29

1 1 1
                                    

Visitas antiguas que complementan y llamadas de histeria que atormentan.

Lady.

Acariciaba el cabello de Ester como si de el material más suave se tratase. Tenía un melena negra hermosa, y tan sedosa que era gratificante para mis dedos acariciarlo gentilmente. Mientras él estaba acostado en mi regazo, medio dormido, yo veía una serie que Esme me recomendó.

Al principio era entretenida, luego de que la primera temporada se volviera más de lo mismo junto con la segunda me aburrió un poco, pero se puso intenso en la tercera y de allí me enamoré. Tenía bastante tiempo que no veía series animadas. Pero esa de la mariquita con el gato negro me estaba enamorando.

Estaba tan tranquila con Ester así, casi dormimos, con su respiración pasible y en calma, teniendo en cuenta que estos es lo que más me gusta del día. Tenerlo conmigo.

Y me sentía extraña, hace tres meses y medio que nos conocemos y fue capaz de envolverme de una manera tan grata y sin darme cuenta terminé enganchada él. Es increíble cómo pasa el tiempo sin uno percatarse.

Hablando de tiempo y lo que a el respecta, ya siento que Ester está un poco mejor. A cómo estaba antes, a tenido un avance. Y eso es lo que hace que me llegue un pensamiento un poco inquietante a la mente.

¿Cuánto tiempo se quedará aquí?

Nunca me había puesto a pensar en el tiempo en que Ester se quedará. Sé que después de que él supere la Leucemia le darán de alta cuando mi madre lo vea correcto, pero... ¿qué viene después de eso?

¿Dónde quedamos nosotros? ¿Dónde quedó yo?

Suena egoísta y por esa misma razón no me he atrevido a pensar ni hablar sobre eso, porque no voy a poder evitar que suene egoísta. Pero es que entiéndeme; Ester y yo hemos estado tanto tiempo juntos, hemos dormido juntos, lo he llevado a los sitios que jamás llevaría a nadie, le he hablado de mi padre, me ha visto vulnerable, drogada, alcoholizada, sensible, desnuda. He estado con él día y noche, cuando no ando pegada a su cuerpo lo llamo y me preocupo por él. Me ha dicho que está enamorado de mí, incluso... ¿de verdad crees que se iría así por así después de que hiciéramos tanto? ¿De verdad él sería tan cruel como para hacer que yo lo quiera para después irse igual?

Yo lo dudo. Pero el pensamiento aparece de momentos, causando inseguridades en mí.

Dieron unos golpes a la puerta, pero yo no me quise parar así que dejé que quién sea que estuviera en la puerta se cansara de esperar y se largara, pero sucedió todo lo contrario.

Patearon tan duro la puerta que la misma se abrió, dando un golpe seco y sonoro que hizo que Ester se sobresaltara del susto y a mí se me encendieran todas las alarmas del cerebro.

-¡Woho! ¡Que entrada tan dramática! -dijo un chico, pelinegro, entrando a la habitación de Ester.

Cuando Ester le vió el rostro el suyo adquirió una expresión de horror y fastidio para después esconderlo en mi pecho. Yo solo miraba al tipo que pateó la puerta con un mirada asesina y observaba entrar a otros dos chicos.

-¡Ester! ¡No creerás quién vómito en el avi...! -su voz fue muriendo a medida que me detallaba, yo le enarqué una ceja y lo miré con escépticismo-. ¿Quién eres y porqué mi amigo tiene su cara en tus tetas? -preguntó señalándome.

No le contesté y mantuve la misma cara de seriedad y la misma mirada fulminante. Era demasiado imprudente. Los otros dos chicos me miraban con curiosidad, uno de ellos tenía el cabello rubio ceniza con unos lentes que le quedaban entre bien y raro. Y el otro se veía más relajado, con cabello marrón. Siendo sincera, por la forma en la que vestía, parecía un hippie.

RemembranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora