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Pasamos casi una hora hablando con Jihyo, quien me contó todo. Cómo y dónde lo conoció, cuántas veces habían salido, incluso me dio algunos detalles mas personales y no pude evitar chillar con ella. Fue una buena charla nocturna de chicas. Al finalizar la llamada ya era un poco pasada la medianoche.

Volví a apagar las luces, me metí nuevamente bajo las frazadas y me acomodé para dormir. Revisé el celular una última vez.

Chae: Mina, por favor dime que llegaste a casa (11:21 pm)

Chae: Te estoy llamando y marca ocupado (11:30 pm)

Chae: Las demás me dicen que no saben de ti (11:36 pm)

Chae: Por favor responde, estoy preocupada (11:37 pm)

Chae: Unnieeeeeeee (11:40)

Que tonta fui, olvidé responder los mensajes de Chaeyoung. Comencé a escribir una respuesta. "Perdonameee Chaengie, estoy bieeen, llegue a casa y olvide avisarte, después me puse a hablar por teléfono con...", antes de poder continuar, tocaron el timbre. Yo estaba sola en casa, mamá y papá no tocarían el timbre pues tienen llaves, y era muy tarde para recibir alguna visita. Corrí escaleras abajo, tomé una sartén que estaba sobre el mesón de la cocina y me acerqué silenciosamente a la puerta. Miré por la mirilla y no vi nada, estaba muy oscuro. Prendí la luz de la entrada y abrí la puerta lentamente. Con la poca luz que llegaba hasta la puerta de entrada al jardín, pude distinguir a una persona que parecía estar recuperando el aliento, apoyaba las manos en sus rodillas, con la cabeza abajo. Levantó la vista y cuando me miró, suspiró aliviada.

—¡Estás bien! —exclamó Chaeyoung, a quien reconocí cuando levantó la cabeza.

—¡¿Qué haces aquí?!—salí rápidamente a abrirle la puerta.

—No contestabas mis mensajes, ni mis llamadas—hizo una pausa para tomar aire—estaba preocupada, así que me puse zapatos y vine corriendo para ver si estabas en casa—respondió, mientras yo la jalaba del brazo hacia dentro de la casa.

—Pero a esta hora es muy peligroso estar fuera—cerré la puerta tras nosotras.

—¡Lo mismo pensé yo de ti! —cuando me volteé saltó a abrazarme—Me alegra que estés sana y salva. Me diste un susto horrible, unnie—aún estaba agitada y podía sentir como trataba de normalizar el ritmo de su respiración.

No sabía si lo que sentía era su corazón latiendo por el esfuerzo de correr de su casa hasta la mía, o si era mi propio corazón agitado por la cercanía de la chica.

—Perdóname—la abracé con fuerza, podía acostumbrarme a esto de los abrazos—por no responder y por hacerte venir hasta aquí.

—Lo importante es que estás bien, y yo también—soltó el abrazo y me sonrió. 

Caminé hacia la cocina, para evitar su mirada.

—¿Quieres un vaso de agua?—ofrecí.

—Por favor, me vendría bien un poco antes de volver.

—¿Volver?

—A mi casa, es tarde y tienes que descansar.

—Chae, no vas a volver a tu casa a esta hora. Y tú también tienes que descansar.

—Son solo diez minutos corriendo—terminó de beber el agua del vaso con rapidez.

—Vamos a dormir—ordené—¿te presto pijama?

—Ya estoy usando pijama.

Me acerqué a ella molesta y le quité la chaqueta que traía puesta, realmente había salido apurada de su casa porque si traía su pijama debajo de la chaqueta.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora