Simplemente Ella

Capítulo IV

08 de Noviembre, Invierno

-Alice no me agrada para nada- Soltó Ángel sin mínimo disimulo, volteé a verlo confundido, no entendía por qué podía decir algo así -¿Por qué?- Dije entre buche, pues tenía papas fritas en la boca –No lo sé, no es la clase de chica que considere genial bien, se ve que es demasiado tonta o superficial.

-¿Lo dices porque es amiga de Tony? –Contesté mientras sostenía una papa frita entre mis dedos, simulando como si fuese un cigarrillo y observándolo con detenimiento, sonriendo, fingiendo que yo era un detective o un investigador –Dios no es solo eso Xander, esa chica se ve que va a destrozarte emocionalmente, y tú no estás del todo bien hermano- Me causó gracia sonreí mientras a la vez rechistaba, girando mi mirada para localizarla, pude verla sonreír, regresé mi vista hacia Ángel y le contesté –Si va a destrozarme, que lo haga sin remordimientos, pero que nunca me falte ver su sonrisa tan espontanea- Ángel me miró con ojos de sorpresa, estaba seguro que diría cualquier burla o comentario de mal gusto, al contrario solo contestó –Solo no me agrada- Retirándose de la mesa se alejó, me quedé solo con mi ración de papas fritas, meditando un poco en lo que acababa de decir, maldije al darme cuenta de mis palabras exactas, casi no había tratado con esa chica, pero, si ella era quien terminaría de destrozarme mentalmente, entonces que lo hiciera sin dejar de sonreír.

...

-¡Xander!- Volteé mi mirada enseguida, caminaba en dirección a mi próxima clase, me tocaba literatura así que no me sentía realmente emocionado por asistir, al ver quien era sentí que quizás mi ánimo subía un poco –Hola niña- Le contesté, ella me sonrió y jadeó un poco, pues había corrido para alcanzarme –Xander ¿Estás ocupado?- ¡Demonios!, debía ir a mi clase y me preguntaba si estaba ocupado –No- contesté, la clase la podría recuperar luego -¿Quieres ir al campo?

-¿No tienes clases?

-El profesor no vino, se le presentó algo, al menos eso nos dijeron.

-¿Y Tony?

-Le toca Algebra –Sonrío mientras presionaba su brazo derecho con su mano izquierda, haciéndose notar que su suéter gris le quedaba extremadamente grande.

Caminamos hasta el campo, me parecía extraño que ella caminase siempre detrás de mí, no sabía si es que yo estaba caminando demasiado rápido y a ella le costaba seguirme el paso, llegamos al campo y nos dirigimos a las gradas, subiendo varios peldaños, me senté en el más alto y contemplé el campo, ya había comenzado nevar así que la blanca nieve cubría el suelo pastoso, todo se veía tan insípido, ella no subió hasta donde yo me encontraba, se quedó a 5 escalones por debajo de mí, volteé a mirarla, estaba parada balanceándose sobre sí, me regaló una hermosa sonrisa, Dios ¿por qué debías crearle una sonrisa tan radiante?, traté de ignorarla y regresé mi mirada hacia la blanquecina nieve, cuando la escuché hablar –Oye, me aprendí la canción- ¿Se aprendió... La canción? – ¿Ah, sí?

-Sí... bueno solo el coro, y debo pronunciarla muy mal, pero no la cantaré ¿ok? –No pude evitar sonreírle, me parecía re patética que se comportase como una niña pequeña –Tonta- Rechisté –Si quieres la pongo a sonar, la tengo en mi celular.

-¡Hazlo, Hazlo!- Comenzó a dar brinquitos y a balancearse como una niña que pide dulces a su padre, Dios está chica me estaba produciendo algo que sabía que no era bueno, no podía complacerla así no más, ¿Se había aprendido la canción?, quería escucharla cantar, así la pronunciase del asco, quería ver si era cierto –Canta y la coloco.

-¿Disculpa?

-Ya lo oíste, si no cantas, no te dejaré escuchar la canción.

-Eso no es justo- Reprochó abrazándose así misma a la altura de su pecho, me causó mucha gracia eso –No es tan difícil, hazlo y coloco la canción, si no lo haces, me temo que no la colocaré.