Disminuí la velocidad hasta por fin detenerme frente a la guardería para dejar a Dae. Eun-Sang no viene porque se ha puesto enferma, la estaría llevando conmigo al hospital pero su pánico por los hospitales relució en cuanto le dije lo que haría. Incluso quiso fingir que se sentía bien solo por no acompañarme, pero de todas formas yo misma le puse una inyeccion para que mejorara, no por nada soy doctora. Le dejé en casa llorando y enojada conmigo pero seguramente cuando llegue a la tarde lo habrá olvidado.
Deshice mi cinturón de seguridad y y procedí a quitar el de mi hijo, quien tenía en manos un par de juguetes, específicamente un avión y un dinosaurio.
-¿Llegamos, amma?- me preguntó Dae con esa vocecita irresistiblemente dulce.
-Sí mi vida, hay que bajar. Espera ahí- le dije para luego bajar del auto e ir a su puerta. La abrí y tomé su pequeña mochila. Lo agarré de las axilas y lo bajé.
Tomé su mano para dirigirnos hacia la entrada del luegar. Buscaba su salón cuando tropecé justo con su maestra, lo que agradecí porque estaba algo perdida. La señorita me saludó amable y me comentó algunas cosas sobre mi hijo que me importaban saber. Antes de marcharme me agaché frente a él y di un enorme beso en su mejilla sacandole esa sonrisa enamorada suya que amo. Le recordé comérselo todo y portarse bien, aunque esas eran cosas que el hacía.
-Da un beso a mamá- puse mi mejilla y el pego sus pequeños y mojados labios haciendome feliz - Te amo.
-Te amo- canturreó sin mencionar bien, y yo reí por lo tierno que es.
Otro beso y lo dejé irse junto a la mujer, miró hacia atrás un pequeño instante y yo agité mi mano.
Me marché por donde vine con la tranquilidad de que Dae estaría siendo bien cuidado ahí. Me metí al asiento conductor una vez más y emprendí marcha hacia mi trabajo, tengo quince minutos para llegar en tiempo.
Conducía normalmente cuando vislumbré algo que me hizo bajar un poco la velocidad y fruncir el ceño. Las calles de Londres no son tan concurridas como las de Seúl, pero no dejaban de serlo, no sé como pude darme cuenta de ello.
Había una señora -anciana- iba en la acera a mi derecha vestía con una bata parecida a las de hospital, su pelo completamente blanco por las canas. Por como miraba a todos lados y trastabillaba en el lugar se entendía lo perdida que estaba. Cuando pude ver su rostro tuve que agudizar un poco la vista porque me parecía haberle visto antes.
-¿Señora Sarah?- murmuré mirándola más para comprobarlo.
Espabilé y bajé de mi auto rápidamente. Por supuesto que la conozco, es la madre del señor Jack, sin dudas es ella. Según tenia entendido estaba ingresada en una clinica debido a su enfermedad, Alzheimer. Y bueno verle ahí desubicada me hizo pensar lo peor. No podia irme sin haber actuado bien antes.
Dudosa, coloqué mi mano en el hombro de la señora haciendo que me mirara rápido y con susto. No es facil tratar con personas en este estado.
-Señora- atiné a sonreír, incómoda. - venga conmigo ¿si?- encerré mi mano en su antebrazo y ella se soltó mirándome como a una extraña.
-¿Quién eres? Vete- me dijo groseramente y continuó observando a su alrededor, inquieta, dio unos pasos hacia la derecha pero frenó son saber adonde mas caminar. Se llevó la mano a la boca como si pensara.
-Oiga, oiga por favor- la perseguí dando un pequeño trote- usted debe venir conmigo.
-Shh!- me manda a callar bruscamente y yo me impresiono un poco- por aquí era mi casa, estoy segura...- siguió caminando-
-¿Qué?- hablo para mí, un paso detrás de ella.
-Oh!, aquí es! Mi casa!- corrió en dirección a una de las viviendas y empezó a tocar las paredes, frotando tambien las mejillas contra el pavimento.
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Fake Wings (ᴋ.ᴛ.ʜ ʏ ᴛᴜ)
FanfictionNo existieron tales alas, todo el tiempo fueron falsas. Si el destino les hubiera dicho que los uniría para separarlos, entonces las cosas se hubieran quedado en aquel accidental tropiezo. 𝑭𝒂𝒌𝒆 𝑾𝒊𝒏𝒈𝒔 Primer libro: Broken Wings Segundo lib...