•[Falso-Alfa]•
Las cosas hubieran sido más sencillas para Taehyung sí su pareja destinada fuera una Omega, pero lastimosamente las cosas no fueron así.
Al igual que para Moon todo hubiera sido más fácil sí tan solo su pareja destinada la amara y ace...
A Jungkook por poco se le cayó el teléfono de la mano al recibir aquella noticia por parte de Yeonwoo. Él sabía que algo malo ocurriría al encender esa máquina.
Lo presentía desde el primer momento en que siguió a su padre a la plaza, y volvió a sentirlo cuando visualizó aquella monstruosidad de aparato. La máquina que su padre que su padre había construido con ayuda de la manada Jung era de tamaño descomunal. Toda una pieza arcaica de engranajes y múltiples cilindros que giraban en sincronía, produciendo un horrible chirrido que cesando conforme la máquina encendía.
El pánico corrió por sus venas y empezó a sudar frío mientras su corazón martillaba dentro de su pecho. Su cabeza era un caos y en lo único que podía pensar una y mil veces, era en que iba a hacer si el lobo Yoongi se presentaba en aquella plaza, justo donde casi toda la manada estaba presente.
Dirigió su vista al frente, donde una gran multitud se aglomeraba confundida por el gran aparato instalado en el centro. Entendía que para ellos la situación pudiera parecerle muy extraña. Su padre había desaparecido, creando una mini crisis en la manada, para luego aparecer como si nada, dando órdenes de que quería a cada Alfa, Beta y Omega disponible esa mañana.
Nadie sabía por qué el líder había dado esa orden, ni mucho menos el por qué hacia todo eso... Pero Jungkook, sí.
Tenía que actuar rápido. Debía pensar en un plan que los sacará a todos del gran aprieto en el que estaban. Un lobo blanco dentro de una multitud que los odia era una mala idea. También era una mucho peor imaginar el daño que pueda hacer un lobo a la gente de su manada.
Jungkook miró de reojo a su padre, quién sonreía a su lado con la mirada fija en el mar de árboles que daba al bosque del oeste. Estaba a la expectativa de lo que pudiera aparecer entre las sombras y Jungkook sabía lo que estaba buscando.
Cambiaformas.
Cuando su padre le dijo que la máquina en la plaza haría salir a los Lobos Blancos, no esperaba que las cosas se dieran de esta manera.
—¡Jungkook! ¿Sigues allí? —La voz de Yeonwoo resonó agitada en su oreja. Fue entonces que el castaño reaccionó y asintió, para luego darse cuenta de que la rubia no podía verlo, así que hizo un sonido afirmativo—. Escucha, estoy siguiendo a Yoongi por el bosque, pero soy solo una Omega y no puedo correr tan rápido como él. Te enviaré nuestra ubicación, pero te advierto que se mueve rápido como un huracán, así que probablemente cuando la veas ya este a unos kilómetros de distancia.
—Esta bien, Yeonwoo. Me voy moviendo yo también... —Jungkook se alejó de todos y bajó de un salto de la tarima donde estaba su padre y el gran aparato—. Espero interceptarlo antes de que llegue a la plaza.
—Por favor, ven rápido...
Fue lo último que escuchó de la chica antes de colgar. Comenzó a moverse entre empujones para salir de la multitud, sin importarle las miradas curiosas que los miembros del consejo le dirigieron al verlo marchar, ni tampoco el ceño fruncido de su padre.
Su teléfono vibró en su mano y tuvo que alzarlo por encima de su cabeza para ver la ubicación. Al leerla, pudo respirar un poco más tranquilo. Aún estaba bastante lejos, y por primera vez, Jungkook se alegró de que su taller quedara casi en la frontera de la manada.
Todavía tenía oportunidad oportunidad de frenarlo a mitad de camino. Tendría que recurrir a la fuerza de Ji para alcanzarlo y llegarle de frente.
—¡Jungkook, espera!
El castaño se detuvo abruptamente, casi cayéndose, al oír la voz de Bae Quincy llamándolo. El susodicho abrió los ojos y maldijo en voz baja al verla llegar corriendo a su lado.
Había olvidado por completo que la chica había sido llevada a su lado para que estuviera junto a él. Su padre había querido dar la imagen de que Jungkook ya tenía a su Omega y pronto tomaría el mando de la manada.
Obviamente no había pensado que al verlo irse, Quincy iría tras él.
—» ¿A dónde vas? ¿Por qué te vas así?
—Quincy, ahora no tengo tiempo. Debo arreglar algo urgentemente. —Fue conciso y le dirigió una mirada de disculpa antes de seguir caminando entre la multitud.
—¿Puedo ayudarse en algo? —Quincy intentó seguirle el paso, pero había demasiada gente y ella no tenía tanta fuerza como para hacerlos a un lado—. Te ayudaré en lo que sea, solo dime qué vas a hacer y yo-...
—Quincy —Jungkook se giró una vez más hacia ella y la miró serio— Regresa a tú hogar. Las cosas podrían ponerse muy feas por aquí y no quiero que salgas lastimada. Regresa tranquila a la posada, y por favor, no hagas caso a lo que diga mi padre. Si él te dice que vayas a alguna parte como hoy, solo ignoralo, ¿Si?
Quincy no creía lo que acaba de escuchar de boca de Jungkook. ¿Él deliberadamente la estaba rechazando? Porque se sentía de esa forma. Llevaba días sin verlo, y justo cuando se reencontraban la trataba de una forma tan fría que la dejaba sin habla.
El Alfa se dio vuelta para seguir su camino y Quincy se quedó allí estática, procesando todo.
La chica se sentía pequeñita ante todo lo que pasaba a su alrededor. La trataban como a una muñequita de trapo, moviendola de un lado al otro sin que ella pudiera objetar a nada.
Así había sido esa mañana.
Solo vinieron por ella a la posada un par de Alfas, exigiéndole su presencia al lado del heredero en un acontecimiento que se estaba llevando a cabo en la plaza. Ni siquiera le explicaron de que se trataba el evento, simplemente la metieron a una camioneta y le llevaron allí.
Pero ya no.
Quincy se armó de valor y siguió a Jungkook aún en contra de lo que le había dicho. No le importaba sí se enojaba luego con ella. Se suponía que era su Omega, su deber era estar a su lado sin importar lo que pasara.
Ella lo ayudaría.
De repente, tropezó con alguien y Quincy cerró los ojos preparandose para caer de cara al suelo, pero el impacto nunca llegó. Abrió los ojos confundida y se encontró una mirada naranja brillante. El Alfa que la había salvado de caer la había sujetado de la cintura y ahora le sonreía mientras la ayudaba a erguirse.
—¿Por qué siempre las chicas con novio terminan en mis brazos?
Quincy tragó saliva y se quedó quieta viendo al Alfa Jung tomar distancia de ella. La Omega lo conocía bien, era el hermano menor del Alfa Líder de su Clan. Lo había visto varias veces recorriendo la manada, pero esta era la primera vez que se hablaban.
—» ¿A dónde vas con tanta prisa, linda?
Quincy se había quedado sin habla. Estaba hipnotizada viendo los hermosos ojos naranja de Jung Hoseok.
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