Capitulo XXII

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01 de Febrero, Primavera


La compañía de Alice se había convertido en una extraña adicción para mí, aunque nunca se callara y jamás dejara de preguntar sobre mi vida y sobre lo que pensaba de muchas cosas, esa pequeña curiosa y entrometida era mi nuevo motor de vida, a veces quizás hace falta saltar de un barranco y arruinar tus propios motores, para que llegue una Alice Lynn a prestarte su sonrisa como impulso de todos los días, por obvias razones mis lastimadas costillas rotas me impidieron jugar en los torneos, sin embargo me dejaron llevar la banda del capitán durante todos los juegos, aunque el equipo de futbol perdió, el de baloncesto y atletismo ganaron, odiaba eso, pues el imbécil de Tony Gram no paraba de pavonear por los pasillos del colegio, perseguido por un montón de babosas que perdían la dignidad detrás de él, y por obvias razones, llevaba a Alice de trofeo por cada pasillo de la institución, si Alice fuese fea, estaría seguro que ni si quiera ese idiota su mejor amigo sería, pero era claro que solo necesitaba un lindo prendedor que aumentase su reputación en la institución, miserable, pensé.

Me encontraba en mi pequeño refugio florecido, minaba todo el verde pastizal de sus pétalos rosa pálidos, solamente escuchaba música mientras disfrutaba de mi propia compañía, algo de silencio no era malo, y me había convertido en alguien no tan solitario desde la llegada de Alice a mi vida, seguía siendo el mismo idiota, miserable y amargado, sin embargo, era un imbécil con sentimientos ahora, una diferencia y un avance de algo que no era antes, Guel, Ángel y Winder seguían compartiendo tiempo conmigo, quedamos en ir al cine la próxima semana, Guel logró conseguir una cita con Sandy y tengo entendido que será hoy, hay una fiesta en casa de Tony, la celebración del equipo de baloncesto e invitaron a todo el colegio, no estaba seguro de si realmente debía ir, Alice estaría allí, y tenía un extraño presentimiento, un susto quizás, atorado en la boca de mi estómago, cuando solía tener estas sensaciones, no pasaban cosas buenas, miré la hora en mi teléfono y ya debía ir al almuerzo, así que pasando la mochila sobre mi hombre, metí la mano en mi bolsillo y comencé a caminar por esos infernales pasillos de esta cárcel, me había resignado a que perdería este año también, no sabría si realmente me expulsaría, el dinero de mi padre mantenía en pie este colegio todos los años, y lo único que yo debía hacer para que eso siguiese siendo así, era faltar a las clases, los profesores no me reclamaban nada, mi padre todo lo solventaba con un jugoso cheque en la oficina del director, así que mi colegiatura estaba comprada, arrojé mi cigarrillo a un cesto cuando una voz rompió el silencio –Xander Guess- Me giré para mirar quién me llamaba, era el profesor de gráficos, ese anciano desquiciado, quería hacer de mi vida colegial un asco, peor de lo que ya había sido en tanto tiempo, levanté mi ceja para indicarle al aciano que prosiguiera hablando –A mi oficina- ¿Para qué demonios me quería en su oficina?, viejo loco, hice una mueca con la comisura derecha de mi labio –Profesor no he comido, iré después de mi almuerzo.

-Su almuerzo puede esperar, agradezca que no llamo al director.

-Fregado anciano- Musité y el hombre se giró a verme, era lógico que me había escuchado y se había hecho de ideas que no, rodé mis ojos y caminé detrás del anciano, llegamos a la sala de profesores y entramos, el hombre se sentó en el viejo escritorio de madera y me indicó una seña con su mano de que me sentase, tomé asiento y solo me quedé observándole, esperando a saber que chingados iba a hablar, mi expresión facial era de completo fastidio y trataba de hacérselo notar -¿Sabe usted que está prohibido fumar dentro de las instalaciones del colegio?- Preguntó el anciano queriendo ser el perfecto profesor correcto, me fregaba la vida verlo -¿Sabe usted que impedir el derecho de une estudiante de asistir a su respectiva hora de almuerzo, es una violación a los derechos- Si algo había aprendido de Alice, es que siempre debe contestarse con base, le encantaba las clases de bases legales, y siempre que salía de su clase no dejaba de hablar sobre lo que le habían explicado, yo en esa clase solo hacía un garabato de un muñeco feo de palitos, en lo que parecía una sala de juicio, con un par de otros muñecos feos ahorcados, sí, realmente quizás estaba trastornado, pero no como para tener 16 años y colorear libros infantiles, ese trabajo se lo dejaba a la niña entrometida.

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