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Conocerse mejor es el primer paso para dar a la intimidad.

Lady.

Dejaba que el lápiz siguiera el trazo de las letras a un ritmo contaste, juntando las palabras para volverlas párrafos y luego convertirse en frases, despejando mi mente escribiendo en las líneas de aquel cuaderno.

-¿Qué tanto escribes? -preguntó Ester, distraído en sus cosas y yo no paré de escribir.

Solo cuando ví por el rabillo del ojo que hizo un ademán para arrebatarme el cuaderno, lo cerré de golpe y lo alcé por encima de mi cabeza, fuera de su alcance, él intentando forcejear conmigo se fue acercando mucho a mi rostro, dejó de intentar quitarme el libro después de un rato y se quedó quieto. Arqueé una ceja dándole a entender que lo que intentó fue absurdo y aprovechando que estaba muy cerca de mi rostro me dió un beso corto en los labios, luego otro, y otro hasta que se separó de mí y siguió en lo que estaba haciendo.

Yo fruncí el ceño, extrañada por el acto tan patético que hizo y algo enfurruñada lo cogí de la nuca y junté sus labios con los míos en un beso largo e intenso, que me dejó mareada a pesar de que había sido yo quien se lo había robado. Pero es que correspondía tan bien...

Me separé y el me miró con una sonrisa en los labios rojos por los efusivos besos y yo lo miré con irritación.

-Besas patético -le dije a modo de reclamo, aunque no lo creyera en absoluto.

Negó con la cabeza divertido y procedió a poner toda su atención en la computadora, no sé si estaba editando o haciendo otra cosa, pero me le quedé mirando embobada como una estúpida, mientras hacía todo.

Tenía el ceño ligeramente fruncido, como cada vez que se concentraba en algo o cuando pensaba demasiado. Últimamente ha estado así, distraído o perdido en sus pensamientos, he tenido que repetir las cosas como quince veces para que pueda responderme. Y quiero suponer que es por el beso y la repuesta que le dí, que en realidad no respondió gran cosa.

No supe qué decirle cuando me preguntó qué sentía por él, nunca me sentí atraída hacía nadie que no sea simple atracción sexual. Cuando me hablaban de sentir, es obviamente al seudónimo de sentimientos, ¿no? Eso que libera altos niveles de oxitocina sintética que se adentran en el sistema, significa que al ver algo o alguien puede despiertar un sentimiento de atracción o apego, que normalmente son conocidos como los maravillosos "síntomas de enamoramiento".

Pero, cuando Ester me preguntó, no supe y tampoco sé cómo responderle o cómo responderme a mí misma. No sé si es enamoramiento porque nunca me he enamorado, no conozco el sentimiento por ende no puedo decir si puede ser eso. Además creo muy poco en el amor, creo más en lo que me hacen sentir las personas que en una sensación tan infravalorada por la sociedad, y todo lo que dicte la misma es erróneo porque son un conjunto de necios incapaces de cambiar de opinión.

Amor es una palabra muy significativa y mal utilizada.

Y no quiero usar esa palabra para lo que siento por Ester porque no sé a qué abarca, quiero esperar un tiempo más para definirlo, pero tiempo es lo que creo que menos tengo.

Aunque lleva más de una semana del trasplante de médula, he notado unas pequeñas diferencias en Ester que me llamaron mucho la atención.

Como, por ejemplo, tiene más apetito, ya no tiene sudores nocturnos, y las pequeñas manchas desaparecieron. Algo muy poco, que no sé si es una mejoría, pero son pequeños detalles de los que me he dado cuenta.

Sigue débil, más débil que antes y me... inquieta eso.

Evangeline dice que es normal después de un transplante, pero no estoy segura. Después de que lo besé, que se sintió de maravilla por cierto, me he percatado de cada minúsculo detalle y cada uno de sus gestos. Me he vuelto obsesiva con su salud, estoy atenta a todo lo que le sucede desde el día del transplante porque tengo un presentimiento de que algo no va como debería.

RemembranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora