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Caminé a casa con Sana y le conté lo que me había pasado, aun no podía quitarme la vergüenza de encima.

—Quizás te estaba mirando porque le gustas—dijo como si nada.

—Pero era una chica—recriminé.

—Minari, estamos en el siglo veintiuno.

—Pero estamos en Corea.

—¡Ser coreano no te hace más heterosexual!

—Pero—fui interrumpida.

—Además, no tiene nada de malo que le gustes a una chica, a mí me gustan las chicas, son más lindas que los chicos.

—Ese no es el problema, Sana, no digo que esté mal que a una chica le guste una chica, digo que no creo que esta chica me hubiese estado mirando por ese motivo.

—¿Y entonces? ¿Piensas que te estaba asechando, como a su víctima o algo así?

—Bueno, con ese gesto y con todo lo que ustedes me contaron de esa escuela...

—Quizás sea la jefa de una pandilla—bromeó Sana. 

Ojalá no lo hubiera mencionado.

Ya estaba un poco asustada, quiero decir, la chica no se veía intimidante, era pequeña y estaba sola, pero ¿qué tal si se había molestado porque yo no había respondido lo que sea que haya dicho?, ¿o si realmente estaba buscando a su próxima víctima para molestar, y de manera aleatoria me había elegido? Quizás mañana en el camino a la escuela, me la toparía con su pandilla y me atacarían o algo por el estilo, nunca se sabe. Comenzó a crecer la ansiedad que me generaba la situación.

—Es una broma, Mina, no te pongas así—dijo preocupada dándome golpecitos en el hombro, por su expresión, yo de seguro me había puesto pálida.

—Estoy un poco asustada, no voy a mentirte—le dije con evidente nerviosismo en mi voz.

—Si quieres mañana nos vamos juntas a la escuela—tomó mi mano para que no me preocupara—yo vivo ahí—señaló una casa en la esquina siguiente, el lugar no quedaba a más de diez minutos de mi casa caminando, y solo era un pequeño desvío, así que acepté encantada.

Me pasé el resto de la tarde tratando de descifrar si tenía más miedo o vergüenza, porque realmente era la primera vez que alguien me veía bailar así, como dije, suelo bailar de esa forma cuando estoy sola, cuando nadie mira y me dejo llevar por la música. Pero también fue algo raro que esa chica me estuviera mirando, no quería juzgarla solo por ser de la otra escuela, pero estaba totalmente juzgándola por ser de la otra escuela, había encendido mis alarmas, generando un miedo irracional en mí. Definitivamente no quería ser la chica nueva víctima de bullying.

La mañana siguiente me junté con Sana, nos fuimos conversando durante el camino, es muy agradable hablar con ella, me transmite mucha paz su compañía, además es muy divertida. Cuando íbamos llegando a la escuela, vimos a lo lejos como un maestro llevaba agarrada del brazo a una chica, sacándola por la entrada de la otra escuela.

—Sana, ella es—susurré, mientras le indicaba con la cabeza, pude reconocer de inmediato, solo por su complexión y cabello, a la chica del día anterior.

—¿Ella es la chica "intimidante" de ayer? —preguntó con ironía.

—Nunca dije que ella fuera intimidante.

—Para nada, ¡es adorable!—exclamó Sana, lo que llamó la atención de la chica y el maestro que al parecer la estaba regañando. La chica se giró a mirar con una cara de pocos amigos, el ceño fruncido y la mirada llena de furia—Ay, hablé muy pronto.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora