En la mañana lo saludó con rapidez y sin mirarle a los ojos, para no levantar sospechas de su comportamiento.
Soobin no se encontraba bien.
Los vómitos eran constantes y los antojos también. Las ganas de llorar aumentaban cada vez que veía el rostro de Kai y se sentía mal cuando su mirada se encontraba con la de su hyung.
Cuando fue la hora del receso, tenía la esperanza de reunirse con Yeonjun, pedirle mimos y cariño, consuelo y caricias, pero Hueningkai lo llamó.
Le dijo que quería hablar con él sobre su bebé. Pero de nuevo Soobin se sintió mal.
Fingió estar enfermo y así evitó hablar con el menor para ir a la enfermería. Le creyeron y se retiró a casa.
Pero lo malo es que no pudo juntarse con su mayor y eso le deprimió.
Quiso escribirle, pero sentía que no era correcto.
Porque en pocos días, Kai comenzaría a cortejarlo de manera oficial y pública. Se iría a vivir con él y si todo resultaba, se dejaría marcar por éste.
Lo decidieron de esa manera aquel día. Pero Soobin cada vez tenía más ganas de rechazar todo e irse a los cálidos brazos de su hyung.
Porque no era eso lo que quería, aunque desde un inicio lo dijo.
Y en su cama, con su nido y echo bolita, decidió llamarlo.
En otras ocasiones hubiera llamado a Beomgyu, su mejor amigo, mas éste parecía estar en otra cosa por su comportamiento ahora arisco.
-¿Soobin-hyung?
-Perdón por llamarte repentinamente, Tyun... sólo que yo... necesito ayuda.
-Claro, dime, ¿Qué pasa, hyung?
-Me siento mal, demasiado. Siento que muero...-murmura. Siente una opresión en su pecho, y después un punzón horrible en el vientre.
-¿Qué? ¿Necesita que le lleve alguna pastilla? ¿Sucede algo?
-No lo sé... Solo... quería preguntarte algo...
A la otra línea estaba Taehyun. Junto a un rubio que lo veía con los ojos atentos y bien alerta.
Estaba preocupado por su Soobin, y porque no le había dicho porque no fue al lugar donde siempre se encontraban.
Y ver que éste llamó primero al alfa menor... tenía curiosidad.
-Espere un rato, por favor. -cubre el micrófono de su celular y le susurra a su mayor. -Ya regreso, no toque nada. -el rubio quiso pedirle que se quedara y que ponga en altavoz la llamada.
¿Pero eso acaso no sería muy mandón de su parte? Tampoco tenía derecho a pedir eso.
Kang ya alejado del rubio, carraspeó la garganta e indicó que siguiera.
-¿Bien...?-se oye un pequeño silencio. Para después oír un jadeo. Taehyun se puede preocupa y pregunta de inmediato.
-Otra vez... duele.
-No entiendo, ¿le duele el vientre? si es así deberíamos de ir al doctor de inmediato, hyung.
-N-No sólo es eso, Tae... n-no sé si él te lo dijo pero... p-pero...
Se da cuenta que de poco a poco su voz se quiebra. Aprieta el puño porque no sabe qué hacer o cómo actuar en esos momentos.
-Tranquilo, ¿sí?... respire. Inhale y exhale.-Soobin le hizo caso. Mientras que este trataba de calmar su respiración irregular, volteó para ver si el rubio estaba por ahí espiando. Asintió cuando afortunadamente no lo vio.-Explíquelo con paciencia, ¿sí? tengo tiempo para escucharlo, no se preocupe.
-F-Fue Hueningkai.
No sabe qué hacer. Ni cómo reaccionar. Tal vez sigue soñando, como en la mañana cuando soñó que todavía podía besar los labios de Beomgyu con normalidad.
-Disculpa, ¿qué dijo?
-Hueningkai... me dejó... e-en cinta. -dijo entre lágrimas.
Bien, primero entra en calma. Inhaló y exhaló.
-¿Qué?
Más y más sollozos adoloridos.
Cuando quiso decir algo más, oyó como la puerta de su casa era cerrada con fuerza.
Abrió los ojos en grande, fue de nuevo a su habitación y no encontró rastro del rubio.
Supo que era muy tarde cuando vio que la puerta de la cocina estaba abierta. Porque significaba que Yeonjun todo el tiempo estuvo ahí, escuchando.
Sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento. Frente a la puerta de los Choi, tomaba sus rodillas para recuperar el aire perdido de correr ocho cuadras en tiempo récord.
No lo pensó mucho, no lo dudó ni un segundo. Ni bien escuchó un jadeo de llanto, supo que tenía que estar al lado de su pequeño dongsaeng.
Toca la puerta. Una empleada lo atiende, ésta lo mira muy extrañada. Pues ya hace semanas que Soobin no traía un nuevo amante. Deja pasar al rubio y ni bien entra, no tiene tiempo de ver con detalle cada rincón de la casa del pelinegro, pues está más preocupado por él que otra cosa.
Un sirviente le indica donde queda su habitación y se va casi corriendo. Sube las escaleras y frente a él está su cuarto.
Arruga la nariz al sentir tan triste aroma. Su corazón se oprime y en esos momentos sólo quiere abrazar a su omega, llenarle de besos mientras le consuela a lo que sea que le esté pasando.
Porque no tenía ni la mínima idea de porqué el estado de su menor, y supuso que tenía que ver con su ausencia en la biblioteca.
Ni siquiera toca, sólo gira la perilla. Desafortunadamente no logra abrir la puerta, entonces toca insistentemente.
-No entre. -se oye una voz tapada. Yeonjun cada vez más está ansioso.
Carraspea la garganta y habla.
-Soobinnie, ábreme.
Se oyen segundos de silencio que parecen eternos. El mayor siente que no está bienvenido en ese lugar, no por ahora.
-¿Q-Qué hace aquí?-esta vez la voz se oye más lejana. Más tapada y menos entendible.
-Déjame entrar, Soo...
-No... Váyase por favor... -dice con un hipido de por medio. Sólo logra preocuparlo mucho más.
-No estás bien... Soo... déjame entrar.-con una mano toca la puerta, apegándose a ésta más para que su menor lo escuchara mejor. -Déjame consolarte, por favor.-suplica.-Déjame besarte mientras nos abrazamos,-murmura en voz baja. -no sé qué es lo que pasa, pero te prometo que no me iré hasta saberlo. -no oye nada más que un silencio horrible. -Por favor, Soobinnie, bebé, abre.
Otra vez un silencio. Con la diferencia que después se oyen pasos pesados cada vez más cerca.
La puerta se abre y con eso se ve su Soobin. Quien está echo todo un desastre. Sus labios están rojitos por tanto habérselos mordido, cabellos revuelto, ojos brillosos y nariz rojita.
-Hyung.
Yeonjun no lo piensa ni un segundo. Va a abrazar al pelinegro. Y entonces sólo así, Soobin solloza con más fuerza.
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␦| ¿Quién? © ¿sookai/soogyu/yeonbin/taebin? ᭀ
FanfictionDesde aquel día lleno de música, alcohol, sexo y drogas, al sentir síntomas de aquello tan temido por cualquier omega universitario, se juró encontrar al responsable de quien destruyó su futuro por completo. Y para su fortuna, tres personas eran la...