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Caminamos en silencio, recorrimos los oscuros pasillos, subimos la eterna escalera y llegamos hasta aquella azotea que tantas veces visité sola para ensayar mi rutina antes de la última competencia.

Nos acercamos al borde y nos sentamos. Desde arriba se veían todos los pequeños puestitos y a la gente caminando entre ellos. Las luces brillaban generando un lindo y acogedor ambiente. Por los altavoces se escuchaba una canción popular, creo que era una canción de BTS.

—Ahí están Jeongyeon unnie y Nayeon unnie—señaló Chae.

—Tienes razón.

—¿Nos verán si las saludamos?

—No lo creo.

La chica agitó su mano en el aire enérgicamente, pero las otras dos no estuvieron ni cerca de notarla.

—Busquemos a Dahyun y las demás—Chae estaba muy animada.

—Ahí están—señalé a las chicas que habían dejado de comer y ahora estaban en el mismo puestito de puntería en el que nosotras habíamos estado hace un rato.

Chae las saludó, al igual que con las anteriores. La única que nos vió fue Tzuyu, quien hizo un gesto con la mano y luego nos ignoró. Tzuyu sabía lo que iba a pasar, por eso no les reveló nuestra ubicación a las otras tres.

—¿Viste? ¡Tzuyu si nos vio!—exclamó contenta.

—¡Si!—intenté sonar igual de animada, pero estaba preocupada de otra cosa, me estaban comiendo los nervios—Ahora busquemos a Jihyo.

Pasamos un buen rato buscando, pensamos que se había ido, hasta que Chae dio con ella.

—¡Oh, ahí está!—señaló con el dedo un rincón, cerca de unos árboles.

Ahí estaba la chica, escondida detrás de unos árboles que la separaban de la multitud, besándose apasionadamente con su novio.

—¡No veas!—con las manos le tapé los ojos a Chae al instante.

—¡Tú no veas!—exclamó, tapando mis ojos también.

Quité sus manos de mi cara, y volví a tapar sus ojos, ella se echó hacia atrás, alejándose de mis manos, y estiraba las suyas para intentar tapar mi cara. Agarré sus manos con una de las mías y me acerqué a ella para poder tapar sus ojos con mi otra mano, ella hizo lo mismo y así empezó una guerra de manotazos, que de a poco se transformó en una batalla de cosquillas. Sin dejar de reír, nos dejamos caer hacia atrás por el cansancio y quedamos acostadas sobre el frío piso de la azotea.

Cualquier cosa que hiciera con Chae siempre parecía más divertida de lo que realmente era. Era su superpoder de darme paz, animarme y entretenerme con solo su presencia.

Cuando logré dejar de carcajearme, me fijé en la vista que teníamos sobre nosotras. Las estrellas ya habían comenzado a aparecer, las pocas que se veían desde la ciudad.

—Linda—escuché decir a Chae.

Giré mi cabeza, la encontré mirándome.

—¿Qué?

—Que las estrellas son lindas—miró hacia el cielo—me gustaría ir a ver las estrellas a un lugar oscuro, donde se vea toda la vía láctea.

—Vayamos.

—¿Irías conmigo?—preguntó emocionada.

—Por supuesto.

—Bien, entonces iremos a ver las estrellas, es una promesa—estiró su mano hacia mí, con el dedo meñique levantado.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora