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—Discúlpame Mina, no soy Chae—Sana entró despacio a la habitación—pero ella me dijo que viniera a hablar contigo.

—¿Qué?

—Sí, me dijo que estabas triste y necesitabas hablar con alguien.

—¿Y por qué no vino ella?—estaba comenzando a molestarme un poco por la actitud que estaba teniendo Chaeyoung.

—No lo sé, yo le dije lo mismo...

¿Quién se creía mandando a otra persona a hablarme? ¿Por qué no era capaz de venir ella?

—Voy a hablar con ella—me levanté de la cama, impulsada por el enojo—Gracias por venir Sana, pero esto es entre ella y yo.

Caminé con paso firme hasta la sala, donde Chae estaba sentada con las demás, seguían hablando sobre el novio de Momo y lo estúpido que era.

—Chae, necesito hablar contigo—la llamé, no me importo que las demás vieran mis ojos hinchados o los rastros de lágrimas.

Ella se puso de pie, ante la mirada atónita de las chicas, tomó mi muñeca y me guio hasta la habitación de sus padres. Cerró la puerta detrás de nosotras, ensordeciendo el ruido que venía de la sala.

—Soy una idiota—dijo, antes de abrazarme por sorpresa.

Sentí como su cuerpo se tambaleaba de un lado al otro, por el alcohol que aún corría por su sangre.

—Sí, eres una completa idiota—dije con rabia, pero con el abrazo comencé a calmarme un poco.

—No debí decírtelo así—arrastraba un poco las palabras, pero podía entender lo que me decía—realmente lo siento mucho, Mina—sentí mi camiseta humedecer, estaba llorando.

—Hay algo que te está molestando, Chae, y yo no seguiré comprándome la excusa de que estás así, distante y triste, porque tus padres se fueron—acaricié su cabeza, tratando también de calmarme a mí misma.

La chica suspiró, se separó de mí, se sentó en la cama y con su palma dio unos torpes golpecitos en el colchón. Me senté junto a ella y tomé su mano.

—Mina...sabes que yo te quiero, te quiero muchísimo...—sentí miedo, ¿qué es lo que estaba a punto de decirme?

—Yo también te quiero mucho—limpié una lágrima solitaria que aun rodaba por su mejilla.

—Pero...tengo miedo—confesó, agachando la cabeza.

—¿De que tienes miedo?—pregunté extrañada.

Guardó silencio, juntando valor para hablar.

—Tengo miedo de que también te vayas.

—No me iré a ningún lado Chaeyoung, estoy aquí contigo, quiero estar contigo—acuné su cara con una de mis manos.

—Mentira, si vas a irte—esquivó mi mirada.

—¿Qué...?—justo comprendí a lo que se refería.

—Te irás a Nueva York en menos de dos meses, Mina.

—Yo...

—No quiero hacer que te sientas culpable, por favor, no me malentiendas—me miró a los ojos—pero no quiero perderte.

—No vas a perderme, Chaengie—dije con dulzura—Nosotras podemos seguir juntas, incluso a distancia, haremos que funcione.

—Ni si quiera estamos juntas—volvió a agachar la cabeza.

—¿Por eso me dijiste todas esas cosas? —comencé a entender lo que la acomplejaba.

—Tú y yo, lo que tenemos, me encanta, pero me confunde a la vez, ¿hasta qué punto somos algo?

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora