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Las enormes puertas de la capital [Aldekal] estuvo dividida en dos secciones diferentes. Una fue para la entrada y salida de residentes, viajeros, aventureros entre otras clases de "ciudadanos" y personas normales.

En cuanto a la segunda, esta fue de uso exclusivo para las entidades mercantiles. Como lo fueron caravanas, carretas de transporte de recursos, comerciantes entre otros.

La razon del porque era sencilla, agilizar el transito mientras se mantenía la seguridad adecuada.

Pero no fueron las únicas entradas. Habia una tercera, solo que esta no era para el uso de individuos comunes. Sino una exclusiva para figuras importantes y poderosas como lo fueron los [Nobles] del reino.

-¡Saludos al Duque!.

Los soldados estacionados como guardias se enderezaron y saludaron en cuanto vieron las reconocibles armaduras y el símbolo que pertenecía a la casa [Moodru] flameando en las banderas que estos portaban en lo alto. Como lo vieron en la distancia, estos ya se habian preparado para recibirlos de forma adecuada.

Esperándolos entre estos soldados "comunes", y siendo el centro de todo, se encontro la enorme figura de un hombre en sus mediados 40 años. Su altura sobrepasaba los dos metros, otros se veían muy pequeño a su lado, además, soltaba un aura opresiva que intimidaría a cualquiera luego de que vieran la enorme espada que portaba en su espalda. Esta tenia el mismo tamaño que su cuerpo, lo que hacia pensar a quienes lo vieran, ¿Cómo fue capaz de cargar algo tan grande y que se veía jodidamente pesado?.

Pero esto no lo fue lo unico distintivo de su figura, su armadura tambien era muy diferente, esta cubría todo su cuerpo a excepción de su cabeza, en varios lugares del mismo como lo fue el pecho, sus pies, y el dorso de su mano. se podían ver pequeñas piedras parecidas a gemas brillar por momentos.

-¡Saludo al duque de [Moodru]!.

El hombre se mostro al igual que los demás, siguió la etiqueta de un soldado y se inclino un poco al saludar. Pero a diferencia del resto, tan pronto dio su saludo, este levanto su cabeza y miro hacia los caballeros frente a sus ojos mientras miraba discretamente la carreta que estos protegían.

La puerta se abrió, del mismo un hombre y dos niños salieron.

-¡Su excelencia!

Pese a haber saludado, el gigante hombre no pudo evitar agachar nuevamente su cabeza.

-Oh, no esperaba que fueras tu el que viniera a recibirme. [Capitán] Bruegle. Esta bien, levanta tu cabeza, no hace falta mostrar tanto respeto. Solo estoy de paso.

Tras escuchar sus palabras, el gigante que fue llamado [Capitán] Bruegle asintió internamente y levanto su cabeza. Su mirada una vez mas se pego a Ketriole, pero no antes sin echar un rápido vistazo a los niños a su lado.

"Cierto. Ya es esa fecha"

No pregunto quienes eran los niños, asumió que eran sus hijos y allí es donde termino sus pensamientos. No estuvo en su deber preocuparse por otra cosa que no sea la protección de la muralla salvo que el [Rey] le diera una orden diferente.

Además, no es como si no supiera el porque un [Noble] del estatus tan prestigioso como lo fue el Duque Ketriole vendría acompañado de niños a la capital. No era el unico, ni lo seria. Todo fue por una única sola razón.

-Abrir la entrada.

Dijo a un soldado a su lado. Este al escucharlo asintió y comenzo a moverse rapidamente mientras que él observaba a Ketriole hablar con los niños a su lado.

-Entonces eso es todo. Ahora vayan.

Dijo el Duque Ketriole despidiéndose de ellos antes de volver a entrar a la carreta. Entonces, los caballeros dieron media vuelta y comenzaron a marcharse.

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