24 de Mayo, Fuerte de la Primavera
Han pasado muchos días desde que Guel tuvo el accidente en la moto, para ser sincero creo que es una semana y media, o no lo sé, ha estado en reposo desde que le dieron el alta 3 días después, sus padres son sobreprotectores, querían asegurarse de que él estuviese realmente bien, yo tuve que regresar a este fregado colegio, aunque no he entrado a clases, me doy cuenta de que a los profesores les vale, saben que mi imbécil padre arreglará todo con un cheque en la dirección, no me preocupo, no debo esforzarme, tampoco me nace hacerlo, ¿Para qué me servirá obtener el ángulo de la hipotenusa en el futuro?, o ¿Para qué demonios me servirá calcular la equis que es igual a la base por altura entre dos?, solamente me he aprendido eso, y debía entregar un trabajo de matemáticas hoy, pero, no le he realizado, se me ha pasado por alto, lo recordé con un cigarrillo entre mis dedos en la terraza de mi casa a las 3 de la mañana, no soy el mejor en el colegio, eso sin dudas, pero ahora que lo creo, ¿Realmente seré bueno en algo?
No tengo un medio de transporte particular ahora, no sé cuándo el idiota de mi mejor amigo planea pagarme la moto, me tocó irme en el transporte público, como chinga irme en buseta, sentarme al último puesto y mirar a los zombies mañaneros, recordarme que también soy uno, mis ojeras han empeorado, quizás puedo asumir que sean un efecto de la nicotina, me ahogo con el humo de los cigarrillos, sé que no debo, pero es una fregada adicción que me mata de ansiedad si no lo hago, paso mi insomnio fumando hasta que logro dormir, amanezco en la terraza cuando el sueño me vence sin previo aviso, eso me pasa factura, el no dormir en un lugar apto, realmente el no dormir en general, son culpables de mis terribles ojeras de este día, es sábado, día de atuendo libre en el colegio, al menos puedo agradecer profundamente que no llevo puesto el fregado uniforme, pero no tenía muchas opciones, a mi amada madre se le ha ocurrido lavar mis suéteres, me he tenido que colocar el único que tenía, es grande, de capucha y rosado, no sé cómo demonios tengo este suéter entre mis ropas, es como el multiverso de los atuendos que uno nunca sabe de donde salieron, pero terminan por ayudar en el día que menos esperas, esa fue la función de este suéter hoy, después de tanto pensar, solamente me quedé viendo por la ventana, recibiendo el aire frío primaveral, tratando de ser invisible, aunque vestido de rosado lo dudaba mucho.
...
A veces cuando piensas que no hay maneras de empeorar un día, aparece una chica entrometida utilizando un suéter rosado con un jeans alto negro con cadenas, de todas las formas de vestirse, tuvo hoy que elegir el mismo atuendo que yo, solo que, versión femenina, la vi llegar al colegio sin su hermano, es la primera vez que llega sola desde que comencé a visualizar sus llegadas, y sí, si ella es una fregada entrometida, yo soy un chingado acosador, pero, para ser verdad, ella también me acosa, pero durante todo este tiempo, jamás la he visto llegar sin Rhos, y esta es la primera vez que eso sucede, decidí apresurarme a acercarme a ella, habían pasado varios días desde que la vi en el hospital y no hemos cruzado muchas palabras desde entonces, no sé qué demonios le pasa, desvía mis llamadas y solo de vez en cuando responde algunos mensajes, al acercarme a ella, noté que sus ojos estaban cristalizados, ligeramente hinchado, ¿A caso había estado llorando?, me posicioné frente a ella, impidiendo su paso, ella levantó sus ojos caobas, enrojecidos e hinchados, me observó y sentí unas descontroladas ganas de abrazarla, respiré hondo para calmar mis ganas, aclaré un poco mi garganta para tratar de conseguir unas palabras adecuadas, nunca sé que decir cuando alguien llora frente a mí, esperaba al menos no sonar como lo que soy, un completo idiota -¿Estás bien?- Nunca imaginé sonar tan cálido y preocupado, realmente no sabía por qué lloraba, y eso me angustiaba, prometí protegerla, no quería que por su mejilla rodaran sus acristaladas lágrimas, esa fregada me mataba, no sé por qué se volvió tan importante, quizás el hecho de estar enamorado hace esta chingada, pero al menos una cosa tenía claro, lo que siento por ella me ayudó a no sonar tan idiota al preguntar, la miré por unos segundos, de sus ojos las lágrimas comenzaron a rodar, negando con su cabeza, saltó sobre mí y prendiéndose a mi cuello, hundí mi cabeza en el suyo, respirar nuevamente ese olor a fresa de su perfume que amo tanto, es una fregada droga, yo quizás a ella le huelo a nicotina y 3 litros de perfume de hombre, pero ella... ¡Joder!, ella huele a mermelada, a tutti frutti, a frutillita, huele a pastelería y no hay olor que pueda amar más, que no sea el de su perfume, si me iba a volver adicto a ella, sería un completo adicto, luego de lo que fue alrededor de un minuto, ella se apartó de mí, secando torpemente con las mangas de su suéter, sus lágrimas, a poca voz, realmente a lo que fue un susurro gimiendo por ayuda de querer salir entendible de nudo que estaba atarugado en su garganta, pronunció –Rhos- Jipió, abanicando sus ojos con sus manos para dejar de llorar y calmarse -¿Qué ha pasado con Rhos?, Alice- Pregunté, sin invadir demasiado su espacio, no quería que por estar sensible, fuese a malinterpretar las cosas, las mujeres están diseñadas para malinterpretar todo, al notar que intentó hablar, pero un jipeo ahogado fue lo único que emitió, la tomé de la mano y la comencé alejar del lugar, dirigiéndonos ahora a mi pequeño refugio.

ESTÁS LEYENDO
Simplemente Ella
Teen FictionXander Guess es un chico de 16 años de edad el cual no ha tenido una vida sencilla, teniendo en cuenta que ha sido el peor error de sus padres, creció lleno de traumas que le generaron trastornos psicológicos, tiene un carácter fatal y una personali...