—Más despacio, hyung... —soltó un jadeo al sentir las cálidas manos de su mayor masajear su vientre. El líquido cremoso hacía que el agarre sea mucho más fácil, sin embargo, provocaba cosquillas.
—Perdón, Soobinnie. —besó su mejilla con suavidad para continuar con su trabajo. El omega ronroneó con gusto al recibir el contacto cariñoso.—¿Está bien si subo más tu chompa?
Asintió sin dudarlo. Y subió la prenda de lana que le había regalado hace unos días.
—Mgh, s-se siente bien, Yeonjun-hyung... —su mano buscó la suya, tomándola y entrelazando sus dedos. El rubio se mordió el labio inferior al sentir su cálida mano.—Más, por favor...
Tragó saliva. Y comenzó a extenderse hasta sus caderas.
Subía y bajaba. Su pancita estaba de crema, y el mayor se encargó de continuar con sus suaves masajes.
No quería que su menor se preocupara cuando le salgan estrías. Aunque de igual manera se vería bonito para él. La insistencia del menor le llevó a hacer aquello.
Soobin comenzó a besar su mejilla, mientras que Yeonjun comenzaba a embargar de más crema sus manos.
El rubio se sentía desfallecer.
—Gracias, hyung. —dijo meloso en su oído. El rubio sintió una corriente recorrer todo su cuerpo.—Lo quiero mucho, mucho. —besó su mejilla otra vez.—Mi bebé y yo lo queremos mucho.
Es cuando se dio cuenta de que estaba perdido.
—No es nada, Binnie. Yo los quiero a los dos mucho más. —besó su naricita. El omega sonrió gustoso, mostrando sus dos hoyuelitos. Frotando su mejilla contra la del alfa, tal cual un gatito meloso.
—Mgh, hyung. ¿Podría besar mi barriguita?, amo que me bese ahí. —formó un puchero.
No sabe si fue la forma en la que pidió aquello o el hecho de que le pidiera de nuevo hacer eso. Pero, provocó que sus cinco sentidos estén alerta y que su corazón latiera desenfrenado como una de esas colegialas adolescentes, emocionado.
Yeonjun nunca le negaría algo como eso.
Dándole un último beso en la frente, se separó de él, Soobin soltó un sonido de molestia, mas supo que su alejamiento valdría la pena por lo de a continuación. Se arrodilló a su altura y tomó su vientre entre sus manos para acariciar con sus pulgares la zona abultada.
Y comenzó a besar con delicadeza y dulzura aquella parte. Con parsimonia y cuidado. Mientras que le decía palabras de amor y lo halagaba por lo fuerte que estaba siendo. Por ser padre a temprana edad y decidir asumir la responsabilidad.
Algo que media universidad no hacía. Y en su lugar, lo juzgaban.
Mientras lo miraba a los ojos, entonces se dio cuenta de que su mejor amigo tenía razón. En que Soobin no se parecía en nada a sus ex's.
Porque a diferencia de ellas, sus labios no temblaban al ver como reía bonito, no prestaba toda su atención hasta cuando le contaba alguna simple anécdota, no sonreía como idiota cuando besaba siquiera sólo su mejilla.
Porque Choi Soobin se volvió alguien importante para él desde que lo acorraló en un rincón de los pasillos de la Universidad, para decirle únicamente que era alguien curioso, y que quería ayudarle con su embarazo.
Y en esa tarde, supo que no descansaría hasta ganarse su corazón.
—Hola, soy el amigo de Ryujin-ah, vengo para hacer un proyecto que la Universidad nos dejó.
Al otro lado, la fémina estaba más que confundida.
—Hola, joven... La cosa es que hoy, la señorita Ryujin, salió con sus amigas al centro comercial...
—Sí, también me dijo eso. Sin embargo yo me iré adelantando hasta que ella venga. ¿Me podría dejar pasar, por favor?
La empleada no tuvo de otra que dejar pasar al menor de edad.
¿Si es que en verdad era amigo de Ryujin? Jamás.
Solo era cuestión para que averiguara si la alfa tenía algún tipo de proyecto. Afortunadamente le tocó con la persona más idiota del mundo, y logró engañarlo para que le dijera que su reunión, se postergara. Lo demás fue pan comido.
Se dirigía a velocidad a la habitación de la fémina, abría la puerta sin mucho cuidado, encontrándose con que esta olía demasiado a perfume caro; arruga la nariz. Después saca su mochila para extraer bolsas con cierre por si encontraba evidencia.
Suspira porque en ese mismo cuarto de decoraciones lujosas, es que habían encontrado a Soobin durmiendo plácidamente. A nadie se le había pasado por la cabeza que había terminado de tener relaciones con un alfa, y por consiguiente estuviera en cinta.
Se relame los labios y se dirige a la cama. Sabía que las sabanas ya habían sido cambiadas y que el cuarto había sido limpiado. Y que muy probablemente no encontraría pista alguna, pero prefirió creer que tal vez algo había que continuó con su búsqueda.
Apartó las almohadas y examinó con atención, debajo de la cama no había nada relevante, el tacho de basura de al lado de su escritorio no tenía indicios de algo sospechoso.
Agotado, se colocó pensativo.
¿Qué más podría hacer?
Revisó los cajones y se encontró con una sorpresa.
Una caja entera de preservativos sabor tuti-fruti.
Oh, su rostro se coloró entero. Mas en lugar de dejar de ver aquel paquete, se dedicó a rebuscar en la pequeña mesita de noche.
Su rostro se iluminó en demasía cuando encontró un cuaderno con brillantina rosa y stickers de gatitos y perritos.
Era el diario de Ryujin.
Abrió de inmediato el pequeño cuaderno, y se ubicó en la página en que estaba escrita la fecha de la fiesta.
Leyó detenidamente cada palabra, con atención.
"Querido diario: ♡ . ' ' ♡ . ' ♡... "
Demoraría un buen tiempo. Sin embargo, ¿si leía todo el contenido no tendría alguna pista acaso?
ESTÁS LEYENDO
␦| ¿Quién? © ¿sookai/soogyu/yeonbin/taebin? ᭀ
FanfictionDesde aquel día lleno de música, alcohol, sexo y drogas, al sentir síntomas de aquello tan temido por cualquier omega universitario, se juró encontrar al responsable de quien destruyó su futuro por completo. Y para su fortuna, tres personas eran la...