Lo bueno siempre se repite.
Lady.
Sentí que algo a mi lado se movía, no sabía exactamente qué era, pero estaba tan cómoda que no le tomé importancia. Volvió a moverse y luego sentí frío. Abrí los ojos con algo de dificultad y ví unos rayos del sol entrar por la ventana.
Un momento, ¿era de día? ¿Y qué es este lugar si en mi habitación no tengo ventana? ¿Otra vez amanecí en la habitación de Evangeline?
No, la luz de la ventana venía de otra parte.
Quería moverme pero no podía, estaba en una parálisis de sueño, es extraño, ¿por qué estoy tan cómoda? Carajo quiero moverme, pero mi cuerpo adormecido no me responde.
Escuché una ducha, ¿qué...? ¿No estoy sola? ¿Dormí con alguien? ¿Con quién dormí? ¿Pero qué..?
Allí me levanté de golpe, un dolor de cabeza me cruzó el cerebro e hizo que apretara los ojos y volviera a recostarme, seguía algo desorientada, tenía una camisa que no era mía y unas bragas que tampoco son mías y de paso me apretaban.
Me incorporé de nuevo con más cuidado y me levanté un poco para sacarme la tela que se me había metiendo entre las nalgas ya que era muy incómoda la sensación.
¿Dónde estoy? La luz del sol y la pequeña ceguera no me dejaban ver mi entorno. ¿Será que dormí con Dylan otra vez? Arg, si es así, no vuelvo a tomar alcohol en mi vida.
Me froté los ojos tratando de aclarar mi visión y luego la llave del baño cesó y un momento después un torso desnudo con pequeñas gotas de agua me dieron la bienvenida.
—Buenos días —dijo Ester con su estúpida sonrisa encantadora.
Por alguna razón me sentí aliviada, mucho más aliviada de lo que debería, de haber despertado en la habitación de Ester y no en la de cualquier otro.
Pero esa no era la cuestión, la cuestión era, ¿cómo carajos llegué aquí y qué hice para tener una camisa y unas bragas que no son mías?
Mi cara debió ser un poema porque Ester se rió entre dientes y mis ojos siguieron un patrón de sus labios a su torso, de su torso a sus labios. Luego, con la boca seca y rasposa, le dije:
—Estas flaco.
«Y hermoso pensé», pero ni loca lo dije.
Él se encogió de hombros y me dió una sonrisa mientras con una toalla se limpiaba la humedad de la espalda.
—Así te gusto —dijo con todo el ego mejor fingido del mundo.
Bufé como si fuera lo más ridículo del mundo, aunque la verdad, me mordía la mejilla interna al ver esas pequeñas gotas suspendidas en su abdomen pálido. Pasé a morder mi labio inferior cuando se volteo a buscar algo en la cómoda y pude ver su espalda ancha y a través del pantalón gris de algodón que tenía unas nalguitas paradas y redondas a pesar de ser delgado, ladeé un poco la cabeza para apreciarlas mejor y tenía buenos atributos en la parte de la retaguardia.
Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos y centrarme en lo importante.
—¿Cómo llegué aquí?

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Remembranza
Genç KurguEra una vana esperanza la mía al pensar que todo lo bueno algún día iba a ser eterno. Era obvio que tenía que terminar. ¿Pero, por qué así? Habías sufrido tanto, no te dejabas querer por miedo a que un día desapareciera y terminaste desapareciendo t...