20 de Marzo, Primavera.
No tenía ganas de ir al colegio, hoy celebrarían el aniversario de la institución, no quería más festividades absurdas que se inventaban con tal de generar participaciones de los estudiantes, involucrándolos en más cosas que no fueran tarea y que aun así fueran evaluadas, odiaba este colegio, si no fuera porque no tengo derecho de opinión y solamente debo aceptar los mandatos de mis padres hasta mi mayoría de edad, ya me fuese cambiado de cárcel, o me fuese ido de esta ciudad, no tenía nada nuevo, no tenía nada importante, todo era matutino, los mismos zombies los Lunes por la mañana, los muertos vivientes un Domingo a las 6:00am, quizás alguna que otra noticia en los barrios bajos de algún asesinato en la madrugada, era lo mismo, una porquería completa de ciudad, y yo como todo un habitante más en este chiquero rutinario, soñaba con algún día irme a otro lugar, quizás a Ámsterdam, había visto fotos de como lucían los inviernos tras las anaranjadas luces coloniales de la ciudad, y creo que no había iluminación más hermosa que la que presentaba esa ciudad en sus frías noches, o en los otoños, todo tan completamente rojo, café y anaranjado, eran tan Alice... Suspiré al pensar en eso y luego expulsé el aire en un bufido que por fin me arrancó el sueño el cual tenía cargado, al final tuve que levantarme y alistarme, si iba a perder otro año, al menos quería disfrutar de burlarme de los imbéciles del colegio, era la mejor parte al final de cada día de clase.
Casi no desayuné y esta vez no porque no me apeteciera, iba tarde, aunque para mi madre, yo iba temprano, pero era Sábado, y no quería que todos me viesen llegar usando mi ropa de rockero drogadicto y mi cara de muerto combinado con un loco desquiciado, así que prefería llegar antes que todos, irme a mi pequeño refugio, colocarme audífonos y perderme en un concierto al cual no asistiría ni queriendo, así que solo bebí un vaso de batido de fresa y me dispuse a marcharme, prometí a mi madre comprar un sándwich en el camino, tal vez no lo haría.
...
Me puso de buen ánimo llegar al colegio y que no hubiese nadie aún, como era un día de festividad, todos solían llegar más tarde de la hora, no se tenía que ser tan puntual, tenías permitido llegar hasta 1hora tarde, luego de eso ya no era válido tu permiso, eras un irresponsable, pero a mí me daba igual, yo nunca entraba a clases, me quedé fumando bajo mi pequeño refugio, mientras los rayos del sol golpeaban cálidamente mi cara, la mañana es muy bonita verdaderamente, hoy era un buen día, quizás, lo único que podía dañarme el buen genio que había recuperado desde que había arreglado las cosas con la entrometida de Alice, era, la misma entrometida de Alice, más nadie, hoy tenía un fregado buen genio, extrañamente me sentía en paz, me sentía chingadamente feliz.
Los estudiantes comenzaron a llegar al cabo de unos 10minutos, y pude escuchar cómo se fue corrompiendo el silencio que adornaba apaciblemente el lugar, bufé con mucha flojera al escuchar que ya el colegio se había llenado de almas hipócritas que arruinaban el ambiente de serenidad de este lugar, aunque mi pequeño refugio era una especie de santuario para mí, este árbol de flores rosadas que pintaban el suelo pastoso del color de sus pétalos preciosos, no podía resguardarme por completo de imaginar que estaba en cualquier otro lugar, menos en este colegio de la fregada... En fin, solo podía colocar mis audífonos a su potencia máxima, y tal vez, escuchar Haunt U en versión extendida, para así dejar que las horas pasaran.
...
-Xander, ¿Qué haces?- Me encontraba fumando en las gradas, cuando Alice, Guel, Ángel y Winder, llegaron en su mejor modo de Isabella la de Phineas y Ferb a preguntar que hacía, osea, ¿Eran estúpidos?, creo que tengo un fregado cigarrillo entre mis dedos, al cual acabo de darle una calada frente a sus ojos, con mis audífonos puestos, y estos imbéciles preguntan ¿Qué estoy haciendo?, no ni modo, ando filosofando sobre la cura del cáncer, fregados idiotas –¿No ven que ando hablando con Napoleón Bonaparte- Les dediqué a todos una mirada de seriedad, haciendo notar que hablaba "enserio", pero con mi mejor tono sarcástico en la voz, para que entendiesen lo estúpido que se vieron preguntando ¿Qué haces?, tarados.
Todos se sentaron sin decir nada a tratar de adivinar lo que quizás yo pudiese haber estado pensando, pero, no comprendía que podían querer, era muy extraño, ok, los chicos siempre estaban juntos, pero ¿Qué demonios hacía Alice con ellos?, allí era lo extraño, pero antes de que pudiera hacer algo para adivinar o preguntar qué creían que hacían, Naivol apareció de la nada, llamando a Alice, estaba parado en el campus, justo frente a las gradas, con un ramo de rosas en las manos, ¿Qué diablos le pasaba?, la entrometida se giró a mirarlo, realmente, todos los que estábamos allí, giramos a mirarlo -¿Puede ser más inoportuno esto?- Me susurró Ángel, tratando de evitar que Alice escuchara, y realmente lo evitó, la despeinada no había escuchado el susurro ni lo que Ángel acababa de decir, la chica bajó hasta llegar al último escalón de las gradas, Naivol era alto, quizás medía lo mismo que yo, y aunque Alice estaba a un peldaño de altura por encima de él, aún seguía siendo más baja, "Hobbit", pensé, de repente Naivol le extiende el ramo de rosas, blanqueé mis ojos al ver que Alice lo recibió, rechisté -¿No vas a decir nada?- Preguntó Winder, mirando expectante la situación –No- Contesté frío e indiferente, había logrado retomar mi trato con Alice hacía tan solo 5 días, pero, solo era un trato de amigos, había perdido su confianza, aunque ella no lo hubiera dicho, era algo que yo sabía, seguramente me creía un perro idiota, y sí, no evité que Milly me besara teniendo en cuenta de que Alice ya lo había hecho, un beso tiene demasiado significado, es cierto, pero, ¿Cómo le explicaba a la fregada entrometida que el de Milly no significo nada?, ahora que lo pensaba, quizás, si fuese al revés la situación, yo también hubiese tomado la posición de Alice, aunque fuese indiferente, frío, neutral y un grandísimo cretino, también me sentía muy pésimo e inseguro, quizás por mi tan baja autoestima, no lo sé y no me importa, pero, eso me generaba celos, al menos, podría llamarse así al revuelto de mi estómago cuando Alice hablaba con el imbécil de Naivol o el hijo de la fregada de Gram.
Alice se despedía de Naivol cuando este la tomó por el brazo, no se podía escuchar fregadamente nada porque estaban al inicio de las gradas, y nosotros al final, era lógico el no escuchar, pero al tomarla por su brazo, ella se giró a mirarlo, y sin que ella hiciese nada, él la beso, y fue justo allí, que como que si el karma fuese una chingada fregada, me estaba devolviendo la jugada, o me hubiese leído la mente, porque hacía tan solo un segundo, esto, era el fregado pensamiento en que me encontraba ahogado, lo peor era que la fregada entrometida no hizo nada para evitarlo, los chicos me vieron, pero al instante, antes de que pudiesen decir algo, ya había caminado hacia la otra bajada de las gradas y me había marchado, no me quedé a ver la escena, no me quedé a ver como otro hijo de la gran fregada besaba a la chica que amo, ahora quería sacarle las entrañas, imbécil, pensé, pero, ¿Con qué moral reclamaría algo?, si tenía de todo menos moral, me sentía ahora fatal, y toda la ira se transformó en un océano de inseguridad, el cuál una sola mentira fue lo único que me pudo calmar "Si ella está feliz, yo estaré bien aunque por dentro me esté matando", saqué de mi bolsillo un cigarrillo y lo encendí, me dirigía rumbo a mi moto, no pretendía ni quedarme en las gradas, ni quedarme en esta cárcel más tiempo, me iría de aquí.
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Simplemente Ella
Teen FictionXander Guess es un chico de 16 años de edad el cual no ha tenido una vida sencilla, teniendo en cuenta que ha sido el peor error de sus padres, creció lleno de traumas que le generaron trastornos psicológicos, tiene un carácter fatal y una personali...