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Le conté a Jihyo, antes de que comenzara la clase, lo que había pasado la noche anterior. Me felicitó como si estuviera felicitando a una novia que le estaba contando que iba a casarse. No quería ni pensar en lo que cansado que debe haber sido para ella escucharme día tras día hablar sobre el mismo tema, sin poder hacerme entender que solo podía solucionarlo hablando directamente con la chica. Así que le pedí disculpas.

—Minari, no nos conocemos hace mucho, pero somos amigas ¿no?

—Si, por supuesto—respondí.

—Entonces no pidas disculpas, las amigas estamos para eso, la próxima vez que quieras hablar de como te sientes, no vayas ni a pensar en callarlo, con Sana vamos a escucharte siempre que lo necesites.

—Muchas gracias, tengo mucha suerte de haber llegado a esta escuela—le dije haciendo como que iba a ponerme a llorar, reímos y nos dimos un abrazo.

En el receso, cuando Sana llegó, solo la abracé, y ella correspondió mi abrazo.

—Que inusual esta demostración de afecto, pero voy a aceptarla—dijo mientras frotaba su mejilla con la mía. Luego le conté lo mismo que a Jihyo.

—Pues... ¡felicidades a las novias!—exclamó.

—¡Sana! —reproché. 

Jihyo solo rio.

—¿Dónde está Dahyun? —preguntó.

—Tiene una reunión del comité estudiantil—respondió Sana, cambiando de ánimo repentinamente.

—Por un momento olvidé que ella era parte del comité—dije.

—Es que Dahyun es tan diferente ahora comparada a nuestro primer encuentro—dijo Jihyo, poniéndose de pie e imitando la postura de Dahyun —Las vi—remedó lo primero que nos dijo la pálida chica.

A la hora de almuerzo si pudimos ver a Dahyun, se acercó a nuestra mesa, y caminando junto a ella venía Chaeyoung.

—Chicas, traje a Chae conmigo, ¿todo bien? —preguntó Dahyun, mirándome disimuladamente.

—Claro que si—respondí sonriendo a ambas.

Desde ese día, Chae se sumó a nuestro pequeño grupo. Casi siempre llegaban Dahyun y ella juntas, pero había veces en que Dahyun tenía asuntos del comité estudiantil y Chae llegaba sola, tímidamente, a sentarse con nosotras y platicar. La chica era una persona de pocas palabras, pero muy buena oyente, como dijo Sana, parecía prestar atención a cada detalle de lo que le estabas diciendo, y sus reacciones eran siempre muy expresivas. Su compañía a la hora de almuerzo era más agradable de lo que hubiese esperado.

Momo aún no conseguía a los dos miembros que le faltaban para su club, así que yo seguía yendo a detención día por medio, y Chae, que aún no escogía un club, iba todos los días. Nos hicimos lo suficientemente cercanas como para que, en los días en que yo me quedaba a detención, ella me esperara afuera de mi salón, para irnos juntas. Me parecía muy tierno cada vez que salía y la veía ahí, pequeña, adorable y con su sonrisa característica.

Era extraño que entre las dos las conversaciones fluyeran tan fácilmente, ya que ninguna de las dos era una gran conversadora, pero cuando estaba con ella, sentía que cualquier cosa podía ser un tema de conversación. Por lo general nuestras pequeñas conversaciones eran sobre lo que yo había hecho la tarde anterior, como pasar el nivel del algún juego o sacar a pasear a mi perro. O nos contábamos anécdotas de nuestras compañeras de clase o de familiares. Nunca llegábamos a tener conversaciones muy profundas, pero yo estaba bien con ello, pues a pesar de ser triviales, nuestras conversaciones eran interesantes, tanto para mí, como para ella. Podía decir que Son Chaeyoung, la chica a quien tanto temí por un tiempo, se había convertido en mi amiga, incluso hablábamos por chat, ella me enviaba fotos graciosas y yo le enviaba fotos de mi perro.

Una de esas tardes, llegamos al salón de detención y notamos el aire un poco pesado al entrar.

—¿Pasó algo? —preguntó Chae preocupada.

Chae también se había hecho más cercana a las chicas con las que compartía a diario en detención.

—Jeongyeon fue expulsada de su club—respondió Nayeon mientras acariciaba el hombro de su amiga.

—Ni si quiera me dieron una advertencia—dijo con la voz medio quebrada la chica de cabello corto, pasándose las manos por la cara.

—Bueno...llevas casi un mes completo faltando por tener que venir a detención—dijo con precaución la mayor.

—Es injusto, a veces nos envían aquí sin razón, ¡los maestros nos odian!—Jeongyeon estaba enfadada, se notaba en su voz.

—Se que puede ser un poco imprudente...—Momo llegó a la conversación de pronto, venía de hablar con un par de chicas que habían llegado por primera vez a detención, probablemente para invitarlas sin éxito a su club—...pero si quieren pueden unirse a mi club...de baile—sonrió nerviosa.

—No, muchas gracias Momo, la verdad es que a mí no van a sacarme del club de canto porque soy la cantante principal, así que no debo preocuparme por eso...—miró a Jeongyeon, que parecía atravesarla con la mirada—No es que Jeongyeon no fuera importante en su club, claro que ella toca muy bien el saxofón—dijo apresuradamente.

—No importa—le dijo a Nayeon—Da igual, de todas maneras, ya me sacaron—se estiró en su silla, bostezando— Bien, Momo, entraré a tu club—los ojos de Momo brillaron—Y de una vez por todas, dejemos de venir a detención por hacer idioteces—se dirigía a Nayeon, quien rodó los ojos, pero asintió.

—¡Muchisimas gracias!—Momo comenzó a hacer muchas reverencias—Ahora, solo nos falta una persona—dijo entusiasmada.

—Chae—miré a la chica junto a mí.

Ya habíamos tenido una conversación en la que ella me contaba que tenía pensado unirse al club de Momo, pero solo si faltaba un miembro.

—Momo unnie—Chae levantó su pequeña mano—yo seré esa última persona.

Momo casi se pone a llorar de la felicidad, saltó a abrazar a Chae para agradecerle eufóricamente. La chica pasó el resto de la hora de detención hablándonos sobre coreografías y canciones, todas la escuchamos con atención, pues sabíamos lo emocionante que era para ella.

—Entonces supongo que esta será la última tarde que pasaremos juntas en detención—dijo Chae, cuando ya estábamos arreglando nuestras cosas para irnos.

—Supongo...—contestó Nayeon—Chicas, fue un placer compartir este castigo con ustedes.

—Desearía que estuviéramos en la misma escuela—habló Tzuyu, quien había estado ahí todo el tiempo, pero en silencio.

—Si, pero de todas formas estaremos juntas en el club de baile, al menos cinco de nosotras—dijo Momo, mirando cabizbaja a Nayeon.

—Vamos a extrañarte, Nayeon unnie—dije, haciendo un puchero, gesto que se me había pegado de Sana.

Nayeon me miró y replicó el puchero, luego miró a su alrededor, todas mirándola a ella también.

—¡Abrazo grupal!—gritó, mientras tiraba de nuestros brazos para que la abrazáramos—No se preocupen, de todas formas, estaré constantemente dando vueltas por su club, pensarán que soy una integrante más—La chica mayor aprovechó que nuestro abrazo empezaba a separarse y tomó una fotografía con su teléfono—Voy a enviarla al chat grupal—el chat grupal que creamos una semana atrás—deberíamos cambiar el nombre de "Detención" a "Club de baile y Nayeon"—sugirió.

—Solo lo dices porque quieres que tu nombre aparezca en el título del chat—reclamó Jeongyeon.

Nos reímos, pero de todas formas el chat grupal que habíamos creado cambió de nombre a "Club de baile y Nayeon".

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora