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Finalmente era el inicio de lo que tanto temía. Llegué a corea hace tres meses, mi madre fue transferida en su trabajo, y papá y yo vinimos con ella. Mi hermano se quedó en japón, pues ya está en la universidad y es bastante independiente. Estos meses me había dedicado a aprender el idioma coreano y también entré a una academia de ballet, para mantener la costumbre que tenía en Japón, así que mi vida había sido bastante tranquila, pues pude cerrar el año escolar en Japón un poco antes sin problemas y llegar unos meses antes del inicio del año escolar en Corea. Ya podía establecer conversaciones simples en coreano, en la academia hablaba con mis compañeros, pero soy un poco tímida, así que tampoco habíamos tenido largas platicas. Creo que ese es el principal motivo por el que estaba tan nerviosa de asistir al primer día de clases.

Me levanté más temprano que nunca para alistarme, desayuné sola, pues mis padres se van muy temprano al trabajo, Seúl es muy grande y no conseguimos una vivienda cerca de sus trabajos, pero al menos conseguí entrar en una escuela cercana. Tenía dos opciones cerca de casa, una opción era una escuela mixta, pero nunca me he sentido muy cómoda cerca de hombres que no sean familia, aunque no he tenido una mala experiencia con ellos, solo prefiero estar rodeada de mujeres porque me siento más tranquila, por eso elegí la segunda opción, que era una escuela de mujeres. Al final no hay mucha diferencia, pues ambas escuelas están una frente a la otra, incluso, según me enteré, los dueños son marido y mujer que se pelearon y decidieron separar en dos su escuela. Para comodidad la escuela en la que yo estudio la llamaré escuela A y la otra escuela será la B, porque ni el nombre tienen distinto, una estupidez.

Llegué a la entrada y me sorprendí un poco al ver que la escuela era solo un edificio, no muy grande, detrás había un gimnasio y junto al gimnasio me imagino que había algún tipo de patio techado, no pude comprender bien la estructura de la escuela desde afuera, pero si sabía que comparada con mi antigua escuela, era mucho más pequeña. Y la escuela de enfrente era muy parecida, de hecho, no tenía gimnasio, pero tenía una gran cancha de fútbol, que mi escuela parecía no tener. Era evidente que antes había sido una misma escuela, pues lo que una no tenía, lo tenía la otra.

Llegué a pensar que no había forma de que la cantidad de estudiantes que había en la calle en ese momento fuéramos todos de la misma escuela, no íbamos a caber todos en ese pequeño edificio, pero noté que algunas chicas llevaban una corbata azul, mientras que la que yo usaba era negra, era la única diferencia en nuestros uniformes. Camisa blanca, falda a cuadros azul con blanco y una corbata negra, un poco simple para mi gusto, pero entre usar un uniforme simple y tener que viajar en bus para ir a otra escuela con un uniforme más bonito, prefería la simpleza, además ya tengo que viajar una vez al día en autobús para ir a la academia de ballet.

Tomé aire antes de entrar al salón de la clase 2-A, estaba por abrir la puerta cuando alguien tocó mi hombro.

—Buenos días, no te había visto antes, tu debes ser la señorita Myoui— al voltear vi a una mujer alta con cabello largo y anteojos—soy la profesora Lee, la maestra de la clase— se presentó mientras sonreía cálidamente—déjame presentarte a tus compañeras, es tu primer día después de todo.

—Buenos días—dije bajito e hice una reverencia. 

Empecé a sudar de los nervios, no esperaba algo así, ser presentada frente a todo el salón, yo solo quería entrar silenciosamente, sin llamar la atención.

La señorita Lee entró primero y el ruido que se escuchaba de adentró cesó. Se presentó, dijo que sería la maestra encargada de la clase, saludó a un par de estudiantes cuyos nombres recordaba y luego se giró hacia mi y me hizo una seña para que pasara.

—Espero que hayan quedado en la misma clase que sus amigas, si no es así, pues conózcancase durante el año— cuando llegué junto a ella, puso su mano sobre mi hombro—Tenemos una compañera nueva, espero que la hagan sentir bienvenida—y dijo lo que estuve todo ese rato rogando que no dijera—Preséntate a la clase.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora