🌙| 74 | Venganza

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Capítulo LXXIV
Venganza
Final


 
  
Jungkook estaba a mitad de las escaleras cuando los gritos agonizantes de los Alfas se escucharon en el exterior. Se paró un momento, escuchando. Iban en cadena, cada uno volviéndose más doloroso que el anterior y el menor hizo una mueca imaginándose lo que su amigo estaba haciendo con esos hombres. No era solo Taehyung el que debía estar enojado con ellos en esos momentos. Su lado animal, Vante, también debía estar encendido en cólera.

Lo que sea que les estuviera haciendo, al final, se lo merecían.

Cada uno de ellos habían tomado sus decisiones. Eligieron seguir a su padre en vez de obedecer la orden de retirada, y aunque Taehyung y él intentaron siempre no matar a los renegados, existían momentos en los que no podrían seguir evitando lo inevitable.

Continuó subiendo los escalones restantes hasta el segundo piso y allí comenzó otra vez a gritar el nombre de su esposa.

—¡Nina! ¿¡Dónde estás!? ¡Mamá! ¿¡Dónde se encuentran!?

Había estado gritando sus nombres desde que puso un pie en el hogar del Alfa Kim, pero al no obtener respuesta, Jungkook comenzó a abrir y cerrar puertas a la desesperada. ¿Dónde se había metido su esposa pelirroja? ¿Y su madre? Ella tampoco daba señales de vida.

La preocupación golpeaba su pecho a la par que su corazón y sus manos temblaban cada vez que abría una puerta y la encontraba vacía. Odiaba que la casa de Seokjin fuera tan grande. Temía que algo malo les hubiera ocurrido o que tal vez su padre haya logrado sacarlas de la casa y-...

No, no era tiempo para escenarios fatalistas.

Ellas debían estar allí. Solo tenía que concentrarse para sentirlas. Se detuvo a mitad del pasillo y cerró los ojos, concentrándose. Llamó a los sentidos de su lobo, enfocándose específicamente en sus oídos, y estos empezaron a captar los más mínimos ruidos dentro de la residencia.

—¡Eres una maldita perra!

—¡B-Basta, Jungsuk! ¡Sal de aquí ahora mismo!

—¡Deja en paz a la señora Miyoung!

Luego un golpe en seco y el ruido de cristales rotos colapsando, lo hicieron despertar de su trance. Al abrir los ojos, las esmeraldas brillaron angustiadas mientras se daba vuelta hacia el lado contrario del pasillo.

¿Que había sido eso?

Esas eran las voces de sus padres y de Nina, pero sonaban lejanas y amortiguadas por las paredes. Ni siquiera con los super sensibles oídos de Ji podía entender bien lo que hablaban. Además, luego de aquel ruido de cristales, una punzada dolorosa se extendió por todo el costado derecho de su cuerpo.

Iba a ir enseguida al lugar donde había escuchado todo, cuando de repente el dolor se volvió más fuerte. Jungkook gimió, apegándose a la pared y sujetándose su costado. Al retirar la mano de sus costillas, se sorprendió y espantó al ver que estaba manchada de sangre.

—¿Pero que diablos?

Se levantó la camisa para verificar de dónde venía el sangrado, pero lo más insólito es que no tenía ninguna herida. Vió nuevamente su mano, y la sangre seguía allí, pero no hallaba explicación para ella.

No es nuestra...

Obviamente, pero ¿Entonces de quién es?

Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y la respuesta llegó a su mente al mismo tiempo que su nombre escapaba de sus labios.

𝑷𝒔𝒆𝒖𝒅𝒐-𝑨𝒍𝒑𝒉𝒂 | ᴷᵀᴴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora