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—¡Mina!—me equivoqué, si volví a escuchar su voz—¡Mina, por favor!—¿me morí? ¿los ángeles tenían la misma voz que Chae?—¡Mina!—era más como un sollozo, ¿me fui al infierno?

Sentí como el aire entraba a mis pulmones de golpe.

—¡Mina!—también escuchaba a las demás chicas.

Había algo presionando mis labios.

Escuché murmullos de gente desconocida.

Tosí y agua salió por mi boca, abrí los ojos.

Un hombre que no conocía estaba frente a mi cara. Me asusté, me senté rápidamente mientras seguía tosiendo.

—¡Mina!—exclamaron mis amigas nuevamente.

Escuché aplausos.

Sentí unos brazos conocidos a mi alrededor. Cuando pude dejar de toser y recuperé el aliento miré a mi alrededor, estaba lleno de gente mirándome mientras aplaudían.

—Mina—dijo Chae aliviada, me tenía abrazada con fuerza—¿estás bien?

—¿Qué pasó?—la chica se apartó de mi ante la pregunta.

—Te ahogaste, pensé que ibas a morir, el salvavidas te trajo y estabas inconsciente—respondió nerviosa y con rapidez, volvió a abrazarme—Pensé que iba a perderte.

La gente comenzó a retirarse de a poco y mis amigas se acercaron a abrazarme también.

—Gracias, gracias, gracias—Nayeon era la única que no me estaba abrazando, si no que agitaba la mano del hombre y hacía reverencias sin parar, me di cuenta de que era el salvavidas.

Entendí todo y recordé cómo me había dado un calambre al caer del flotador. Agradecí estar viva.

—Muchas gracias—dije desde el piso al hombre, después de que Nayeon se cansó de agradecerle.

—Estúpida Mina, ¿Qué carajos iba a decirle a tus padres si te morías?—Nayeon me dio un golpe en el brazo antes de abrazarme.

Me ayudaron a levantarme y caminamos hasta nuestras cosas. Chae no me soltaba el brazo, como si la corriente fuera a arrastrarme otra vez si me soltaba.

—Demasiada playa por hoy, volvamos a casa—dijo Jeongyeon, recogiendo sus cosas.

El ambiente estaba raro, todas las chicas habían quedado asustadas después del accidente. Yo no sabía qué hacer...ni en qué concentrarme, me sentía culpable por arruinar el viaje, pero también me preocupaba algo tan tonto como que mi primer beso me lo había dado un salvavidas al hacerme respiración boca a boca porque casi me ahogo por estar durmiendo sobre un tonto flotador.

—Lo siento mucho, chicas—hablé para romper el silencio.

—¿Lo sientes?—Jihyo preguntó sorprendida—¡Mina, no te sientas mal, solo fue un accidente!

—Si, no tienes que disculparte, tonta—Nayeon volvió a golpear mi brazo, me lo merecía.

—Estamos felices de que estés bien, unnie—Tzuyu me sonrió.

—Pero siento que el ambiente se puso raro por mi culpa.

—Es por el susto, pero no tienes que pedir perdón—Jeongyeon se acercó a mi para darme un abrazo.

—De hecho, deberíamos hacer una celebración triple ahora—Nayeon lanzó su toalla sobre uno de los sillones de la terraza—Por la victoria de Mina, por el cumpleaños de Jeongyeon y porque Mina está viva.

—Eso es demasiada celebración por mi—dije un poco cohibida.

—¡Mientras más motivos, más podemos beber!—exclamó la mayor, con un vaso imaginario levantado en el aire.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora