Capitulo XLII

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15 de Mayo, Fuerte de la Primavera


Despertar en el suelo de un balcón de cuarto de hospital, no es mi pasatiempo favorito que digamos, aunque mi madre insistió que yo regresara a mi casa, no podía dejar solo a Guel, la fregada culpabilidad de que se había caído de la moto era por mi fregada culpa me invadía, el sol irradiaba tan fuerte esta mañana, que mi piel blanca de mi pecho por mi camisa roja desabotonada, parecía relucir o tener una luz propia a causa del sol, me río de Rhos por parecer un vampiro, pero yo soy una fregada aparición, mi nariz es invadida por el delicioso aroma de carne y también miel, miro a Guel y aún sigue dormido, parece estar muy bien, miro al cielo azul y agradezco a Diosito que mi hermanito esté bien, aunque este fregado imbécil me sigue debiendo una moto, la mía esta fregada, rayada y en un pésimo estado, gastaría más en reparaciones que comprando una nueva, giro mi mirada cuando los sensores auditivos de mis oídos me indican que alguien ha entrado, una enfermera y una chica traen el desayuno de Guel, el exquisito aroma invade mi nariz, "¡Demonios que hambre tengo!", pienso, mientras veo el desayuno, el cual es Waffle, miel, moras azules, fresas, carnes secas y una naranjada o quizás batido de frutas tropicales, la enfermera se ve una mujer joven con una coleta desaliñada, abotono mi camisa al darme cuenta que la chica se sonroja al mirarme, ahora la recuerdo, es la recepcionista, esa enmarañada cabellera rizada es inconfundible, Guel despierta ante el ruido de la presencia de las chicas -Buenos días señor, he traído si desayuno- Dejando el desayuno sobre la mesa de enfermos que ha puesto sobre Guel -¿Eres Xander Guess?- Pregunta la rizada, asiento detallándola, parece ser una chica adinerada, ¿Por qué demonios trabajará en un hospital?, tampoco aparenta ser mayor de edad -La señorita Alice está en la recepción- Se da media vuelta y sale de la habitación, poso mis ojos sobre Guel que está devorando la carne como un caníbal desesperado -Me das asco- Digo, sonriendo sarcásticamente -Te dije que se le pasaría- Su tono de victoria en su voz es molesto y mi semblante se vuelve serio, odio darle la razón especialmente si esto involucra a Alice -Cuando puedas, dile que al menos salude, hago un notorio gesto de molestia y levanta sus manos, soltando un quejido de dolor -Te dije que no me importa- Me levanto y camino hacia la -Yo le diré, buen provecho Guel, aún me debes una moto- Ahogando su risa con el jugo que apuesto que casi le sale de la nariz -Lo compensaré.


...


Bajé las escaleras hasta llegar a la recepción, Alice hablaba con una enfermera, sus ojos rojos se clavaron en los míos al percatarse de mi presencia, su mirada era fregadamente fría y no entendía qué demonios le pasaba, el fuego de sus ojos rojos que usualmente me petrifican o me derriten y desarman, ahora me helaban, no entiendo que chingados pude haber hecho mal, ¿Es que esta fregada entrometida malagradecida, no sabe cuánto cuesta exhibir una pintura en un museo de reconocimiento?, me acerco a ella y su mirada parece desafiante hasta que me tiene en frente, vacilando el seguirme sosteniendo la mirada, y dirigiéndola al bolso que lleva en sus manos - Te traje esto- Extendiendo el bolso hacia mí, detallo el mismo y me percato que es mi mochila de viajes y deportes, miro a la entrometida, mi expresión es fría, alzo una ceja en señal de pregunta, ella capta mi confusión -No eres el único que allana una casa, obstinado- Se me escapa una sonrisa incrédula, ruedo mis ojos -¿Cómo entraste?- Ella alza sus hombros, tratando de restar importancia a lo que dirá -La llave bajo la alfombra- Dice, extendiendo su mano con la llave, tomo la llave y aprovecho para tomarla de la mano, pero ella rápidamente se suelta, mi expresión cambia a ser frío, y unos segundos infinitos pasan, siendo rotos por su voz -¿Cómo esta Guel?

-Está bien - Rasco mi cuello -Quiere verte.

-¿Habitación?

-300.

-Gracias- Alice pasa por mi lado y yo blanqueo los ojos, ¿Qué demonios le pasa?

Abro el bolso para revisar su contenido, trajo mi ropa cómoda, un mono de dormir negro y una franela gris, un par de medias y unos tenis, un paño, mi cepillo de dientes, mis artículos de aseo personal y dos emparedados de jalea, rechisto y blanqueo mis ojos, no la comprendo, mi madre aparece en escena -Xander- Pronuncia mi nombre y mira con confusión el bolso -Alice lo ha traído- Y antes de que la pregunta sea formulada por mi madre, contesto con una mentira, tratando de sonar creíble, para que no considere a Alice una acosadora, cuando el verdadero acosador soy yo -Le he dado la llave- Mi madre asiente -Si quieres ducharte, puedes usar el baño de mujeres de segundo piso, el de hombres está en mantenimiento, pero nadie utiliza ese baño, debo seguir mi guardia cariño- Dándome un beso en la mejilla -Nos vemos luego- Asiento y me dispongo a salir un momento antes de dirigirme al baño, estoy en el pasillo que da al patio del hospital, fumando mi cigarrillo, comiéndome los emparedados de jalea que Alice trajo para mí, es imposible comprender que le pasa, malvada entrometida, bipolar, ¿Cuantos apodos más tendría que colocarle para describirla?, resoplo cansado y suelto un gruñido de dolor cuando al mirar hacia arriba mi cuello cruje, el dormir en el suelo me está pasando factura, qué fregada.


...


Camino al baño del segundo piso, entro con mucha cautela de no conseguir a ninguna chica allí dentro, pero mi madre tenía razón, estaba completamente solo, así que cerré la puerta tras de mí, colocando el bolso sobre la mesa de mármol donde se encuentran los lavabos, suspiro, abro una llave, tomo agua entre mis manos y me mojo el rostro, despeino mi desordenado cabello negro y me dispongo a quitarme la ropa, desabotono mi camisa roja y me quito mis jeans negros, dirigiéndome a un cubículo de duchas comienzo a bañarme, no me incomoda bañarme en un hospital, a pesar de odiarlos, el bañarme en las duchas del colegio, me hizo perder la incomodidad de no bañarme en mi propia ducha, rápidamente ya estoy mojado y me aplico el jabón, en unos 5 minutos ya he terminado de bañarme, coloco las manos un momento en la pared, el agua cayendo sobre mi cabeza, aun no cierro la regadera, las palabras de Guel vienen a mí, recuerdo decirme que Alice hace mucho por mí, más de lo que hago por ella, y luego decirme que no la lastime, no pienso ni quiero lastimarla, pero mi personalidad repelente suele hacerlo y me maldigo y odio por eso, le doy un golpe a la pared y no entiendo, no entiendo qué más puedo hacer por ella, me he derrochado dinero que serviría para alimentar por 5 años a 10 familias pobres, solo por intentar ser romántico, pero esto del emocionalismo no es lo mío, ¿Qué más puedo hacer?

Salgo del cubículo a vestirme, llevo solamente mi toalla en la cintura, cuando de repente la puerta se abre de golpe, abro mucho mis ojos y siento que el estómago me ardió, incendiando mi esófago, laringe, faringe, mejillas y el resto de mi rostro, Alice se gira a verme y su reacción de vergüenza es inmediata, girándose hacia la puerta -¡Dios!, Lo siento... Yo...- Tomo una larga bocanada de aire tratando de mantener la compostura, ella es la última persona que me pasó por la mente que aparecería aquí, es la segunda chica que me ve en toalla, mi expresión se vuelve tenue con el recuerdo de Milly acosándome en el baño mientras me bañaba -Descuida Lynn, no estoy desnudo, la toalla me cubre- Alice se gira avergonzada, esta tan roja que no se distingue su rostro de sus ojos o su indefinido color otoñal de cabello, el recuerdo de Milly logró arrebatar mi vergüenza, solté un suspiro mientras saco la ropa de mi bolso, la miro de reojo y noto que aunque está completamente roja, me observa con detalle -¿Quieres foto Alice?- Mi voz sale extremadamente ronca, tengo una voz muy masculina, pero, me impresionó mi voz, y noto que a ella también, pues comenzó a mover sus manos y pies con nerviosismo -¡Pervertido!- Exclama y suelto una pequeña sonrisa de superioridad -Tu eres quien me sadiquea con la mirada Lynn- Soltó un chillido de vergüenza, me giro y camino hacia ella, sus ojos desvían los míos al acercarme, toso para llamar su atención -Lynn- Musito, sin apartar mi mirada de ella, noto su nerviosismo y ahora esta mas roja, ella emite un sonido que pregunta que quiero decirle -Has lo que vas a hacer que si sigues viéndome no puedo vestirme- Ella se avergüenza aún más y asiente, ingresando a un cubículo, aprovecho a colocarme mi mono y mi franela, ella sale del cubículo, me giro a mirarla y sonríe, yo me estoy colocando una media -Lynn- Digo, ella recuesta su espalda de un cubículo cerrado y asiente a mi llamado -Gracias por traerme ropa- Juega con su cabello y su voz sale fría en un susurro -No agradezcas- Tomo mi bolso y lo paso por encima de mi hombro para salir del baño, giro a mirarla pero ella no se mueve -¿Te quedaras allí?- Ella asiente y siento que el estómago se me estruja pues ni si quiera se gira para verme, salgo del baño sin decir nada más y no tengo el valor de preguntar qué sucede, ayer ella estaba bien, hoy no sé qué le pasa, ¡Demonios! Entrometida bipolar.

Simplemente EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora