Chapter Twenty-three

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Suspiró pesado cuando el agua caliente chocó contra su tibio cuerpo.

Se removió el cabello para atrás y se mordió el labio inferior, sus párpados cerrándose de esa manera.

Aún parecía sentir el aliento del menor chocar contra sus labios, viéndose gorditos y rosaditos, en forma de corazón.

Oh, ese omega era tan lindo. Y recién se había dado cuenta de lo agraciado que era, sus cabellos negros y lacios que caían sobre su frente, ojos almendrados y lóbulos tan suaves que moría por morderlos y besarlos.

Choi Soobin era tan lindo.

Sin darse cuenta comenzó a imaginarse escenas del menor y él besándose, pensando en que tan suaves y esponjosos serían sus labios. Que tanto podrían llevarlo a la locura. Y mientras se proyectaba eso, sentía acariciarle la cintura. Acariciarle su vientre abultado, al tiempo en que lo besaba con frenesí.

Se dio cuenta de que estaba perdido en sus pensamientos cuando el agua comenzó a quemarle la piel. Y cuando sintió calor en la entrepierna.

Se avergonzó totalmente, al ver esa acción inconsciente, por lo que tuvo que encender el agua fría.

Mas aún así no se calmó. Y tuvo que recurrir a lo que menos quiso.

Suspiró pesado y se vio la erección. Dudó en si tocarse o no, pero ya se le hacía tarde.

Soltó un jadeo largo al sentir su tacto sobre su propio miembro. Y recordó el rostro inocente y puro de su lindo amigo, gimió al sentir el estímulo que eso le ocasionó.

Duró unos seis minutos entre gemidos bajos y jadeos.

Mierda, se sentía tan sucio. Más cuando logró llegar con el solo pensamiento de su angelical rostro y labios rellenos.

Se enjabonó y se lavó el cabello. Todo eso de manera apresurada. Hasta que se rodeó la cintura con una toalla fue que se acercó al espejo del extenso baño.

Exhaló al ver de nuevo hematomas y mordidas borrosas en la clavícula, pecho y hombros, en el cuello algunas cuantas "picaduras" y en la espalda algunos cuantos arañazos.

Era tan raro. Era como si un oso lo hubiese atacado.

No le tomó importancia porque de tan sólo pensar en cómo es que tenía todas esas marcas en el pecho, le dolía la cabeza con fuerza. Debió de imaginar que alguna prenda que usaba contenía algo de lo que era alérgico.

Se vistió y se peinó. En unos pocos minutos al fin vería a su lindo amigo.

Y de nuevo la culpa le carcomía, el haberse masturbado pensando en su pelinegro de hoyuelos. Se sentía tan mal pero a la vez tan bien. Y era un remolino de pensamientos.

Pero decidió dejar de acordarse de ello y mejor bajó hasta la primera planta en donde estaba la sala, por consiguiente a la cochera en donde miles de autos robados yacían.

Tomó el que le pidió a su padre prestado.

—Eres una ternura. ¿Por qué eres tan adorable? —besó su mejilla para luego abrazarlo por la cintura. El menor ronroneaba bajo su tacto tan suave que quiso desplomarse en sus brazos para que lo cargase y lo metiese a su auto para recibir sus mimos aún más.

—Hyung, d-detegánse. —soltó un sonidito de molestia fingida.

—¿Cómo podría detenerme si eres tan lindo?—estiró sus mofletes para besar su nariz. —Eres... tan... tan...

Soobin lucía las mejillas rojas, orejas también, su rostro tan caliente que sentía que estallaría. Mientras veía el rostro de su hyung tan cerca y sus labios gruesos tentarle cada segundo que hablaba.

␦| ¿Quién? © ¿sookai/soogyu/yeonbin/taebin? ᭀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora