Capitulo XXXII

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23 de Marzo, Primavera.


No le quité a Alice el habla, de hecho, el día anterior me había enviado un mensaje tratando de dar explicación a lo acontecido, a lo que claramente contesté que era su problema no el mío, no me importaba lo que Alice hiciera o dejara de hacer la verdad... Nuevamente me mentía a mí mismo, ¿Podría dejar de pelear contra mi mente?, quizás así dejaría de sentirme tan miserable, aun así era completamente imposible no sentirse miserable, desearía que por un minuto todo me resultara bien, pero parece que la vida suele colocarse en mi contra, y ya no podía nadar contra corrientes.

Fui al colegio sin ánimos, mi vida se venía encima, era como mirar cuando una tormenta se acerca y aún no has llegado a casa, y la lluvia te alcanza sin que puedas hacer nada, así me sentía realmente, en una tormenta, pero, había aprendido a disfrutar de la lluvia, quizás, quién me hizo aprender a disfrutarla, era la misma causante de este fregado torrencial, pero al menos, me había dejado una enseñanza, y al final de cuentas, si las personas que aparecen en tu vida, no dejan enseñanzas, entonces ¿Para qué demonios aparecieron?, Alice tuvo una buena función, pero ahora quería mantenerme más alejado de ella.

Y allí me encontraba a mí mismo, nuevamente caminando por los pasillos floreados de esta primavera, bostezaba por no haber conciliado el sueño, me dirigía a guardar mi casco en mi casillero, cuando escuché la voz de alguien que supe inmediatamente quien era al escuchar su voz –Xander...- La entrometida estaba justo detrás de la puerta de mi casillero, cerré la puerta, la miré y seguía mi camino, no quería hablarle, había tenido un tiempo de meditación lo suficientemente extenso conmigo mismo, como para dejar que ella estuviese jugando con mi mundo interno cada vez que se le antojase -¡Guess!- Alzó su voz para captar mi atención y sin saber por qué, he detenido mi paso en seco -¿Podemos hablar?- Preguntó, su voz era sumisa y podría decirse que hasta suplicante, me generó nauseas escucharla hablar así -¿Sobre?

-Lo de Naivol.

-No me interesa.

-¡No somos nada!, ¡De haberte quedado hubieras visto que le he golpeado por besarme!

-No me importa.

-¡Tú te has besado con Milly y te lo he dejado pasar!

-¡Impediste que golpeara a Naivol y a tu fregado mejor amigo, cuando ese imbécil fue el culpable de que violaran a Milly!- Las palabras surgieron de mi boca en un disparo, no esperaba decirle eso a ella, pero, la verdad, quizás fue el tiempo que lo tuve atorado en el pecho, que en un instante detonante, explotó todo lo que llevaba dentro.

-¿Qué?... ¿Qué... Qué dijiste?- La voz de la entrometida, ahora había cambiado a lo que podría describirse como un asombro incrédulo ante lo que confesaba, claramente no me creerá ni se pondrá de mi lado, acabo de decir algo muy fuerte sobre su mejor amigo, si no lo asimila, es su problema, pero le creo y le creí a Milly con lo que me confesó, nadie tomaría el uso de drogas por una diversión, a menos de que seas muy estúpido y desorientado, las personas que usan sustancias ilícitas tuvieron algún estado crítico por el que atravesaron, el cual los ha llevado a tomar esa opción como método de solución efímera a sus problemas –Si no quieres creerme Lynn, no es mi fregado problema, piensa lo que quieras, yo me voy- La entrometida llevó las manos a su boca haciendo una negación, mientras yo solo me alejé de allí, no planeaba seguirle hablando, creo que necesitaba espacio para que digiriese lo que acababa de vomitar sobre su mejor amigo, y decidir si lo creía o no.

...


Me encontraba sentado en la misma mesa de siempre, jugando con una papa frita en el pequeño recipiente de salsa, cuando escucho una voz familiar hablar tras de mí –Guess- Al girarme, los ojos vinotinto se clavaron en los míos, Rhos, el hermano mayor de Alice estaba de pie -¿Podemos hablar?

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