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Calqué mi cuño sobre la receta recién llenada por mí, exténdiendosela luego a la mujer en la silla frente a mí, quien no tardó en tomarlo.

-Ya sabe que hacer, compre el medicamento en la farmacia. Surtirá efecto pero, si llega a haber algún problema vuelva y yo le diré que hacer. Recuerde dejar de beber el jugo de tomate o seguirá afectando su estómago.

-Está bien, muchísimas gracias por todo, doctora.

-No hay de qué.- dije con la amabilidad de siempre.

La paciente sale de mi oficina y yo relajo la espalda en el espaldar de mi silla giratoria. Tomo mi agenda para checar si hay alguna otra cosa pendiente pero esta era la última consulta de la mañana y todo está en orden en las habitaciones que atiendo, por ahora. Anotaba par de cosas cuando la pantalla de mi celular se alumbró mostrando una llamada. Terminé con lo qué escribía y alcancé el móvil. Mi corazón bombea rápido cuando veo de quien se trata. Inflo mis pulmones de aire y contesto.

**Llamada**

—¿Horario de almuerzo?— escuché su reconocible voz al descolgar la llamada.

—¿Lo sabías como?— pregunto.

—¿Puedes salir? Almorcemos, yo invito— siento de fondo sonidos conocidos, lo que me lleva a levantarme y aproximarme a la ventana, aparatando la cortina para poder observar al exterior. Miro la hilera de autos estacionados frente a la edificación y a duras penas puedo distinguir el suyo ya que no tiene nada en particular

—Uhm ¿Qué pasa si digo que no?.— me hago de rogar antes de decir que sí, tal vez sin querer perder la costumbre.

—Uf, pues... te perderías un almuerzo genial y la oportunidad de verme.— lo que dice hace que mi frente se arrugue y mis labios se extiendan y entreabran en una sonrisa involuntaria.

—¿Oportunidad?- bufé- ¿te consideras un trofeo?.

—¿Vas a bajar o voy por ti? Da igual, de todas formas almorzaremos juntos.— dijo y rodé los ojos. Tengo hambre y quiero verlo así que voy concederle la razón en mi mente porque decirlo en voz alta dañaría mi orgullo.

—Bien, dame cinco minutos.

Cuelgo y voy a por mi bolso, guardo mi celular viendo que no haya algo más que necesite llevar sobre mi escritorio. Dejo mi bata blanca tendida en el reposabrazos de uno de los sillones y salgo poniendo llave.

Paso los escalones de la entrada y manera inevitable me invaden recuerdos que me ponen silenciosamente vulnerable.

Flashback.

Bajo los escalones finales rápidamente y en menos de un minuto llego hasta cierta persona que me espera pacientemente recostado de su auto.

-Amor!- dije literalmente lanzándome sobre él, colgándome sin dudar de su cuello sabiendo que me abrazará también. Sacó las manos los bolsillos de sus pantalones y me abrazó adhiriéndome a su cálido y grande cuerpo.

Empujo el recuerdo y abro la puerta del asiento copiloto para luego adentrarme al vehículo. Taehyung está en el asiento conductor , y claro eso es lo primero que veo. Me encuentro una vez más con su pelo alborotado y su vestimenta ardientemente atractiva. Jeans se mezclilla rasgados en las rodillas, tenis rojos y camisa holgada de mangas largas.

-¿Puedo saludarte como yo quiera?- pregunta, yo lo entiendo al instante, mucho antes de que le viera quitarse el cinturon de seguridad. Pero no hice nada al respecto. Taehyung puso su boca sobre la mía, sosteniendo mi mejilla con su sexy mano tatuada. Nuestros labios danzaron brevemente con la correspondencia de ambos. Mi corazón agitado en medio de todo aquello. Un chasquido suena a la separación.

Fake Wings (ᴋ.ᴛ.ʜ ʏ ᴛᴜ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora