Capitulo XXXV

27 7 20
                                    

15 de Abril, Primavera


No era mi mejor día, ni mi mejor ánimo, pero, al llegar al colegio y ver la cabellera otoñal de la despeinada acercarse a mí, sentí mi ánimo mejorar un poco más -¡Hola Xan!- Exclamó la despeinada, con sus manos en la espalda, balanceada sobre su mismo eje, me miraba sonriente, sus ojos caobas penetraban mis negros ojos, y su sonrisa calentaba cada parte de mí, aun así, mi rostro frío reflejaba aun el mal genio que tenía -¿Sucede algo?- Preguntó la entrometida, haciendo una mueca de intriga –Estoy bien Lynn- Comencé a caminar con la completa certeza de que ella me seguiría, y así fue -¿Sabías de la reunión de padres que hay hoy?- ¡Demonios!, había olvidado por completo la reunión de padres, odiaba aún más saber que mi madre vendría al colegio y que lo único que debería recibir eran las mismas noticias que harían que llamase a mi padre para que volviese a pagar por mi año escolar, eso implicaría que mi padre... Bueno...

-¡Guess!... ¿Estás bien?- La voz de la entrometida me sacó de mis pensamientos y pude percatarme que me había quedado de pie, pensando, mi vista había estado perdida, quizás mis traumas infantiles me generaban una mayor fregada interna, pero, lo que peor me ponía, era saber lo que me acontecería, eso me generaba nauseas, sentí que debía alejarme de ella, saqué un cigarrillo de mi bolsillo, tratando de esta manera de calmar mi ansiedad –Vete- Le musité, alejándome de ella en dirección contraria, pero en lugar de alejarse, aceleró su paso para alcanzarme, quizás se había acostumbrado notoriamente a mi forma de ser, o solamente formulaba una lista de entrometidas preguntas que realizar, pero Alice solo caminaba en silencio a mi lado, y aunque mi ansiedad era inmensa, y las manos me temblaban incluso para encender el cigarrillo, la intriga del por qué ella se había quedado callada me inundaba –Lynn- Dije con una voz fría y segura, Alice ya tenía su mirada fijada en mí -¿Por qué demonios me sigues? Te he dicho que me dejaras solo, ¿Aparte de entrometida, eres sorda?- La chica dirigió su mirada hacia adelante, esbozando una sonrisa algo triunfal, creo yo que así podría describirse, blanquee mis ojos y rechisté -¿Sabes?, no te gustan mis canciones, pero en muchas de estas, es muy notorio darse cuenta de que los cantantes piden una compañía silenciosa en los momentos difíciles de sus vidas, no sé lo que te ocurre... Pero... Quizás yo...

-¿Pensaste que necesitaba tu compañía silenciosa?- La chica desvío la mirada hacia su derecha, su semblante reflejaba una notoria vergüenza, y yo... Bueno, ¡Al demonio!, amaba ver su expresión de tonta, cada vez que mis comentarios la ponían roja, era demasiado boba podría decir, siempre lo ha sido, era Alice Lynn después de todo, y no existe una chica como ella, no existirá jamás, es lo que la hace hermosa y especial, al percatarme que ella no contestó mi pregunta, me detuve en seco frente a ella, ahora el papel se invertía, y aunque normalmente era yo quien no podía verla a sus ojos, siempre he creído que su fregada mirada es como medusa, tiene la capacidad de petrificarte en segundos, o de leer tu alma, o quizás conocer todos tus pecado, ¡Oh al demonio!, el punto era que ella me desvío su mirada, había comenzado a notar que muchos de mis comentarios generaban en ella esa reacción, nunca me había dedicado lo suficiente a escucharla hablar sobre sí misma, nunca lo hacía, se dedicaba a saber de mí, indagar sobre cada problema que estuviese en mi vida, pero jamás se expresaba lo suficientemente bien de ella, y era precisamente eso, lo que generaba espacios en mí para poder conocerla completamente –Acompáñame Lynn- Comencé a caminar dispuesto a contarle sobre mí, una de las cosas absurdas que consideraba importantes, quizás de esa manera generaría en ella la confianza de decirme el por qué demonios parece ser tan insegura, si ella es tan fregadamente perfecta.

Llegamos a mi pequeño refugio, este árbol viejo de flores rosadas que se encontraba aislado de las estructuras del colegio, e incluso, se encontraba completamente aislado de otros árboles, donde el suelo se teñía de rosa por los pétalos muertos, y todo el silencio era completamente el mejor sonido que se podría apreciar, fue justo aquí donde he hablado con Alice por primera vez, y ella ya había compartido tiempo conmigo en este lugar, pero hoy planificaba decirle el por qué este sitio era importante para mí, ya debajo del árbol, protegidos de los rayos de sol que luchaban por penetrar las espesas hojas y ramas que este poseía, me giré a ver a Alice, sonreí nervioso, trataba de organizar las ideas y palabras que usaría para explicar algo que ¡Demonios!, ni si quiera los chicos conocían, ahora, esta entrometida sabría, pero, Alice era más importante para mí que cualquier simple mortal, así que ella transmitía en mí, la fregada confianza de ser quien soy, sin temor de que me juzguen por eso, lo supe el día en que no pude resistir más y lloré frente a ella, ese día supe que ella no se iría si la necesitaba a menos de que la hiciera enfadar, reí al pensar eso y la chica me veía con una notoria expresión divertida, quizás se preguntaría ¿Qué demonios le sucede?, ¡Chinga!, hasta yo me preguntaba eso –Lynn- Musité, desviando mi mirada de ella, sentándome en el suelo a solo observar el árbol que tenía frente a mí, estando yo debajo de este -¿Sabes por qué este árbol es importante para mí?- Alice, a quién le había dado la espalda, caminó hasta sentarse frente a mí, acomodó su falda para poderse sentar tranquilamente, y negó con la cabeza, me miraba confundida, pero sentí que sus labios trataban de negarse una sonrisa -¿Qué ves en él?- Alice soltó un suspiro, dirigiendo su mirada hacia arriba, enfocándose en cada hoja y flor que decoraban las extensas ramas del árbol, luego de unos segundos de meditación, contestó –Es un contraste artístico de colores...- Suspiré, ella veía todo con ojos de artista, pero yo, yo todo lo veía con unos fregados ojos de marihuano filosófico, lo peor, era que odiaba el olor del joint, me producía asco, recordé esa vez que estuve cerca de Milly mientras ella fumaba el tabaco, ese olor era fregadamente asqueroso, y me produjo un malestar peor que todo lo que genera la ansiedad, negué con la cabeza y dirigí mi vista hacia el campus –Ningún otro árbol es de color dentro de esta fregada institución Lynn- Solté un bufido y regresé la mirada a la chica, cuyos ojos reflejaban un notorio interés en lo que comenzaba a explicar –Este árbol es distinto, a pesar de ser tan bello, está solo, está aislado, nadie viene a admirar su belleza, nadie quiere acercarse a él, ha sido excluido por ser distinto, pero, nadie ha notado que sus diferencias hacen su mejor belleza- Los ojos caobas de la entrometida, parecían ser un rojo fluorescente ahora, pues brillaban como si dos luces estuviesen en sus pupilas –No hay ruidos fuertes, no hay tormentos, es sereno estar aquí, este lugar es el más hermoso del colegio, aunque nadie venga aquí, quizás Lynn, es por eso que este lugar es tan hermoso, nadie ha venido a dañar este árbol, por eso, se ha mantenido tan bello, conserva lo que es y quién es porque no ha sido expuesto a la acciones humanas, desearía ser este árbol Lynn, por esta razón, es mi lugar favorito del colegio, aquí puedo ser yo, puedo estar en paz, es mi mejor lugar para yo estar, para alejarme de las fregadas acciones de todos, es mi pequeño refugio... Al menos Lynn, así le he llamado- Alice me miró y sentía que era quizás nostalgia, o tal vez, no podía leerle la mirada, tomó muchos pétalos en sus manos y los arrojó sobre ella, sintiendo como caían todos sobre su cabello y uniforme, dijo sin mirarme –Creo que no es un pequeño refugio, este lugar es tan mágico, que es un escape de la realidad- Clavó sus caobas ojos sobre mí y me dedico una sonrisa –Las personas prefieren llegar a lo que está a un alcance más cercano a ellos, pero, cuando algo les parece lejos, prefieren ignorarlo- Sonrió observándome y no comprendí de lo que hablaba, un silencio se avecinó sobre nosotros y no pude aguantar más, debía preguntar -¿Por qué eres tan insegura?- Quizás la pregunta salió más áspera de lo que planeaba, pero ya la había soltado, Alice abrió tanto sus ojos que creí que se escaparían de sus órbitas, para luego desviar su mirada –Lo notaste...- Musitó casi inaudible, y fue justo allí que sentí que todo en ella desprendía lo que quizás yo siempre transmitía, tristeza, nostalgia, añoranza, algo que por mucho, era alejado a la Alice que conocía, pero la chica se levantó del suelo, tomó muchos pétalos y los arrojó al aire, sacó su teléfono y colocó una canción que era la primera vez que escuchaba y extendió su mano hacia mí -¿Bailas?- Note que no quería hablar del tema, quizás, aún no estaba lista, y entendía lo que eso se sentía, así que decidí no insistir, tomar su mano y bailar con ella, quizás sus inseguridades eran los demonios internos que la aprisionaban muy adentro, pero, si algo quería transmitirle, era seguridad, no en mí, en ella, y no sabía cómo demonios haría eso, así me jugase cada célula viva en mí para hacerlo, pero quería que ella supiese lo valiosa que era, eso, era la nueva meta para mí.


...


Mi madre llegó a la reunión de padres y yo... Yo solo esperaba el destino que se me aproximaba, me encontraba sentado en las gradas fumando, cuando Alice llegó muy exasperada a donde yo me encontraba -¡No tengo tiempo para explicarlo, solo acompáñame!- Tomándome del brazo me levantó con una fuerza que no sabía que ese hobbit de 1.66 de estatura tuviera, arrastrándome hacia las instalaciones del colegio, en donde pude percatarme que la madre de Alice estaba esperando junto con Rhos, ambos con un rostro asesino, ¡Demonios!, sentí que Alice me había arrastrado como un ternero al matadero –Mamá ¿Te recuerdas de...

-¡Sí!, claro, el chico que te ayudó de tus "mareos menstruales"- Extendió su mano hacia mí –Soy la madre de Alice, un gusto- Sentí mi mano temblar, nunca una chica me había presentado a sus padres, de por sí, la situación era incomoda, yo no era el fregado novio de Alice –Un gusto- Estreché la mano de la mujer y como si ya la situación no fuera lo suficientemente molesta, mi madre apareció convertida en furia en escena -¡Xander Gabe Guess, ¿Cómo es que reprobaras otro año?, ¿Sabes lo que eso significa?!- Sabía que ella llamaría a mi padre, y que lo que me venía encima era no solo otra discusión, más hematomas que decoraran mi piel pálida, ya habían sanado por completo los que me había ganado por mi intento de suicidio, pero toda la vida vivía con hematomas, que ya no tuviera era extraño, así que sabía que mi "buen padre", me colaboraría en la creación de nuevos hematomas, la madre de Alice alzó una ceja observando a su hija, y yo quedé allí de pie, por unos segundos, inundado en el silencio que todos guardaban, mi madre giró su mirada de mí, viendo a la mujer a Rhos y Alice que se encontraban de pie frente a nosotros, se giró a verme y tosió con vergüenza, extendiendo su mano hacia la mujer –Soy la madre de Xander, un gusto- La madre de Alice repitió el gesto, al igual presentándose -¿Alice eh?, creí que enserio su nombre era entrometida- Alice infló sus mejillas intentando contener una carcajada, yo estaba serio, rodé los ojos y rasqué mi cuello -¿Nos podemos ir?

-Xander- La madre de Alice pronunció mi nombre para llamar mi atención, la miré al instante –Mi hija ha tenido muchas faltas a sus clases, ¿Puedes explicar eso?- Mi madre me miro echa una furia, sus negros ojos destellaban un mar de enojo, suspiré hondo, trataba de buscar una buena excusa, pero Alice refutó al instante en que yo pensaba –Xander no tiene nada que ver con esto madre, ya te he dicho, mejor vámonos, es tarde, disculpe la molestia señora...

-Neith- Añadió mi madre, al darse cuenta que Alice no conocía su nombre –Señora Neith, un gusto, disculpe las molestias, ya nos vamos- Alice le arrojó a su madre una mirada de enfado, y su madre le dirigió una mirada asesina aún peor, ambos ojos rojos me causaban pánico, eran hereditarios, pero ¡Demonios!, me alegraba no ser el padre de Alice, que esa mujer me llegase a mirar a mí de esa forma, juro que preferiría ver al diablo, Alice se adelantó, su madre se despidió y Rhos solo rodó sus ojos de mí, mi madre me miró –El año- Dijo, recordándome que estaba por perder el año –Lo recuperaré ¿De acuerdo?, no llames al imbécil de mi padre, tengo edad para resolver mis problemas yo solo- Mi madre bufó enojada –Te lo dejaré pasar esta vez Guess, pero si pierdes el año, seré yo quien te mataré.

Simplemente EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora