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Por capricho del destino tenemos que pagar un karma que no nos toca.


Ester.

—¿Qué haces despierto? —me preguntó Esme somnolienta, frotándose un ojo para terminar de despertarse.

Levanté un poco mis comisuras en una pequeña sonrisa a medias ya que no tenía energías para nada y ella se acercó a sentarse en mi regazo.

—No podía dormir de la emoción —decidí decirle aunque no fuera cierto.

—¿Estás emocionado porque nos vamos mañana? —preguntó algo extrañada.

Asentí.

—No lo parece —dijo.

Suspiré por ello y la acosté en mi pecho sobándole la cabeza para que volviera a dormir.

A pesar de ser chiquita, Esme siempre ha sido una niña muy intuitiva, sabía interpretar las situaciones mejor de lo que uno podría creer. Ella sabía que desde hace una semana pasaba algo que no me he atrevido a decirle a nadie, porque me ha visto decaído y poco vigente con todo.

Nunca imaginé que volver a casa iba a ser así de deprimente, tenía la certeza hace unos meses que estaría más alegre, contento, incluso desesperado. Pero no. Extraño a cierta chica de cabello morado y personalidad de hierro, no puedo negarlo ni disimularlo.

Terminar mi relación con Lady fue y es duro, más de lo que alguna vez había pensado. Mis planes el día que le hice la sorpresa en el techo se fueron al diablo cuando ví su rostro al decirle que superé la Leucemia. Toda ella desprendía desánimo.

Mi plan era decirle que me curé para formalizar lo nuestro, para que fuera mi novia, para tener un vínculo más fuerte que me enlazará a ella.

Y cuando ví que se puso mal, sus ojos al borde del llanto, la manera en la que le costaba hablar supe que había un error. Y ese error que nunca había pensado era el tema de que vivimos en continentes distintos.

—¿Cuándo volverá Lady? —alegó mi hermana.

—No lo sé.

Tenía una pequeña, pero pequeñísima ilusión de que Lady volviera. De que entrara por la puerta de mi habitación, de verla antes de tomar el taxi, de encontrarla incluso en el aeropuerto y que dijera no me fuera y yo no me iría solo por ella. Pero era solo una vana esperanza.

Sé cómo es Lady, ella no lo hará, por más que lo piense, que lo pida y lo desee ella se alejara solo para no sentirse apegada a mí.

—Ella no volverá.

Mi cabeza palpitó de dolor en contra de mi pensamientos. He tenido estos dolores de cabeza espontáneos que no me dejaban en paz. Algunas veces son tan fuertes que terminaba adormeciendo una parte de mi cara, otras veces son apenas perceptibles, pero seguían allí.

No quería seguir pensando en Lady como lo hacía con Sky. Lady siempre iba ser la excepción, con ella me acuerdo de todo lo que pasamos, por los recuerdos inmemorables que siempre mantendré bajo mi retina que no son nublados por el mal rato que pasamos hace una semana.

Pero duele que ya todo lo que vivimos y lo que tuvimos que pasar haya quedado en nada. Y la entiendo en cierta parte.

Lady está algo dañada, entiendo que no debía querer estar lejos de la persona a quien ama le causaría mucha inseguridad aparte que es muy apegada a lo que quiere. Lo nuestro no se debe a falta de amor, o que nos dejamos de amar; nuestras separación es causa de que nuestra relación no sirve separados al estar tan acostumbrados al tenernos juntos siempre.

RemembranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora