21 de Enero, Primavera
Hace dos días me dieron el alta, aún tenía varios hematomas en mi cuerpo sin sanar, mis costillas habían mejorado lo suficiente para poderme movilizar con facilidad, aunque debía tener todo mi torso vendado hasta que pudiese recuperarme por completo, me encontraba ya listo para irme al colegio, mi madre se negaba a dejarme llevar mi moto, pero insistí en convencerla de que no cometería ninguna locura y que le avisaría en qué lugar estaría de no regresar a la casa a tiempo, las vaciones de mi madre se habían acabado el 15 de Enero, por lo que ya no estaba en casa y no volvía hasta muy tarde, nuevamente mi vida comenzaba a ser la sombra de lo que había dejado de ser, regresaba a mis rutinas, regresaba a mi mundo, con la diferencia que ahora no debía subir al bus a ver a los zombies de Lunes por la mañana, fuera de eso, yo seguía viéndome fatal, ahora manchado de hematomas, y con 6 costillas rotas.
Llegué por el estacionamiento del colegio, algunos chicos me veían extraño, por obvias razones me verían así, mi cara parecía la de un muerto, aseguré la moto y me dirigí a mi casillero a guardar mi casco, caminaba mientras las miradas de juicio se postraban sobre mí, ¿acaso sabían lo que había ocurrido?, no entendía nada de lo que ocurría, arrojé mi casco dentro del casillero y cerrándolo comencé a caminar sin un rumbo, ya el aire no era frío, era un fresco natural, y el verde pastizal nuevamente comenzaba a hacerse notar, caminaba por los pasillos cuando alguien me tomó por el brazo entre tantas personas que caminaban en ese momento, me giré a ver quién era -¡Hey Xan!
-Winder- Mi voz salió seria pero a la vez trataba de exigirle una explicación, sabía que si alguien debía estar al tanto de lo ocurrido, sería él –Xander ¿Cómo te encuentras hermano?- Preguntó el chico mientras caminábamos por el pasillo –Mejor- Sonreí sarcásticamente y Winder negó con su cabeza, soltó un suspiro –Xan...- Su expresión se había vuelto seria, necesitaba saber que ocurría en ese momento, pero quería conservar mi despreocupada imagen, así que solo asentí con la cabeza esperando que prosiguiese hablando -¿Supiste lo de Milly?- ¿Lo de Milly?, ¿Qué ha ocurrido con esa pervertida sínica? –No- Contesté, mi tono se había tornado serio, por más que detestara que Milly me acosara, yo ya le había tomado un cierto aprecio a esa pelinegra trastornada –Verás Xan... Nacilegna y Sandy estaban en el colegio aún por sus prácticas de porristas el día que Milly te acosó en el baño- No les había contado a ninguno de los chicos ese incidente, quería evitarme las burlas que se armarían entre ellos al enterarse de eso -¿Y eso qué?- Pregunté, aunque mi molestia ya comenzaba a hacerse presente en mi tono de hablar –Ellas vieron cuando saliste de las duchas al vestidor desnudo y en paño con Milly, ellas fueron quienes les dijeron a Alice y por eso el comentario que hizo sobre los perros, el chisme recorrió todo el colegio y los padres de Milly han venido y la han retirado, dicen que la han llevado a un internado- La ira corría por mis venas en ese momento, me hacían doler las costillas en recuperación y hasta los hematomas de mi cuerpo, no dije ni demostré nada a Winder, solo me retiré, necesitaba conseguir a esas zorras, estaba seguro de que quería matarlas en ese instante.
Caminaba convertido en furia, cada parte de mí era la ira descontrolada, me sentía ferozmente enfadado, a lo lejos pude percatarme de que la rubia y la oxigenada estaban sentadas en una banca del pasillo, rodeada de algunas chicas del equipo de porristas, iba a acercarme, cuando una dulce voz sonó a mis espaldas –Xander...- Mi nombre quedó suspendido, junto con las suaves notas de su voz al pronunciarlo, sentí que mi ira se desvanecía y solo quedaba petrificado, me obligué a girarme para poder mirarla, allí estaba ella con esa bendita sonrisa encantada, con esa mirada penetrante que derretía y petrificaba mi alma, y no podía faltar su cabellera otoñal despeinada -¿Có... Cómo te encuentras?- La chica soltó la pregunta con mucho nerviosismo en sus palabras, sentía que quería abrazarla, sentía que quería robármela y no devolverla jamás, pero sabía que aunque tan solo estuviese a un escaso metro de mí, un muro enorme nos separaba, ese muro se llamaba la terrible desconfianza que se había generado, todo por culpa de los malditos rumores de este miserable colegio, rasqué mi cuello y levemente logré dedicarle una sonrisa, llena de inseguridades y miedos, pero puedo jurar que fue autentica, fue realista, sus caobas ojos me miraban temblorosos, podía notar que se encontraban cristalizados, no quería verla llorar, quería que ella fuera mi sol, necesitaba alumbrar mi vida, y ella era la única con esa habilidad, sin decir nada, tomé su mano y caminé, pensaba dirigirme hacia las gradas, sabía que el campus estaría solitario hasta las 10:00am, así que aprovecharía al menos dos horas para estar con ella a solas, aunque eso implicaría que ella se saltase sus clases, no me importaba, la necesitaba más de lo que sus profesores la necesitarían en sus clases, y era una chica aplicada, sabía que recuperaría fácil la clase pérdida, la chica no refutó, no soltó mi mano, el contacto de su mano con la mía, el roce de sus dedos en los míos desde el momento en el que se entrelazaron, esa sensación me hizo sentirme en paz, ella me daba paz, y eso era lo único que necesitaba.
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Simplemente Ella
Teen FictionXander Guess es un chico de 16 años de edad el cual no ha tenido una vida sencilla, teniendo en cuenta que ha sido el peor error de sus padres, creció lleno de traumas que le generaron trastornos psicológicos, tiene un carácter fatal y una personali...