La calma antes de la tormenta nunca deja un buen indicio de que las cosas salgan bien.
Ester.
—¿Qué tanto escribes?
Le pregunté a Lady, curioso, pero no le prestaba mucha atención en realidad. Estaba más conciente de mi comodidad mientras me encontraba acostado en su regazo, pero el movimiento de su mano me distraía y hacía que tuviera cierto interés en sus cosas.
—Nada que te importe —contestó de mala gana, como ya lo suponía.
Sonreí y cerré los ojos de nuevo, tratando de conciliar un poco el sueño sin lograrlo.
Desde que me enteré de que tengo un tumor en el cerebro me ha costado dormir. Toda la noche me quedé hablando con Lady hasta que ella se quedó dormida y más aún me quedé observándola dormir, velando su sueño, pero no podía evitar mirarla. Se ve tan tranquila cuando duerme...
Lady a estado extraña estás horas, muy... callada y pensativa. Se la ha pasado escribiendo en su cuaderno todo el día. No evitaba mirarme mal de vez en cuando o soltar uno que otro comentario tosco y frívolo, pero la noto... ausente.
Ni siquiera me ha mirado directamente a los ojos, aunque ha estado conmigo todo el día y desde que desperté no se ha movido de mi lado, siento que me evita de alguna manera.
Levanté un poco la cabeza para mirarla y seguía escribiendo en su cuaderno, con el ceño fruncido, concentrada. Entre cerré los ojos observándola con más detalle.
En la semana que estuvimos separados noté, cuando volvió, que las raíces de su cabello se estaba asomando un negro poco visible a no ser que te fijes bien. Tenía el cabello morado un poco más largo y unas ojeras espantosas. Por allí deduje que no había dormido muy bien esa semana.
—Deja de mirarme —alegó sin dejar de escribir y siguió anotando en el dichoso cuaderno.
Yo suspiré y me levanté, caminando hacía el baño rodando la vara con que se sostiene la intravenosa.
Me miré en el espejo del baño y note las ojeras y mi piel pálida. No tengo cara de tener un tumor, pero sin duda no me veo tan sano como quisiera, solo pareciera que tengo una anemia eterna y sufro algún tipo de desnutrición o algo.
Aunque mi aspecto es lo que menos me importa ahora. Pero he de admitir que me veo horrible.
Suspiré de nuevo dándole la espalda al espejo. Esto agota, es una agonía constante estar en esta situación de nuevo y, no sé por qué, siento que ya no lo vale. Aguantar una cirugía de cerebro no es cosa fácil, y ya no sé para qué lo intento siquiera. Mañana será la cirugía y no me siento contento por ello si no... agotado. Ya no puedo con un tratamiento más, ni con una cirugía más. No quiero estar más adentro de un hospital, pero es inevitable, es como si hubiera nacido para estar aquí por qué siempre hay algo que me retiene.
Encima no entiendo qué pasa con Lady. Se supone que ella está para hacer mi vida más fácil, pero está actuando extraño y no lo entiendo. No sé si soy yo, o es mi cabeza que se está haciendo ideas por lo negativa que está últimamente. Pero Lady está... apagada, reacia a hablar, recatada, cerrada, no sé qué otro adjetivo ponerle, pero está extraña.
Abrí la puerta del baño me quedé recostado del umbral de la puerta y la miré.
Me confunde tanto. Estos cambios de humor en ella no son muy frecuentes, pero cuando los tiene me cuesta tanto entenderla, es un cuestionamiento subjetivo que tengo y que no me deja en paz, hace que dude de mi cordura cuando no me habla, hace que tenga la inseguridad de su comodidad conmigo, hace que quiera pegarme la cabeza contra la pared mil veces solo para apagar esa voz que me dice que en cualquier momento me pueda dejar.

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Remembranza
Dla nastolatkówEra una vana esperanza la mía al pensar que todo lo bueno algún día iba a ser eterno. Era obvio que tenía que terminar. ¿Pero, por qué así? Habías sufrido tanto, no te dejabas querer por miedo a que un día desapareciera y terminaste desapareciendo t...