencia o irrelevancia, Edher no pareció prestar atención a ello.

Solo [Sombra] lo hizo.

Pero no se molesto, no, siquiera pensó en decir nada con tal de detener este "cambio". No fue por malicia, ni deseos de arrebatarle el cuerpo o algo por el estilo. Sino todo lo contrario.

Fue extraño.

Pero [Sombra] necesitaba que esto ocurriera, aun sabiendo que cada vez que Edher cambiaba, su "Yo" se volvía mas efímero.

Su misma existencia sirvió para "nutrir el cambio", se estaba volviendo genuinamente uno solo con él.

Esas palabras que dijo en el momento que le ofreció "poder" no fueron dichas al azar. Incluso [Sombra] desconocía el motivo que lo llevo a tomar dicha decisión, tan solo tuvo un...impulso. Algo dentro suyo lo guio indicándole que era lo correcto.

Y fue verdad.

Cada vez que se debilitaba, cada vez que se volvía mas efímero, lo vería y lo sentiría con mas claridad.

Poco a poco figuras borrosas que solo él podía ver comenzaron a aparecer dentro del [Reino], provocando fluctuaciones en todo su ser.

Al punto que incluso las emociones empezaron a tomar forma, no, simplemente las estaba volviendo a recordar.

-Entonces vamos.

-¿¿?? que esperas, ven, te estamos esperando.

-Hoy es el ultimo día.

Dos figuras, dos voces que apenas eran audibles e indistinguibles resonaron dentro del [Reino] mientras le sonreían cálidamente. Creando.....nostalgia e incluso, dolor.

¿Por que?

¿Quiénes eran?

Quería saberlo, quería recordar. 

Lo necesito.....¡Necesitaba hacerlo!

Ver el mundo sumido en un apocalipsis, a esos débiles humanos caer ante el poder abrumador de los monstruos hizo que [Sombra] pensara en esas figuras borrosas.

Luego se enfoco en Edher.

[Similares]

La sensación de ser iguales, aun sin saber el motivo real, surgió como un pensamiento en [Sombra].

Aquel vacío de oscuridad que antes existía como un brumo y que le impedía pensar se fue aclarando cada vez que Edher cambiaba.

-Déjame protegerte.

Las voces, la apariencia de las figuras se hacían mas solidas.

[Kekeke, el reino te esta aceptando. Escucha]

Edher sintió un "llamado", una voluntad, la cual le "hablo" de forma vaga.

-No....no estan muertas..¡Debo apresurarme y salvarlas!

Dentro del [Reino] la figura de su madre y hermana se mostraron, estas se encontraban sobre los cielos, colgando junto a otros muchos frente a una [Ruptura] rodeadas por una infinidad de monstruos que parecían estar esperando algo.

Edher no tuvo el tiempo para siquiera cuestionarse si lo que vio era real o falso.

Sus sentidos ya habían dejado de ser los de un humano, por lo que al dirigir sus mirada hacia dicho lugar pudo verlo por si mismo.

Allí, sobre su cabeza, decenas de miles de humanos se encontraban colgando bajo los cielos rotos, observados por "algo" desde el otro lado de la [Ruptura].

-¡FESTIN PARA LOS DIOSES!

-¡CARNE Y SANGRE PARA LOS DIOSES!

El canto de los monstruos en una lengua extraña resonó como un coro sagrado dirigido hacia su entidad divina.

Y esta los escucho.

Un dios, uno puro y sincero comenzó a emerger lentamente, su cuerpo cubierto por alas que ocultaron su figura iluminaron el mundo bajo la luz sagrada de su estrella.

-¡OH DIOSES!

-¡ACEPTEN ESTE FESTIN!

El sonido de unas campanas resonaron en conjunto de las aclamaciones, haciendo que todos los monstruos en el mundo se detuvieran para después postrarse en adoración mientras recitaban las mismas oraciones.

Sus miradas se alzaron y miraron a su dioses, quienes abrieron sus alas haciendo que el mundo temblara ante sus figuras monstruosa.

[Los Dioses han descendido]

Con todos como testigos una voz resonó en todo el mundo.

[Que comience el festín]

El [Dios] ante sus ojos, no diferente a una amalgama de carne y huesos, dividió su cuerpo permitiendo que los humanos quienes esperaban ser devorados pudieran ver su interior repleto de dientes y decenas de lenguas, humedecidos por su saliva viscosa producto del hambre que tenia.

Los gritos de terror surgieron en conjunto de suplicas, pero estos cayeron en oídos sordos, opacados por el sonido de la carne desgarrada y los huesos triturados victima del [Dios] y el canto de los monstruos.

El festín a los dioses había comenzado en diferentes partes del mundo.

Y los humanos fueron el plato a servir.


































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