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Está el perdonar, el olvidar y el dejar que el tiempo lo cure todo. Depende de tí con cuál decides mentirte a ti mismo.

Ester.

—Ester, me aplastas las tetas —se quejó Lady por enésima vez en menos de quince minutos.

Solté un gruñido por lo bajo y me removí un poco para estar más cómodo. Su pecho vibró en un suspiro pesado y no le quedó de otra que seguir acariciándome la nuca.

Nunca hubiera imaginado que los pechos de una mujer sería un lugar tan cómodo, llevaba horas acostado en los de Lady y a pesar que me ha dicho que me quite un poco no le he echo caso. Es demasiado increíble estar así para tener que moverme.

Ella veía una serie animada que había hablado con mi hermana, algo sobre un gato y una mariquita. Me obligó a verla con ella pero me aburrió después del quinto episodio y su pecho tenía un letrero gigante que decía en letras negras aquí es cómodo”.

A parte que en dos días tendría el transplante, quería olvidarme del mundo un poco y Lady es experta en hacerme desaparecer de la faz de la Tierra sin hacer gran cosa realmente.

—¿Te molesta la cánula? —preguntó Lady después de ver qué me la arreglaba de nuevo.

Me molestaba mi cuerpo en sí. Todo es un maldito esfuerzo para hacer las cosas, el cansancio me tiene jodido y la respiración todavía peor. Y puedo quejarme todo lo que quiera, soy yo el que pasa por esta mierda y ya quiero que termine.

He tenido que tomar vitaminas constantemente para contrarrestar los síntomas. He estado más tiempo en esta cama de lo que he estado despierto en mi vida. Me siento como un maldito ser inútil incapaz de hacer nada porque las drogas me tiene bloqueado.

—Ester.

—¿Uhm?

—Te pregunté que si te molesta la cánula.

—Un poco.

Me quitó el cable de la nariz sin quitarme de su pecho y lo colocó en la mesita de noche.

Yo seguía con los ojos cerrados, escuchando su respiración y su corazón latir y era irónico que latiera en la misma sincronía que el mío.

Y tenía los ojos cerrados en parte disfrutando y en otra parte porque no podía abrirlos, estaba demasiado pesado y aunque tuviera la energía de un gato con ganas de dormir siempre, no lo lograba, estaba cansado, pero no llegaba a la inconsciencia, solo cuando me tomaba la última pastilla que tengo antes de dormir.

Creo que Lady hace que todo este proceso sea menos bochornoso, siempre que salgo de un procedimiento o unos exámenes ella me espera aquí, con su cara de amargada o de aburrimiento casi siempre y me recuerda que todo esté proceso tiene que valer la pena.

Una vida llena de esperar resultados hace que esperes que cada acción tuya debe tener un reacción.

Yo espero que la acción al aceptar todo esto tenga una reacción positiva, estoy cansado de estar en este hospital y aunque Lady está aquí para hacerme la vida más fácil, necesito irme a caminar las calles, no entiendo qué sentido tiene viajar a los mejores hospitales de los mejores países del mundo si vas a estar siempre encerrado en una habitación.

Escuché un teléfono sonar y luego sentí a Lady moverse un poco. La oí contestar la llamada.

—¿Qué? —siempre me daba gracia cómo contestaba así de directamente—. ¿Señora Olga? Le recuerdo que estás no son horas de llamar... No me ofenda , señora, que yo no tengo la culpa de su malhumor tan común que la vuelve más vieja de lo que es —solte una risa y Lady me pegó la nuca para luego volver a acariciarla—. Mejor cuénteme para que me llamó... ¿Qué en mi casa qué?

RemembranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora