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—¿Segura que no podemos vernos mañana?—pregunté, cuando ya estábamos despidiéndonos en la puerta de su casa.

—Pasé toda la semana sin abrir ni un libro o leer un apunte...

—Tampoco estuviste conmigo en toda la semana—reclamé—podemos estudiar juntas—propuse insistentemente.

—En primer lugar, fuiste tu quien no me quizo consigo durante toda la semana. En segundo lugar, sabes que le ganas por paliza al estudio, no podría concentrarme contigo a mi lado, al menos no como espero concentrarme para ponerme al día—dijo con un puchero.

Se veía adorable con esa carita y su suéter que le cubría las manos de lo grande que le quedaba. No tardé en apoderarme de su labio inferior, aprovechando el puchero.

—Está bien, pero me debes una salida al cine, que no se te olvide, Son Chaeyoung—dije aún pegada a su cara.

—Lunes—me dio un corto beso.

—Bien—dije de mala gana.

—Vuelve con cuidado—se aferró a mi cintura.

—Si no me sueltas, es dificil que vuelva a casa, pero no tengo problema en llevarte conmigo.

—Es que no quiero dejarte ir—otro puchero de ella, otro beso de mi parte.

—Entonces no me dejes.

—No te dejo—me pegó más a su cuerpo.

La besé como si realmente no fuéramos a volver a vernos. Con cuidado, di un paso hacia adelante, haciendo que ella retrocediera. Di un paso más, metiéndonos a la casa, mientras seguíamos besándonos, ella dio otro hacia atrás. Cerré la puerta tras de mi, para dejar claro que yo no pensaba irme aún.

—Mina—susurró y me dedicó una mirada que no sabía si era de reproche o si significaba "quiero más besos". Decidí, convenientemente, que era la segunda, así que con un movimiento rápido intercambié posición con ella, dejándola entre la puerta y yo.

—Prometo que nunca más te dejaré ir—dije en voz baja.

—No me dejaste ir, tu fuiste quien me alej...—la callé con un beso. 

Ya sabía que era yo quien la había alejado, no tenía que recordarme lo estúpida que había sido.

—Voy a recompensarte—susurré en su oído, para después morder con suavidad el lóbulo de su oreja, lo que hizo que la chica pegara la cabeza a su hombro, dejando el lado opuesto de su cuello expuesto.

Pasé mi brazo por detrás de su espalda y la abracé con fuerza. Con la mano que tenía libre puse detrás de su oreja los mechones de cabello que cubrían su cuello y ataqué su piel expuesta con suaves besos que poco a poco si volvieron más apasionados. Fue ella quien con sus manos redireccionó mi cabeza para volver a besar su boca. Con una caricia de su lengua sobre mis labios, invitó a la mía a unirse al baile...un baile que, para mi sorpresa, Chaeyoung no estaba luchando por dominar, se estaba dejando llevar por los movimientos que yo hacía. Yo tenía el control absoluto del beso, lo que no ocurría muy seguido.

Pasó ambos brazos por sobre mis hombros, abrazándome del cuello, para que no me apartara de su boca. Metí mis manos por debajo de su suéter y comencé a acariciar su piel. Su espalda se arqueó hacia mi, como tanto me gustaba.

—Tienes las manos frías—se quejó.

Aproveché el poder de mis frías manos, para acariciar más arriba, haciendo que pegara su pecho al mío, tratando de huir del frio toque. Sonreí con malicia y sentí sobre mis labios que ella también sonreía. Aprovechando la posición de mis manos, me acerqué al broche de su sujetador, ella parecía estar demasiado inmersa en nuestros besos como para darse cuenta, hasta que lo desabroché con cuidado.

Se separó un poco, sorprendida.

—Perdón—dije enseguida, quitando mis manos de su espalda, me di cuenta de que no había pedido permiso y quizás Chaeyoung se había incomodado—de verdad lo siento, si no quieres...

Negó con la cabeza rápidamente.

—Mi hermano está en su habitación—explicó en voz baja—Podría escucharnos.

—Entonces ten cuidado con hacer ruido—sonreí pícaramente.

Me miró atónita, sin poder creer que realmente fuera yo quien hablaba. Sin perder tiempo, volví a besarla y mis manos nuevamente se metieron bajo su suéter, para acariciar su suave piel. Ella soltó un suspiro, sentí una ola de calor subiendo por mi cuerpo. Puse una de mis piernas levemente flectada entre las suyas, y presioné con mi cadera hacia la puerta, Chae gimió despacio. Acaricié con amabilidad sus caderas, su cintura, su vientre y me acerqué peligrosamente a su pecho. Aún colgada de mi cuello, la chica jadeaba cuando nos separamos para tomar aire.

—¿Puedo?—pregunté, tratando de recuperar la respiración.

Asintió sin dejar de mirarme a los ojos, así que, por primera vez, metí mi mano bajo el sujetador suelto de mi novia y agarré uno de sus pequeños pechos, lo apreté con cuidado, para sentir su suavidad. Lo masajeé lentamente y mis dedos se encontraron con su pezón endurecido, no dudé en tomarlo entre mis dedos y lo torcí levemente, a lo que Chaeyoung soltó un gemido más sonoro.

—Shh—puse un dedo sobre su boca—no quieres que tu hermano escuche.

Metí la otra mano bajo su suéter para hacer lo mismo con su otro pecho. Ella apretó los labios, para ahogar un gemido. Me excitó muchísimo su expresión, y lo hice notar en los movimientos de pequeños vaivenes que comencé a hacer con mi cadera, haciendo que mi muslo ejerciera presión sobre su centro.

Chaeyoung se aferraba y escondía en mi cuello, tratando se ahogar los sonidos que salían de su boca, pero no pudo seguir aguantando los estímulos que estaba haciendo en su cuerpo y dejó salir un sonoro gemido que si fue bastante audible, a pesar de las precauciones que la chica intentó tomar. Yo quería más de esa música y me iba a esforzar por tenerla. Desocupé una de mis manos para levantar su cabeza, tomándola del mentón y así pude volver a besarla. Luego llevé la misma mano a su vientre, lo acaricié lentamente y puse mi mano sobre el botón de su pantalón. La miré a los ojos fijamente, esperando la autorización. La respuesta fue un beso, supuse que eso era una afirmación, así que desabotoné sus pantalones y luego bajé el cierre de este.

Comencé a ponerme nerviosa, nunca había hecho esto antes, al menos no a otra persona, y lo más importante, esta persona era Chaeyoung. Sin importar mi falta de experiencia, mi mano estaba dispuesta a meterse dentro del pantalón de mi novia, pero cuando estuve a punto de hacerlo, escuchamos un ruido en la escalera y nos separamos asustadas.

—Noona, ¿quieres que ordenemos pizza?—se escuchó la voz de Jeonghoon bajando por la escalera—¡Podemos aprovechar que somos tres y ordenamos una promoción de dos pizzas!

Chae abotonó velozmente su pantalón, bajó su suéter y se cruzó de brazos para ocultar su sujetador desabrochado. Yo abrí la puerta y me coloqué debajo del marco de esta.

—N-no, ya comimos—la voz de Chaeyoung temblaba, tosió para disimularlo.

—¿Por qué están tan rojas?—cuestionó el chico cuando llegó a la sala.

Miré a Chae y sus mejillas estaban muy rojas, imaginé que las mías debían verse parecido.

—E-estábamos diciéndonos cosas cursis...ya sabes, porque no queremos separarnos—argumentó la chica, lo cual era en parte cierto.

—De hecho, ya me estoy yendo—dije, mi voz estaba ronca.

—Adiós, Mina—se despidió Chae, agitando su mano nerviosa, mientras yo caminaba hacia la puerta de la calle.

—Nos vemos, que estén bien—me despedí.

—¡Avísame cuando llegues a tu casa!—exclamó mientras yo cerraba la puerta.

—¡De acuerdo!—respondí y agité mi mano.

Apenas escuché la puerta de su casa cerrarse, me pegué a la fría muralla que rodeaba su casa para enfriar mi cara. Definitivamente teníamosque dejar de hacer ese tipo de cosas en lugares donde pudieran interrumpirnos.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora