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-¡¡Ohh!!. ¡¿Como haces eso?!

*Susto!

Naeco se sobresalto por la repentina voz emocionada a su lado, sonó tan fuerte que sus oídos retumbaron por un momento, esto hizo que el control sobre la bola de agua se viera interrumpida provocando que cayera sobre su ropa.

Fue entonces que una sensación de humedad la invadió.

-¡Ay no!, mi tonto hijo lo hizo..lo siento por eso, no fue su intención.

Morrf se golpeo la frente como si hubiera esperado que algo así sucediera. Pero oculto entre su mano sus labios se curvaron.

La mirada de todos, incluyendo la de los caballeros, se enfocaron de manera inevitable en ambos niños debido a la conmoción, sus ojos parecían algo incrédulos por lo que veían.

En una ocasión normal, independientemente de quien hiciera esto, niño o adulto, incluso otro [Noble], los caballeros no dudarían en saltar inmediatamente en su contra con tal de exigir una explicación por su falta. Pero como se trataba del hijo del mas apreciado amigo del Duque dudaban sobre que hacer.

Debido a tales conflictos internos decidieron que era mejor mirar al Duque para ver que decía, pero este, aunque se sorprendió un poco, no se mostro enfadado en lo mas mínimo. En cambio una sonrisa algo picara se esbozó en su rostro y cambio nuevamente su mirada hacia Morrf e hizo como si nada hubiera sucedido.

Ketriole miro a su amigo y vio ese brillo de antaño en lo profundo de sus ojos oculta en esa sonrisa desinteresada, "Oh, es eso. Parece que tendrá que sufrir un poco. Esta bien, esta es su falta, es mejor que aprenda de esta forma. Para una cabeza dura como él es mejor", comprendiendo sus intenciones con solo un intercambio de miradas ambos continuaron charlando como si nada hubiera sucedido.

Tanto los caballeros como Alaya eran lo suficientemente perspicaces para comprender esto, y aunque se sintieron confundidos por dentro, no se interpusieron en la acalorada conversación de ambos y tan solo decidieron observar.

-jAJAJAJA, ¡veras, su padre nos persiguió durante todo un mes!. Es una suerte que soy muy bueno escondiendo nuestros rastros, o no viviría para hablar contigo hoy. Recuerdo claramente el grito que pego esa vez, si hubiera tenido aunque sea un pelo en esa brillante cabeza te aseguro que se le abría caído de la rabia.

-¡JAJAJAJAJAJA!. ¡Morrf, eres un maldito desgraciado, no puedo evitar sentir pena por tu suegro!. Pero si lo cuentas de tal forma..¡pfff a jajaja!.

El padre de Alaya era alguien que realmente se sentía acomplejado por su brillante cabeza, en el sentido literal de la palabra, y aunque ella no puede negar que tambien le gustaba divertirse haciendo chistes sobre ello, escucharlo de su esposo en esta situación hizo que se molestara un poco, solo un poco. *pff

Ya que incluso ella al recordar esa vez, e imaginarse dicha escena, pese al amor que tenia hacia su padre no pudo evitar pensar que era gracioso. Se sintió culpable por ello, es por eso que no pudo enojarse demasiado aunque quisiese, su conciencia se lo impedía y por ello se unió a la conversación con tal naturalidad. "Perdóname padre", dijo internamente ante la imagen de un anciano radiante que le sonreía amorosamente.

..

Helgem, consiente de que habia metido la pata, puso una expresión llena de nerviosismo y miedo.

Moviendo sus ojos entre el rostro de la niña que yacía aturdida, y su vestido mojado, hizo que la culpa aumentara en su interior.

Fue entonces que en su desesperación miro hacia sus padres en busca de ayuda, pero estos no le estaba prestando atención al dúo debido a la calurosa charla que estaban teniendo entre ellos. Pareciera que siquiera se habían percatado de lo que estaba sucediendo a su alrededor.

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