—Hijo, baja rápido. A cenar.
Su madre al fin tenía tiempo libre. Por consiguiente se quedaría todo el día en la mansión en lugar de una oficina cerrada y sofocante.
La cocina se inundó de un delicioso aroma a estofado coreano. De esas que su mamá le preparaba cuando era un niño.
Cuando tenía un lugar seguro para refugiarse. Entre los brazos de su amada madre.
Todo cambió cuando se le presentaron nuevas oportunidades y se alejó técnicamente por completo del menor.
Ni hablar de su padre. Parecía que su oficina era su casa.
Y creció tan solo con empleados a su alrededor.
Tenía en aquel momento colocado dos grandes bufandas alrededor del cuello. Y tomó un supresor para que su olor extra sea suprimido.
—Hijo, ¿tu celo ya pasó? —consultó con un tono delicado de voz. —Porque el cuarto aun no ha sido limpiado... y ya pasó un mes desde la última vez que entraste.
—Sobre e-eso... no. Aun no...
—Ya veo... uhm... y cuando suceda, ¿traeras a tu alfa?, ¿cómo era que se llamaba? ¿Chan?
Soobin tragó saliva.
—No es mi alfa... y no... no lo traeré.
—Uh, ¿y eso porqué? —terminó de servir un plato. —El otro día me dijiste que él te propuso pasar su celo contigo.
—Sí, pero yo no quise... Él no me gusta.
—Parecer ser un buen chico, cariño. Deberías de considerarlo. —Soobin colocó una mueca.
Quiso cambiar de tema. De paso consultando algo disimuladamente. Con cuidado para tantear qué diría su madre.
—Un amigo mío... —se sentó en el comedor. Recibiendo un plato de comida frente suyo con un olor delicioso emanando.—Un amigo mío salió en cinta.
Su madre colocó una mueca sorprendida.
—Pobre muchacho. Eso pasa cuando no se cuidan. —dijo con tono despectivo.—Arruinó su futuro por completo.
Soobin se quedó en silencio. Cabizbajo.
—¿Es tu amigo dices?, aléjate de ese tipo de amistades, Soobin. Podría inculcarte cosas malas.
—Lo sé... aún así. Él todos los días la pasa mal. Él antes se sentía libre y tenía muchos amigos. Ahora no. Él siempre está triste, y se siente sólo. —murmuró.
—Se lo buscó. Eso es por irresponsable. No trates de justificar sus cosas, Soo.
Su tristeza hubiera sido delatada por su aroma, pero gracias a su prevención se tomó antes un supresor. Y no se notó nada.
Terminó de almorzar con un nudo en la garganta por haber escuchado las palabras frías de su madre, quien indirectamente le respondió a su confesión de estar en cinta.
Corrió hacia su habitación cerrando fuertemente la puerta. El gran foco que parecía un candelabro y yacía en el techo de su cuarto iluminaba el lugar, su cama de telas finas y almohadas suaves de la mejor calidad, fueron testigas de su amargo llanto.
—¿Qué voy a hacer ahora? —jadeó. Un hipido fuerte resonando, mientras que sus orejitas yacían rojitas por el llanto.
Labios temblando mientras que se aferraba con fuerza a las sábanas.
Se recostó boca arriba, mirando al techo.
"Tan solo un recuerdo más."
"Por favor."
Se excusaba ahora con que el padre de su hijo tenía gran parte de la responsabilidad.
Y quería ahora encontrarlo con desesperación.
El sonido de su tono de llamada interrumpieron sus pensamientos abruptamente.
Vio el contacto y era Beomgyu.
—No estoy con ganas de hablar. —respondió de forma seca, mientras que se secaba las lágrimas con el dorso de su mano.—Llámame más tarde.
—No, espera... quería proponerte algo.
—Habla rápido. —se levantó de su lugar, sentándose.
—Estamos tratando de ayudarte en lo que podemos, hyung. Incluso nos reunimos con Tae y Ning varias veces para pensar en alguna forma de encontrar al responsable de... eso.
Soobin se sintió conmovido de alguna forma.
—Aún así no tenemos pistas suficientes... y estamos algo extasiados por eso.
Apretó los labios.
—Y... usted... antes de salir... ya sabe... en cinta. —carraspeó la garganta. —Usted no era tan buena persona con los demás.
—¿Qué estás insinuando? ¿quieres decir que soy un bully? —dijo más exasperado.
—Algo así. No diga que no, hyung.
Se quedó en silencio. Era cierto que amaba burlarse de los demás, pero no era un bully.
¿Verdad?
—No sé a que quieres llegar con eso, Beomgyu.
—Nadie lo apoyará. Sus "amigos" lo abandonaron como si usted fuese un juguete, además de esparcir la noticia de que saliste en cinta.
Beomgyu no oyó nada.
—En estos momentos usted está en la penúltima clase más baja de la universidad. Los "normales".
Esa palabra. La que Soobin nunca esperó oír para referirse a sí mismo.
—N-No es cierto.
—Lo sabe más que nadie.
—No...
—Ahora lo es. Y debe de comenzar a aceptarlo.
—Maldita sea, Beomgyu. No sé a dónde mierda quieres llegar diciéndome todo esto. ¿Acaso quieres hacerme sentir más inútil e idiota de lo que ya me siento? —pronunció con un hilo de voz. De nuevo comenzaría a llorar. —¿No tienes más qué decirme?, entonces ad-
—Te llamé para decirte que deberíamos de pedirle ayuda a ellos.
Se quedó callado.
—¿Qué estás diciendo? —murmuró.
—Deberíamos de pedirle ayuda a ellos. A todos los que son " normales". Mientras más ayuda es mejor.
—Estás loco.—dijo con una mueca asqueada.
Y le cortó la llamada.
Prefería mil veces sufrir solo para encontrar al responsable de su desgracia que pedirle ayuda a unos cualquiera. Que técnicamente eran los ceros a la izquierda de la universidad.
Beomgyu estaba loco.
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␦| ¿Quién? © ¿sookai/soogyu/yeonbin/taebin? ᭀ
FanfictionDesde aquel día lleno de música, alcohol, sexo y drogas, al sentir síntomas de aquello tan temido por cualquier omega universitario, se juró encontrar al responsable de quien destruyó su futuro por completo. Y para su fortuna, tres personas eran la...