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Uno enamorado comete unas estupideces.

Ester.

Cuando Lady salió por la puerta con un golpe sonoro hubo un corto silencio que Treent decidió romper.

-Que lindura tan siniestra -dijo ganándose una mirada asesina de mi parte.

Cuando Treent pateó la puerta lo último que me hubiera esperado era que mis amigos de secundaria vinieran a visitarme. No me sorprende en nada, pero no me lo esperaba. Anteriormente me habían visitado al hospital de Tokio y Londres, pero siempre me avisaban con anticipación.

-¿Por qué no me dijeron que iban a venir? -pregunté.

-Queriamos que fuera sorpresa -argumentó Patrick.

-Pero la sorpresa me la llevé yo al ver a esa preciosura misteriosa que estaba hace un rato -exclamó Treent-. Dios, ¿el cabello morado es un fetiche? Porque le queda fenomenal.

Puse los ojos en blanco. La verdad, la reacción de Lady fue divertida, casi podía sentir como fulminaba con la mirada a Treent o como observaba con escepticismo a Patrick. Y la cara de incredulidad de mis amigos al ver como con ellos era tosca, chocante e indiferente, y conmigo era lo opuesto a eso.

Hasta un beso me dió. Me sorprendí más que ellos porque ella no es de dar demostraciones de afecto en público, pero podía acostumbrarme.

Una mano pasó por enfrente de mi cara y observé a quién me privó de mis pensamientos.

-Ester -dijo Miles divertido-. Te quedaste dormido con los ojos abiertos. ¿Quién es esa chica? No parece bastante peculiar.

-Si es tu nueva novia, juro que por fin iré a la iglesia y agradeceré por este milagro -comentó Treent.

Una sonrisa de idiota bailó en mis labios. No, Lady no era mi novia. Ninguno de los dos a querido ponerle una etiqueta a nuestra relación, pero sé que ella me quiere y quiere estar conmigo y con eso me basta y me sobra.

-Es... complicado -musité rascándome la nuca. No sabía cómo definir la situación exactamente.

Miles arqueó una ceja, mirándome con incredulidad.

-¿Complicado? Ester, mirabas a esa chica como si fuera... ¿qué sé yo? ¿Como un solitario a la luna?

-O como un despechado a una botella de vodka. -añadió Treent.

-O como un enfermo a la cura del cáncer -dijo Patrick.

Otro silencio se instaló en la estancia, apreté los labios en una dura línea y confirmé lo que ellos estaban tratando de decir:

-Miro a Lady como si fuera mi salvación -alegué con un suspiro.

No contestaron de inmediato porque sabían que tenía razón. No mentía cuando había dicho que Lady se volvió tan importante en mi vida que ahora tiene la oportunidad de dañarme fácilmente. A pesar de que la concidero mi salvación también puede dañarme si se lo propone, por eso la concidero letal. Si me lastima estoy seguro que no podré recuperarme de eso.

-¿Cómo vas con el tratamiento? -preguntó Patrick.

Ah, eso.

-Bien -solté a secas.

Se miraron entre ellos por unos segundos.

RemembranzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora