Capitulo XL

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14 de Mayo, Fuerte de la primavera.


La clase completa asistiría a la exhibición de fotografías en una "Galería de Artes", realmente era un pequeño espacio de un centro comercial en el que se exhibían el trabajo de unos estudiantes mediocres sin conocimiento de si quiera en qué lugar están, pregunté al guardia de seguridad si estaba permitido fumar dentro del centro comercial, pero me miró de mala manera, comprendí de inmediato el por qué, aunque aparentase ser mayor, estaba uniformado, eso daba a entender mi verdadera edad, bufé al darme cuenta que el hombre me ignoró, solté un suspiro y regresé a la exhibición, Alice por su parte estaba muy entusiasmada, no sabía el motivo de su emoción, solo eran fotos en un centro comercial, hablaba con las personas que se acercaban a nuestra fotografía y explicaba el significado de la misma, cosa que duró toda la fregada semana ensayando nerviosa y preguntándome insistentemente el significado de origen de la idea, eso involucró llamadas a las 3:00am con sugerencias e ideas para añadir a su dialogo, ¡Demonios!, era un fregado cerebrito que me tenía mareado, quería irme, tenía hambre, sueño, ganas de fumar, pereza, la gente me cansaba, el viejo cansón me obstinaba, todos querían preguntar y de vez en cuando yo debía hablar, odio las galerías de artes, suerte de aquellos pintores quienes están muertos y las personas entrometidas no preguntan qué sentimiento plasmaron en los cuatro garabatos que hicieron.

-¿Te sientes bien Xan?- Alice por fin decidió hablarme a mí y dejar por un momento la exhibición –Sí- Musité seco –No- Exclamé luego, retractándome de lo que acababa de decir -¿Qué tienes?- Rascando mi cuello, observaba todo el entorno –Me está dando un ataque de ansiedad y debo fumar- Alice rodó los ojos ante mi confesión de mi estado -¿Por qué siempre debes fumar?- Preguntó, estaba cansado de explicarle, y realmente, yo no debía darle explicaciones a ella –Ya te lo he dicho Alice, solo lo necesito y ya.

-No es cierto- Refutó con mucha firmeza en la voz, comenzaba a agotar mi paciencia, no contesté y mi silencio la alteró -¡Por Dios Xander, esto puede ser divertido si dejases de mirar todo con desprecio!, solo sonríe y deja el vicio- Nuevamente no contesté, trataba de que Alice comprendiese que no quería tratarla mal, las manos me temblaban, la ansiedad me iba a matar y ahora la falta de mi paciencia empeoraba –Xander, no tienes que fumar.

-¡¿Quién demonios te crees para decirme qué hacer Lynn?! Alice- Traté de respirar y suspiré –No sabes lo horrible que se siente un fregado ataque de ansiedad, no trates de decirme que hacer- Le dirigí una mirada y me di cuenta que sus caobas ojos estaban mirándome con una expresión indescifrable, rechisté, tomé mi mochila y me fui, era un imbécil, pero, si ella no comprende lo horrible que es mi mundo cuando llega la fregada ansiedad, entendería el porqué de las cosas que no sabe por ser una niña de papá y mamá.


...


Conduje hasta el parque en el que había hablado con Milly, no venía aquí desde ese día, caminé sin un rumbo hasta conseguir una banca y sentarme, por fin pude encender un cigarrillo y llevarlo a mis labios, calmando la ansiedad con cada calada que daba, cierto, Alice tenía razón y odiaba admitirlo, me estaba matando en un innecesario vicio, solté el humo y aventé el cigarrillo al suelo, lo hice trizas con la suela de mi zapato, saqué mi teléfono del bolsillo y envié un mensaje a Alice –"Lo siento"- Sostuve el teléfono en mis manos, con la mirada clavada en la pantalla, ella estaba conectada, vi que vio el mensaje, pero, esperé, no respondió nada -¡Maldición!- Rechisté, batuqueé el teléfono, me levanté de la banca y guardaba el teléfono en mi bolsillo, buscaba sacar otro cigarrillo y tropecé con alguien, levanté la mirada para disculparme –Lo siento- Había tropezado con un chico que para ser sincero parecía un muerto, sus ojos eran extrañamente amarillos, no un tono natural, era como el de la miel fresca, una especie de ámbar quizás, su cabello era negro, blanco y toda sus mejillas estaban cubiertas por un salpicón de pecas –Descuida- Dijo, mirando al chico con el que andaba, bajé la mirada y seguí mi camino, hay personas muy peculiares en este mundo, y la más peculiar me había dejado en visto.

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