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A la mañana siguiente no podía creer que había grabado un audio de más de diez minutos cantando todas las canciones en que aparecía el personaje de Chae. Quería borrar el mensaje, pero de seguro la chica ya lo había escuchado y guardado, era muy tarde para arrepentirse.

Le pedí a mi mamá que me llevase a casa de Chaeyoung, aún no me recuperaba de la noche anterior y tenía miedo de estar sola en la calle.

Llegué a las cuatro de la tarde, toqué el timbre y nadie respondió. Volví a tocar y nada. Llamé al teléfono de Chae, lo escuché sonar dentro de la casa, luego escuché un golpe y enseguida Chaeyoung abría la puerta principal de su casa. Tenía el cabello despeinado y bajo sus ojos entrecerrados había unas muy marcadas ojeras.

—Unnie, perdóname, no escuché el timbre—dijo, abriendo la puerta de entrada.

—¿Estabas durmiendo?—pregunté mientras entraba al jardín.

—Si, me quedé dormida después de comer, lo lamento.

—¿A qué hora te dormiste anoche?

—¿Dormir? Me quedé despierta toda la noche, solo he dormido desde que terminé de almorzar hasta ahora.

—¡¿Qué?!—exclamé, no podía creer que Chaeyoung se había pasado toda la noche aprendiendo el diálogo de una obra en la cual ni si quiera quería participar.

—Te dije que quería memorizar todo para solo dedicarnos a ensayar hoy, de verdad necesito ayuda con el tema de la actuación, esa es la mitad del trabajo.

—Pero no tenías que pasarte toda la noche despierta, es malo para tu salud—tomé una cajetilla de cigarros vacía que estaba sobre la mesa—Y esto también es malo para tu salud, no me digas que fumaste toda la cajetilla anoche.

—No, por supuesto que no, la fume anoche y hoy en la mañana.

—Chae...—me crucé de brazos.

—Unnie...—imitó mi tono de voz y también se cruzó de brazos.

—Noona, creo que el timbre estaba sonando—se escuchó decir a Jeonghoon, que bajaba las escaleras—Estaba con los audífonos puestos así que no...Oh, hola noona—me saludó cuando me vio.

—Hola Jeonghoon—saludé de vuelta.

—Vienes demasiado seguido como para no ser la novia de mi hermana—dijo tomando unas llaves que había sobre la mesita de la entrada.

Me puse roja. Ya quisiera yo.

—¡Deja de decir esas cosas, Jeonghoon!—lo regañó Chae.

—Voy a salir con mis amigos—abrió la puerta—Tienen la casa sola—nos guiñó un ojo y cerró la puerta tras de sí.

—Ese niño...—suspiró—No le hagas caso—caminó hacia la cocina—Voy a servir un poco de agua. ¿Quieres ensayar en la sala o en mi habitación?

—¿Podemos mover los muebles de la sala para tener más espacio?—pregunté, tratando de empujar el sillón con mi pierna.

—Claro que sí, entre las dos podemos moverlos—volvió con una jarra llena de agua y dos vasos.

Despejamos la sala, para poder movernos libremente. Los muebles quedaron todos pegados a las murallas.

—Quiero que me escuches recitar de memoria todos los diálogos—dijo, mientras nos sentábamos en el sillón.

La chica, como si estuviera leyendo el guion, dijo todas las líneas, una tras otra, sin detenerse.

—Ya veo por qué no dormiste—dije impresionada.

Malentendido (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora